Kate le devuelve las alas a ?caro
El secreto del vestido se revela: la novia viste de Sarah Burton para Alexander McQueen
?C¨®mo se guarda un secreto? Mintiendo, claro. A pesar de las reiteradas negativas de los portavoces de la firma Alexander McQueen, Sarah Burton s¨ª era la encargada de dise?ar el vestido de boda de Catalina Middleton. Una decisi¨®n cargada de significado, dramatismo e historia que dar¨¢ lugar a abundante literatura en los pr¨®ximos d¨ªas.
"Miss Middleton eligi¨® la firma brit¨¢nica Alexander McQueen por la belleza de su artesan¨ªa, su respeto a la tradici¨®n y por la construcci¨®n t¨¦cnica de su ropa. Deseaba que su vestido combinara tradici¨®n y modernidad con la visi¨®n art¨ªstica que caracteriza el trabajo de Alexander McQueen", explica el comunicado emitido por Clarence House en cuanto Middleton puso un pie fuera del coche.
Sarah Burton, de 36 a?os, fue mano derecha de Alexander McQueen durante 12 a?os y la encargada de sucederle tras su muerte, en febrero de 2010. Se suicidi¨® a los 40 a?os, incapaz de lidiar con sus demonios. Siempre obsesionado por las aves, como ?caro, emprendi¨® un ¨²ltimo vuelo escapando de un mundo en el que no encajaba. Catalina le ha devuelto hoy sus alas.
La elecci¨®n de uno de los dise?adores m¨¢s geniales, inventivos y torturados de la moda contempor¨¢nea es atrevida. Pero tiene sentido y mucha ¨¦pica. En 2008, McQueen concibi¨® una colecci¨®n que mezclaba las referencias a la reina Victoria, la India y el duque de Wellington. Fue una de las m¨¢s hermosas de su carrera. "Tengo un olmo de 600 a?os en mi jard¨ªn", explic¨® entonces. "Imagin¨¦ la historia de una chica que vive en ¨¦l y sale de la oscuridad, conoce a un pr¨ªncipe y se convierte en reina". No es que Middleton salga precisamente de las tinieblas, pero la imagen encaja en este cuento como el zapato en el de Cenicenta.
Se especula que fue la directora de la edici¨®n brit¨¢nica de Vogue quien le aconsej¨® a Middleton que se decantara por McQueen. Entre otras cosas, porque su taller tiene una calidad de factura propia de un atelier de alta costura. La ¨²ltima colecci¨®n de Burton para la firma (la del pr¨®ximo oto?o/invierno) estaba inspirada por "la reina de hielo" e inclu¨ªa apabullantes vestidos, como un traje con una cola realizada con 500 metros de chiffon. A lo largo de su carrera, el malogrado McQueen exhibi¨® una particular (si bien controvertida) sensibilidad hacia la historia y la realeza. Desde que se licenciara en Saint Martins en 1994 mostr¨® gestos rebeldes y anarquistas. Se declaraba "anarquista, ateo y antimon¨¢rquico", pero acept¨® una condecoraci¨®n de la reina Isabel II en 2003, que le nombr¨® Comandante del Imperio Brit¨¢nico (CBE): "Solo la recog¨ª porque a mis padres les hac¨ªa ilusi¨®n".
Desde luego, han debido ser unas semanas intensas para Sarah Burton. Este domingo se inaugura en el Museo Metropolitan de Nueva York una retrospectiva sobre la carrera del dise?ador titulada Savage Beauty.
Es la principal exposici¨®n de moda del a?o, organizada por la poderosa Anna Wintour. Un a?o despu¨¦s de su muerte, Alexander McQueen alcanza una notoriedad, reconocimiento y popularidad que el fallecido dise?ador seguramente no imagin¨® ni en sus m¨¢s febriles sue?os. La coincidencia es una aut¨¦ntica org¨ªa para los intereses econ¨®micos de la compa?¨ªa, propiedad del Grupo Gucci (el tercero del sector del lujo mundial).
El inter¨¦s econ¨®mico no solo es para la compa?¨ªa que fabrica el vestido: se conf¨ªa en que sea un empuj¨®n para la industria de confecci¨®n inglesa. Por eso, las cuatro p¨¢ginas del texto de Clarence House enfatizan el car¨¢cter brit¨¢nico de todo el asunto y proporcionan toda clase de detalles. Por ejemplo, que el aplique de encaje del cuerpo y la falda fue realizado por la Royal School of Needlework (Real Escuela de Costura). La t¨¦cnica utilizada se denomina Carrickmacross y se origin¨® en Irlanda en 1820. La intrincada ingenieria del encaje fue supervisada por Burton y su equipo. Los trabajadores se lavaban las manos cada 30 minutos para mantener el tejido impoluto. El vestido rinde homenaje a la tradici¨®n de Arts and Crafts y al Romanticismo. Por supuesto, todos los materiales son de proveedores brit¨¢nicos.
Otros detalles: la cola mide 2,70 metros y el cuerpo de afilada cintura y caderas acolchadas es un gui?o a la tradici¨®n victoriana, as¨ª como una de las se?as de identidad de McQueen. En la espalda, hay 58 botones cubiertos de gazar y organza. El velo tambi¨¦n ha sido bordado a mano por los mismos artesanos. Est¨¢ sujeto por la tiara Halo, de Cartier, que Jorge VI regal¨® en 1936 a la reina Madre. Esta, a su vez, se la regal¨® a su hija (la reina Isabel II) por su 18 cumplea?os. Los pendientes de diamantes, de Robinson Pelham, han sido un obsequio de boda de los padres de la novia.
Alexander McQueen firma tambi¨¦n el vestido de su hermana, Phillippa. El s¨¦quito de la novia exhibe gran coordinaci¨®n. La dama de honor lleva en su traje los mismos botones y remates de encaje que en el de la novia. Las ni?as van vestidas por Nicki y Charlotte Macfarlane y sus atuendos se han realizado con los mismos materiales que el vestido de Middleton.
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