La Junta retrasa hasta febrero de 2013 la entrada en servicio del metro de M¨¢laga
Obras P¨²blicas descarta ahora abrir parcialmente la infraestructura por su alto coste
La Consejer¨ªa de Obras P¨²blicas y Vivienda de la Junta de Andaluc¨ªa ha anunciado esta ma?ana que la puesta en servicio del metro de M¨¢laga, la principal obra que acomete el departamento que dirige Josefina Cruz Villal¨®n, no entrar¨¢ en servicio hasta febrero de 2013. La Junta ha desechado la posibilidad, anunciada y sostenida por las anteriores consejeras del ramo -Concepci¨®n Guti¨¦rrez, Mar Moreno y Rosa Aguilar- de abrir parcialmente dos tramos aislados de las l¨ªneas 1 y 2 del futuro suburbano en noviembre de este a?o.
Esta soluci¨®n, que consist¨ªa en que los trenes circularan en superficie por el campus universitario y bajo tierra entre el palacio de deportes Mart¨ªn Carpena y la estaci¨®n de Renfe, ha sido descartada por su alto coste econ¨®mico. "Con esa apertura parcial apenas si se conseguir¨ªan 2.000 pasajeros diarios, lo que obligar¨ªa a la Junta y al Ayuntamiento de M¨¢laga a abonar 12 millones de euros anuales a la empresa concesionaria de la explotaci¨®n del metro como compensaci¨®n por la llamada tarifa t¨¦cnica", aseguraron ayer fuentes de la Consejer¨ªa. El dinero que se ahorre se podr¨¢ utilizar en la finalizaci¨®n de la obra.
Hasta hoy, la Junta manten¨ªa la fecha del 11 de noviembre de 2011 como fecha de puesta en marcha del servicio. La agudizaci¨®n de la crisis econ¨®mica ha llevado al gobierno andaluz a poner sobre la mesa la inviabilidad de la apertura por tramos. "No tiene sentido usar la infraestructura para pasear hierro", afirman en la Junta.
El metro de M¨¢laga, que tiene un coste de 760 millones de euros, no entrar¨¢ en servicio hasta que se termine la uni¨®n de las l¨ªneas 1 y 2 en el entorno del barrio del Perchel, de modo que los viajeros puedan desplazarse entre las zonas m¨¢s pobladas de la ciudad y entre estas y el centro.
Seg¨²n las mismas fuentes de la Consejer¨ªa, el hecho de poner en servicio el metro con tan pocos viajeros y en dos tramos inconexos, puede suponer un lastre para la propia imagen y el prestigio del suburbano.
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