Charlotte Perriand, demasiado pronto
Dos ¨¢ticos y dos viajes retratan a esta dise?adora francesa, hija de un sastre y una costurera. En la d¨¦cada entre 1920 y 1930, Charlotte Perriand (Par¨ªs, 1903-1999) ley¨® Hacia una arquitectura de Le Corbusier. Convencida de que cualquier trazo de m¨¢s deb¨ªa erradicarse de los amueblamientos dom¨¦sticos y segura de que la est¨¦tica maquinista deb¨ªa adue?arse del interior de las viviendas, se present¨® en el estudio al que se hab¨ªa trasladado el arquitecto suizo, en el 35 de la calle S¨¨vres, de Par¨ªs y llam¨® a la puerta. El maestro abri¨® y se la cerr¨® tras un breve intercambio de frases:
-¡°Aqu¨ª no bordamos cojines¡± fue su piadosa respuesta. No tardar¨ªa en pedirle perd¨®n.
El primo y socio de Le Corbusier, Pierre Jeanneret, lo llevar¨ªa a ver el Bar bajo el techo de cristal que la Perriand hab¨ªa levantado en la mejor estancia de su piso de reci¨¦n casada, el primer ¨¢tico de esta historia. A Le Corbusier le impresion¨® aquel interior luminoso y transparente levantado con vidrio, aluminio y metal. Fue entonces cuando pidi¨® perd¨®n y le ofreci¨® trabajo a Perriand. Pronto comenzaron a dise?ar juntos. Cobrar ser¨ªa otro tema, tardar¨ªa m¨¢s en llegar. Mientras, la dise?adora distra¨ªa el fr¨ªo abrigando sus piernas con papel de peri¨®dico. Aun as¨ª, durante el lustro largo que permaneci¨® trabajando para Le Corbusier, el fr¨ªo y la falta de medios no le hicieron dudar de la est¨¦tica helada y maquinista que propon¨ªan sus modelos B 301, para conversar; LC2, para relajarse y 306, la famosa Chaise-Longue que Perriand populariz¨® (es un decir) entre los arquitectos al posar tumbada en ella con las piernas cruzadas.
Hasta conocer a Perriand, Le Corbusier hab¨ªa amueblado sus interiores con las famosas y atemporales sillas Thonet, en madera curvada. De modo que, en Perriand, el arquitecto encontr¨® a su mueblista. Pero Le Corbusier no fue el ¨²nico arquitecto de Perriand. Tras divorciarse de su primer marido, la dise?adora inici¨® una nueva vida en un segundo ¨¢tico. All¨ª no construy¨® un bar de cristal, pero instal¨® una escalera en la ventana del ba?o para acceder a la cubierta del edificio y hacer all¨ª sus ejercicios gimn¨¢sticos diarios con Montparnasse a los pies. Debi¨® ser durante una de esas esforzadas rutinas cuando Perriand record¨® el otro escenario de su infancia.
M¨¢s all¨¢ de criarse entre las agujas y los dise?os de sus padres, Charlotte Perriand hab¨ªa corrido por la casa de sus abuelos en Saboya cuando era ni?a. Por eso, tras abandonar el estudio de Le Corbusier y al tiempo que comenzaba a trabajar para el pintor Fernand L¨¦ger, pero antes de hacerlo para Jean Prouv¨¦, Perriand comenz¨® a experimentar con materiales m¨¢s r¨²sticos: ca?as, madera y eneas. El campo le despert¨® el deseo de tocar superficies c¨¢lidas y la posibilidad de dise?ar para un p¨²blico m¨¢s amplio.
Con todo, la Segunda Guerra Mundial la pill¨® en Jap¨®n. Se hab¨ªa trasladado all¨ª para asesorar en la oficina de comercio sobre el tipo de dise?o contempor¨¢neo que pod¨ªa interesar en occidente. Cuando Jap¨®n se ali¨® con Alemania, Perriand trat¨® de volver a Par¨ªs, pero qued¨® atrapada en Vietnam, donde vivir¨ªa durante cuatro a?os y donde nacer¨ªa su hija Pernette. Puede que fueran esos dos viajes, las vacaciones en casa de sus abuelos y la larga y accidentada estancia en Asia, lo que le diera opci¨®n a Perriand a trabajar con el bamb¨². La empresa Cassina ha producido este a?o la chaise-longue Tokyo, que la dise?adora firm¨® durante sus a?os asi¨¢ticos y que nunca, hasta ahora, hab¨ªa sido producida de manera industrial.
La vida asi¨¢tica marc¨® los nuevos intereses de Perriand, cuando, de vuelta en Par¨ªs, comenz¨® a dise?ar mamparas y tambi¨¦n viviendas prefabricadas. ¡°Fue el proceso de an¨¢lisis, no un estilo, lo que nos marc¨® a los modernos¡±, escribi¨® en su autobiograf¨ªa Une vie de creation, publicada en 1998, un a?o antes de que, ya nonagenaria, falleciera en Par¨ªs.
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