De supermodelo a supermillonaria
Kathy Ireland pasa en 33 a?os de la portada de ¡®Sports Illustrated¡¯ a la ¡®Forbes¡¯
Cuando Kathy Ireland ten¨ªa 17 a?os, un agente descubri¨® su belleza en las calles de California y la fich¨® para la agencia Elite. Corr¨ªa el a?o 1981 y Kathy era una mujer despampanante de piernas interminables y ojos azules que comenz¨® a desfilar por las pasarelas de medio mundo casi al mismo tiempo que Cindy Crawford y Christie Brinkley, junto a quienes dio origen al t¨¦rmino supermodelos.
Sin embargo, es muy posible que quienes la recuerden tengan indeleble en su memoria una imagen: la portada de la revista Sports Illustrated, c¨¦lebre por su n¨²mero anual de chicas en ba?ador. Ireland lleg¨® a ocupar esa portada tres veces y cuando lo hizo por primera vez, en 1989, se convirti¨® en el ejemplar m¨¢s vendido de aquella publicaci¨®n, en cuyo interior apareci¨® durante 13 a?os seguidos, hasta su despedida en 1996. Fue por aquel entonces cuando esta modelo que intent¨® sin demasiado ¨¦xito abrirse camino en Hollywood descubri¨® que su futuro econ¨®mico pod¨ªa estar en algo tan poco glamuroso como los marcos de ventana, las cortinas o los muebles de oficina.
Hoy, casi dos d¨¦cadas m¨¢s tarde, Ireland ya no posa para la portada de Sports Illustrated pero s¨ª en la de la revista Forbes, en cuyo ¨²ltimo n¨²mero aparece bajo el t¨ªtulo Supermodelo, superempresaria. Kathy Ireland vende m¨¢s que Martha Stewart y es m¨¢s rica. El extra?o pero verdadero caso del icono del ba?ador. A sus 48 a?os el imperio que la exmodelo ha construido bajo la marca que lleva su nombre genera anualmente unos 1.505 millones de euros en ventas, est¨¢ valorado en 226 millones de euros (38 millones m¨¢s que lo que vale la empresa de la otra reina del hogar estadounidense, Martha Stewart) y le hace ganar unos 38 millones de euros limpios al a?o en royalties.
Ireland entr¨® en el mundo del comercio a trav¨¦s de un par de calcetines. A mediados de los noventa los grandes almacenes Kmart le ofrecieron promocionar una marca de calcetines deportivos. Ella les hizo una contrapropuesta: vendamoslos con mi nombre, es decir, yo creo la marca y vosotros la vend¨¦is. Kmart acept¨® inmediatamente, imagin¨¢ndose que quiz¨¢s Ireland despu¨¦s ampliar¨ªa su abanico de ventas hasta cubrir todo lo que se encuentra en un armario. Y as¨ª fue. Sin embargo ella, que recordaba los consejos que le dio una vez el millonario Warren Buffett (¡°la moda cambia pero el mundo del hogar es una apuesta segura¡±) decidi¨® dar un paso arriesgado y en 1999 lanz¨® su primera l¨ªnea de sof¨¢s, sillas y mesas. As¨ª arrancaba un imperio que en 2003 dej¨® atr¨¢s su asociaci¨®n con Kmart para sumergirse en el extra?o mundo del rodapi¨¦, el azulejo, el colch¨®n o la alfombra, sin duda poco atractivos pero, a juzgar por los n¨²meros, mucho m¨¢s suculentos que la l¨ªnea de ropa con firma.
Ni siquiera lleg¨® a terminar la ense?anza secundaria, pero dise?a todo lo que vende y aparece en todos los anuncios de una empresa que tambi¨¦n organiza bodas, vende vajillas, cremas y hasta pelucas. Solo tiene una debilidad: las joyas (que tambi¨¦n dise?a y vende en su web). Su colecci¨®n privada est¨¢ valorada en 19 millones de euros y muchas de las piezas las adquiri¨® aconsejada por Elizabeth Taylor, una de sus grandes amigas. Tanto que, al parecer, la actriz que gan¨® dos oscars le regal¨® uno de ellos a Ireland.
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