ENTREVISTA JOSEP MI?S:¡± La forma es una casualidad¡±

Su edificio para I Guzzini apuesta por el espect¨¢culo en la era de la negaci¨®n del espect¨¢culo ?Por qu¨¦?
A m¨ª me gusta hablar de buena y mala arquitectura. Y me gustar¨ªa estar entre la buena. Es innegable que la sede de I Guzzini es espectacular e ic¨®nica. Pero esa condici¨®n formaba parte del encargo. T¨² intentas hacer siempre buena arquitectura. Si adem¨¢s logras que sea ic¨®nica, porque el programa as¨ª lo espec¨ªfica, atiendes las necesidades del cliente y levantas un edificio que representa una celebraci¨®n: la del triunfo del riesgo.
?Cu¨¢l es el riesgo?El riesgo es vivir. El riesgo es llegar a formar una empresa, como hicieron los de I Guzzini y levantar ahora un edificio que represente esa haza?a, como hemos hecho nosotros. Tiendo a explicar c¨®mo funciona estructuralmente el edificio: colgado del tronco central, que es lo que realmente me interesa, pero todos vuelven a la forma. La forma es una casualidad, sin embargo, el edificio es un espect¨¢culo vivo que muda de color y se transforma con la iluminaci¨®n revelando as¨ª la naturaleza de la empresa que representa.
?No es este un momento dif¨ªcil para este tipo de arquitectura? Tal vez s¨ª. O tal vez simplemente no sea tan sencilla de hacer. Coyunturalmente todo nos pide discreci¨®n, pero sabemos que si no se arriesga no se sale de los momentos dif¨ªciles. De modo que el edificio retrata la confianza de los Guzzini en la innovaci¨®n. Va bien que alguien baile, que siga el baile.
Con un programa de 9.000m2, el globo aerost¨¢tico es peque?o. No avasalla. Se separa de los vecinos y se acerca a la autopista. Est¨¢ puesto como quedar¨ªa una bola, arrinconada en una esquina del campo por la fuerza de la gravedad. Se dice que los edificios ic¨®nicos funcionan aisladamente, pero ninguno puede funcionar si no est¨¢ bien puesto. Es decir, funcionan en relaci¨®n con el lugar donde se ubican. Pero al adquirir ellos tanto protagonismo se menosprecia la manera de ponerlos en el lugar.
?Reivindica ese saber ubicar? La ubicaci¨®n decide la mitad de la forma de un edificio. La gente cree que un inmueble ic¨®nico puede estar en cualquier sitio. No es cierto. El edificio de I Guzzini s¨®lo podr¨ªa estar donde est¨¢: rodeado de autopistas, poniendo tierra por medio entre ¨¦l y sus vecinos. Fijarse en el lugar significa reparar, haber entendido una lecci¨®n de la ¨¦poca de los iconos. Se podr¨ªa hacer la lectura inversa, pero yo reivindico ¨¦sta.
?La forma de su edificio representa a I Guzzini o a usted? Est¨¢ hecho para representar a la empresa. Yo me responsabilizo de esa decisi¨®n. Pero tambi¨¦n representa el propio experimento que es ¨¦l mismo. Y en esa voluntad de experimentar representa el esp¨ªritu de la empresa, una lucha continua que es lo que los define.
?La experimentaci¨®n siempre afecta a la forma de un edificio? S¨ª. A m¨ª me interesa mucho la geometr¨ªa. Es la base de lo que hacemos. La forma es una consecuencia de jugar con ella. La forma concreta de este edificio nace de preguntarse por qu¨¦ tenemos cinco dedos. Por qu¨¦ las estrellas de mar se abren en cinco brazos. Hay leyes en la naturaleza que te permiten observar n¨²meros que funcionan mejor. Por ejemplo, para apoyar, funciona el cinco.
Habla de referencias org¨¢nicas, pero sus soluciones son geom¨¦tricas.Piensas en el pilar. Y ensayas un pilar hexagonal. Haces pruebas. Y cuando llegas al pent¨¢gono te das cuenta de que funciona. Su geometr¨ªa permite dividirlo en diez. De modo que la forma final del edificio es esf¨¦rica, pero hemos partido de un pent¨¢gono. De un pent¨¢gono se pasa a un c¨ªrculo muy f¨¢cilmente. Cuando, en el edificio, accedes desde el interior al exterior, atraviesas espacios de 5, 10 y 20 metros. Y eso se produce con tal naturalidad que piensas que el pilar central s¨®lo puede tener forma de pent¨¢gono y plantarse en el centro apoyado en cinco puntos. Nosotros tratamos de encontrar las reglas capaces de indicarnos cual debe de ser el proceso.
?Es m¨¢s f¨¢cil equivocarse en el presupuesto con este tipo de proyectos? Podr¨ªa serlo, pero no deber¨ªa. Ha habido un margen de 2 millones respecto al presupuesto inicial. Al final, el metro cuadrado ha costado1.600 euros.
Esta manera de trabajar a base de prueba y error ?hubiera sido posible en una ¨¦poca sin ordenadores capaces de recalcular cada opci¨®n? Era posible, pero el ordenador nos permite comprobaciones constantes. Lo hac¨ªamos on line, con los ingenieros calculistas: Agust¨ª Obiols y Josep Ram¨®n Sol¨¦. El trabajo es siempre en equipo. Tengo la suerte de tenerlo bueno. Que es un poco lo que ten¨ªa Enric Miralles. Aunque, evidentemente, ¨¦l estaba a a?os luz.
MERCADO DE LA BARCELONETA
CEIP JOAN PUIGBERT
FUNICULAR
JOSEP MI?S
?Cu¨¢ntos a?os ten¨ªa cuando le pidi¨® que se asociara a ¨¦l?
Fue en el a?o 95 o sea que 28 a?os. Hicimos un contrato. Pero ¨¦l hablaba siempre de nosotros, de un equipo.
Ya que ha sacado el tema, usted era el disc¨ªpulo aventajado de Miralles.
Se ha escrito sobre m¨ª que yo fracas¨¦ en el intento de llevarme el despacho de Miralles y lo cierto es que no me llev¨¦ ni un dibujo. Como lo que me pod¨ªa llevar ya me lo hab¨ªa llevado porque ¨¦l me lo dio¡
?Qu¨¦ le dio?
Una manera de hacer. Cuando lo conoc¨ª era profesor m¨ªo. Y me sent¨ªa como un bicho raro porque lo que a todo el mundo le gustaba a m¨ª no me dec¨ªa nada. Pens¨¦ que jam¨¢s sabr¨ªa entender lo que es buena arquitectura. Pero ¨¦l me dijo que a ¨¦l tampoco le interesaba lo que los otros aplaud¨ªan. Dijo que no me preocupara, que ser¨ªamos cuatro los que ver¨ªamos las cosas de otra manera.
?Qu¨¦ era lo que no les gustaba?
Lo que premiaban: la correcci¨®n, el detalle, la Escuela de Barcelona.
Y empez¨® a trabajar con ¨¦l.
S¨ª, al principio en la cocina del ingeniero, mientras ¨¦l estaba en Columbia. Luego, cuando regres¨®, me pasaba un dibujo y dec¨ªa ¡°sigue t¨²¡±. Eso es lo que me ha dejado: el placer por descubrir en el dibujo las posibilidades de la arquitectura.
Estuvo 10 a?os con ¨¦l
S¨ª. Consegu¨ª aguantarle diez a?os y por eso no lo pod¨ªa dejar. Era esclavizante, pero produc¨ªa adicci¨®n. A veces me sent¨ªa superado, como cuando llevaba la direcci¨®n de obra de Igualada. Cuando me hund¨ªa, ¨¦l me dec¨ªa ¡°t¨² mismo¡±. Una vez que le dije que no pod¨ªa seguir el ritmo y lo quer¨ªa dejar para hacer mis cosas, me dijo ¡°Ah s¨ª¡±, y me envi¨® a Harvard de profesor. Por eso cuando se muri¨® quedamos hu¨¦rfanos.
?Es dif¨ªcil crecer debajo de un eucalipto?
Claro. Pero ya no est¨¢. Y hoy s¨¦ que ha sido mucho m¨¢s dif¨ªcil sin ¨¦l. ?l paraba golpes. He recibido muchos tras su muerte. Todo lo que yo hac¨ªa era m¨¢s o menos Miralles. ?C¨®mo iba a no serlo? Lo raro ser¨ªa que tras diez a?os hubiera salido sin rastro de esa vivencia. Yo estoy a¨²n comprobando cosas que me plante¨¦ con ¨¦l. Creo que lo que hago es comprobar un m¨ªnimo de las cosas que me ense?¨®. Enric est¨¢ presente, pero lo que pesa es que no est¨¦. Porque era de las personas que te apoyaba con tus propios proyectos. ?Por qu¨¦? Porque no ten¨ªa ning¨²n complejo. Iba tan sobrado que pod¨ªa permitirse decir lo que estaba bien sin problemas.
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