El doble castigo de ser presa en Ir¨¢n
Por ?ngeles Espinosa
El traslado a principios de mayo de ocho presas pol¨ªticas iran¨ªes de la c¨¢rcel de Rajaee Shahr en Karaj a la de Gharchak ha sacado a la luz "las condiciones inhumanas"de ese presidio situado al sureste de Teher¨¢n. Nada m¨¢s llegar all¨ª, las pol¨ªticas denunciaron la situaci¨®n en una carta abierta ¡°a la naci¨®n iran¨ª, los grandes ayatol¨¢s, las autoridades de la Rep¨²blica Isl¨¢mica y las organizaciones de derechos humanos del mundo¡±. La presi¨®n medi¨¢tica y de sus familias ha conseguido que fueran reubicadas, pero no as¨ª centenares de presas comunes.
"Preferir¨ªa que me hubieran ejecutado antes que pasar por esto", lleg¨® a decir a su familia Shabnam Madadzadeh cuando pudo comunicarles que la hab¨ªan cambiado de c¨¢rcel. El padre de esta activista estudiantil, detenida en febrero de 2009 y condenada a cinco a?os de prisi¨®n, fue uno de los primeros en dar la voz de alarma.
"La situaci¨®n en Gharchak es muy mala e incluso estamos recibiendo informaci¨®n a¨²n sin confirmar de que se habr¨ªan producido algunas muertes", comenta Sussan Tahmasebi, una de las activistas de la Campa?a por la Igualdad, cuya web enseguida se hizo eco de la denuncia de las presas pol¨ªticas. Tahmasebi, que el a?o pasado se fue de Ir¨¢n para evitar terminar en la c¨¢rcel como otras de sus compa?eras, atribuye a "la presi¨®n medi¨¢tica que las hayan sacado de la prisi¨®n", pero subraya que gracias a ellas se han conocido las horribles condiciones del lugar.
De acuerdo con la carta de las pol¨ªticas, la c¨¢rcel de Gharchak, que alberga a unos 2.000 reclusas, "tiene siete pabellones, cada uno con camas para unas pocas docenas, pero que est¨¢n obligadas a compartir m¨¢s de 200". Tambi¨¦n denunciaron la falta de ventilaci¨®n de esos calabozos y las desastrosas condiciones higi¨¦nicas ante la insuficiencia de retretes. "Hay dos letrinas y dos duchas para cada 200 presas, lo que les obliga a usar como excusado los espacios entre las camas", aseguraban. Adem¨¢s, al no haber m¨¢s grifos, usan la zona de duchas para lavar su ropa.
Las activistas presas tambi¨¦n revelaron la presencia en la c¨¢rcel de menores de 18 a?os y "graves problemas de malnutrici¨®n", en especial entre las m¨¢s j¨®venes. Seg¨²n su relato, las "tres comidas de autoservicio" que oficialmente ofrece el penal "a menudo consisten en dos trozos de pan seco y una patata o una peque?a porci¨®n de macarrones". Esa escasez hace que las reclusas luchen por la comida y que la fila para obtenerla sea un lugar peligroso, donde se producen frecuentes peleas.
Las pol¨ªticas parecieron decidirse a actuar despu¨¦s de un incidente en el que se derram¨® el termo del agua caliente para el t¨¦ y que las autoridades penitenciarias castigaron "arrancando las u?as de los dedos de una presa". "Estamos avergonzadas de lo que hemos visto a nuestro alrededor y m¨¢s de que esas atrocidades pasen en un pa¨ªs renombrado por su historia, cultura, arte, tradici¨®n isl¨¢mica y filantrop¨ªa", escribieron, amenazando con iniciar una huelga de hambre.
El eco de su carta, reproducida en las principales webs reformistas, y la movilizaci¨®n de sus familias, que tambi¨¦n se dirigieron al jefe la Comisi¨®n Isl¨¢mica de Derechos Humanos, Mohamad Hasan Ziaifar,ha logrado que las pol¨ªticas hayan sido sacadas de Gharchak. Sin embargo, los defensores de los derechos humanos desean ahora que se revisen las condiciones de ese penal. Les preocupa adem¨¢s que no se trata de un caso aislado.
Una semana antes, otro preso de conciencia, el activista estudiantil Zia Nabav¨ª, se dirigi¨® al presidente del Consejo de Derechos Humanos del Poder Judicial, Mohammad Javad Lariyan¨ª, para denunciar que en la "c¨¢rcel de Karun se ha desdibujado la frontera entre humanidad y barbarie". Pocos d¨ªas despu¨¦s, Nabav¨ª y otros 25 pol¨ªticos fueron trasladados a Ordugah Klinik, donde al parecer tienen mejores condiciones.
El sistema penitenciario iran¨ª est¨¢ en tela de juicio desde de que en el verano de 2009 se revelara la violaci¨®n de varios j¨®venes de ambos sexos detenidos por participar en las protestas contra la reelecci¨®n de Mahmud Ahmadineyad. Una de aquellas v¨ªctimas, Ebrahim Sharifi, relat¨® a EL PA?Sdesde su exilio en Turqu¨ªa c¨®mo fue torturado y sodomizado por sus carceleros. A pesar del trauma, Sahrifi vivi¨® para contarlo. Las autoridades han aceptado que tres j¨®venes murieron como consecuencia de los malos tratos.
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