Mundo fetiche: 20 destinos para mit¨®manos y amantes del charol
Hay muchas razones para viajar, y no pocas tienen un componente fetichista. Ah¨ª ten¨¦is, sin ir m¨¢s lejos, la palabra souvenir (recuerdo), que como ocurre con otras de origen franc¨¦s --bondage, lingerie, vintage, f¨¦tiche, r¨¦tro--, tiene un cierto acento cochino. Las inglesas, en cambio, suenan como el trallazo de una fusta de cuero: leather, latex, kink¡ Seguro que hab¨¦is usado alguno de estos t¨¦rminos, y no solo para mejorar vuestra pronunciaci¨®n. Os propongo un viaje tras ese oscuro objeto de deseo: el fetiche.
China, un pa¨ªs donde besarse en p¨²blico est¨¢ mal visto, pero que fabrica el 80% de los juguetes sexuales que se disfrutan (o sufren, si se tiende a lo maso) en todo el mundo, acaba de celebrar en la ciudad de Guangzhou (1) su Sex Culture Festival 2011, una feria que sirve de escaparate a los juguetes traviesos (y no me refiero a los tirachinas) que exporta el gigante asi¨¢tico.
En Tongli, una bonita poblaci¨®n de canales y jardines a 80 kil¨®metros al oeste de Shangh¨¢i, el poco conocido Museo de la Cultura Sexual China re¨²ne una colecci¨®n de m¨¢s de 3.000 piezas que abarcan 6.000 a?os de erotismo oriental, entre ellas, enormes esculturas f¨¢licas.
Londres (2) se viste cada a?o de cuero durante el London Fetish Weekend, el fin de semana del fetichismo. Otro hito de la est¨¦tica vintage es el legendario club Madame Jo-Jo's del Soho, donde se suelen programar espect¨¢culos burlesque,un g¨¦nero en el que reina la estadounidense Dita von Teese.
(3) El m¨ªtico Barrio Rojo (OudeZijde) de Amsterdam (Holanda), con sus sex shops, condomeries y escaparates de jugueter¨ªa traviesa es un cl¨¢sico entre los barrios canallas de Europa, aunque tiene un punto s¨®rdido del que se ha desprendido su hom¨®logo en la ciudad alemana de (4) Hamburgo , el vibrante distrito de St. Pauli.
(5) En el centro de Manhattan (Nueva York), en un edificio ubicado en la esquina de la Quinta Avenida y la Calle 27, abri¨® hace unos a?os un museo s¨®lo apto para mayores de edad: el Museum of Sex o MoSex, el primero de su clase en Estados Unidos. El dise?o interior se encarg¨® a la prestigiosa firma brit¨¢nica Casson Mann, que se ocup¨® de la Tate Gallery de Londres.
Una de las salas del MoSex, el museo del sexo de Nueva York.
Viajamos hasta el norte de la India: los templos de Khajuraho (6) en el Estado de Madhya Pradesh, se construyeron entre el 950 y el 1050, durante la dinast¨ªa Chandela. Sus relieves muestran a seductoras apsaras (ninfas celestiales en la mitolog¨ªa hind¨²),parejas o grupos de amantes enredados en posturas imposibles: un delicado y vigoroso Kama Sutra de arenisca que remite a los ritos t¨¢ntricos del hinduismo.
Una singularidad de Tokio (7), una ciudad donde las calles no tienen nombres ni n¨²meros, son los maid caf¨¦ (como maid, doncella en ingl¨¦s), con camareras vestidas de doncellas que ofrecen mimos (no sexo) a los clientes mientras les sirven pasteles o t¨¦.
El Maid Caf¨¦ Hibaritei, en el barrio de Akihabara, en Tokio. / Yuriko Nakao
El barrio de Akihabara y la isla artificial Odaiba, ambos en Tokio,son tambi¨¦n territorio Cosplay (del ingl¨¦s costume play, juego de disfraces), un mundo donde los personajes del manga, los tebeos japoneses, cobran vida.
Una cosplayer disfrazada como un personaje de manga.
Aunque de talante muy distinto, las reliquias tambi¨¦n son fetiches, si nos atenemos a la definici¨®n del diccionario de la RAE: objetos de culto a los que se atribuyen poderes sobrenaturales. En Huesos sagrados. Un recorrido por las reliquias de las religiones del mundo, el escritor y periodista estadounidense Peter Manseau nos lleva de viaje hasta (10) Padua (Italia) en pos de la lengua amojamada y locuaz de san Antonio;
en (11) Goa (India), vislumbra el pie incorrupto e incompleto de san Francisco Javier, al que "una piadosa mujer portuguesa" arranc¨® varios dedos de un mordisco; visita en (12) Sri Lanka el templo del diente de Buda; se enfrenta en (13) Cachemira con un pelo de la barba de Mahoma, o viaja a Jerusal¨¦n (14) tras la rocambolesca e imposible historia del Santo Prepucio, una reliquia que despertaba pasiones entre las m¨ªsticas medievales: ¡°La c¨¦lebre santa Catalina de Siena se imaginaba llev¨¢ndolo en el dedo a modo de alianza; otras, como la m¨ªstica austriaca Agnes Blannbekin, se lo com¨ªan.¡± Quiza por eso su culto fue prohibido por la Iglesia.
Matrimonio m¨ªstico de Santa Catalina de Siena. / MFA Boston
Otra forma peculiar de fetichismo es el culto a la personalidad, casi siempre para beneficio de gobernantes narcisistas y desp¨®ticos. Sus peque?os egos nos han dejado como recuerdo (entre otras cosas) arquitecturas tan delirantes como el Parlamento de Bucarest, Ruman¨ªa (8), un sue?o del dictador comunista Nicolae Ceaucescu, o el monumento del Valle de los Ca¨ªdos (9), que el dictador espa?ol Francisco Franco orden¨® construir en la vertiente madrile?a de la sierra de Guadarrama, coronado por una gigantesca cruz de 150 metros de altura. En la foto de abajo se puede ver al General¨ªsimo, a pachas con el general Mill¨¢n Astray; Franco es el que est¨¢ a la izquierda.
Como apunta Manseau, tambi¨¦n son reliquias a su modo la momia de Lenin, que se reposa en la plaza Roja de Moscu (15);
Evita Per¨®n, cuyo cuerpo embalsamado yace en una c¨¢mara acorazada bajo varios metros de hormig¨®n en un pante¨®n del cementerio de la Recoleta, en Buenos Aires, Argentina (16), o la "posible u?a del dedo gordo de un pie de Elvis" que se exhibe en Georgia (17), Estados Unidos.
Esta ¨²ltima puede servir de excusa para una peregrinaci¨®n musical y mit¨®mana por lugares como Graceland (18), la casa de Elvis en Menphis, Tennessee (Estados Unidos);
el cementerio de P¨¦re Lachaise de Par¨ªs (19), donde est¨¢ la tumba del cantante de The Doors, Jim Morrison, o Matthew Street (20), la calle de Liverpool (Reino Unido) donde comenzaron a tocar los Beatles.
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