Desprop¨®sitos
La estampa de la vicepresidenta anunciando la Semana Santa en la catedral nos retrotrae al Medioevo
No es f¨¢cil encontrar tama?o c¨²mulo de desprop¨®sitos en un acto pol¨ªtico-religioso como el pr¨®ximo preg¨®n de la Semana Santa de Valladolid, que ha enfrentado al arzobispo de Valladolid con el alcalde de la ciudad, Francisco Javier Le¨®n de la Riva, y con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa.
Primer desprop¨®sito: que sea el alcalde quien elija al pregonero o a la pregonera de la Semana Santa de la ciudad. El desprop¨®sito es mayor habida cuenta de la confluencia de dos factores: la importancia religiosa de la Semana Santa en la capital de la comunidad castellano-leonesa y la especial significaci¨®n de esa Semana en el cristianismo. No se trata de una fiesta local cualquiera, ni siquiera de la fiesta del patrono de la ciudad, que puede tener un componente c¨ªvico-religioso, sino de la fiesta mayor del cristianismo, la que rememora y celebra la muerte y resurrecci¨®n de Jes¨²s de Nazaret, el Cristo Liberador, experiencias que est¨¢n en el origen de la religi¨®n cristiana. De esa manera, la autoridad municipal se injiere en la vida religiosa cat¨®lica y la pone a su servicio. Estamos ante una versi¨®n local del c¨¦saropapismo, que no por ser local deja de ser m¨¢s grave y anacr¨®nico, y ante una burda manipulaci¨®n pol¨ªtica de los sentimientos de los creyentes. ?Inaudito que esto suceda en el siglo XXI! La historia se repite.
Segundo desprop¨®sito: que se encargue el preg¨®n a una persona que no ha destacado precisamente por su vinculaci¨®n con la vida religiosa en general, ni por su dedicaci¨®n intelectual al estudio del cristianismo. El encargo de pregonar la Semana Santa se le hace a S¨¢enz de Santamar¨ªa en su calidad de militante vallisoletana del PP y de vicepresidenta del Gobierno de la naci¨®n. Con esta elecci¨®n, la alianza entre el poder religioso y el poder pol¨ªtico llega a su c¨¦nit y se desvirt¨²a la significaci¨®n liberadora del cristianismo.
Con esta elecci¨®n, la alianza entre el poder religioso y el poder pol¨ªtico llega a su c¨¦nit
Tercer desprop¨®sito: el preg¨®n se va a pronunciar en la catedral con la asistencia de las autoridades civiles, religiosas y militares. Lo que le convierte en un acto pol¨ªtico duro y puro, legitimado religiosamente.
Cuarto desprop¨®sito: que la vicepresidenta haya aceptado la invitaci¨®n. ?Tan sobrada est¨¢ de tiempo? ?No tiene otros cometidos m¨¢s importantes? ?Tan necesitada est¨¢ de publicitar su imagen? ?Precisa del auxilio divino y de la legitimaci¨®n religiosa en su acci¨®n de gobierno? Enti¨¦ndaseme bien. No es que yo niegue a las mujeres el derecho a ser pregoneras de una fiesta religiosa. Todo lo contrario, est¨¢n en su derecho a ejercer todas y cada una de las funciones religiosas que ejercen los hombres en la Iglesia cat¨®lica sin discriminaci¨®n alguna por razones de g¨¦nero. Pero aqu¨ª se produce una confusi¨®n de planos, porque, ?en calidad de qu¨¦ habla S¨¢enz de Santamar¨ªa en el preg¨®n: como ciudadana ilustre de Valladolid, como cristiana, como vicepresidenta del Gobierno?
Quinto desprop¨®sito: las razones del desacuerdo y del malestar del arzobispo de Valladolid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola. A monse?or Bl¨¢zquez no parece incomodarle que sea una destacada dirigente del Partido Popular, ni que sea la vicepresidenta del Gobierno quien haga de pregonera. Ni siquiera se siente inc¨®modo porque la haya elegido el alcalde. No. Las razones esgrimidas son el no haber sido consultado a la hora de la elecci¨®n del alcalde y el que S¨¢enz de Santamar¨ªa est¨¦ casada por lo civil. No apela al Evangelio, que hace una cr¨ªtica radical del poder, ni recurre como argumento de su desaz¨®n a Jes¨²s de Nazaret, condenado por el poder pol¨ªtico. Ni siquiera al concilio Vaticano II, que establece la n¨ªtida separaci¨®n entre Iglesia y Estado, entre la esfera religiosa y el poder pol¨ªtico. Tampoco aporta razones teol¨®gicas. Seg¨²n informaci¨®n de la agencia Efe, el arzobispo ha apelado al C¨®digo de Derecho Can¨®nico, donde se afirma que "entre bautizados no puede haber contrato matrimonial v¨¢lido que no sea por eso mismo sacramento" (canon 1055), es decir, solo reconoce como v¨¢lido el matrimonio can¨®nico.
Durante muchos siglos,? cristianos y? cristianas se casaban en una ceremonia civil
Si esa es la apelaci¨®n, quiz¨¢ el arzobispo de Valladolid haya olvidado que durante muchos siglos no hubo matrimonio can¨®nico y que los cristianos y las cristianas se casaban como el resto de los ciudadanos, en una ceremonia civil. Luego ten¨ªa lugar una celebraci¨®n religiosa, pero el matrimonio civil era el que ten¨ªa validez.
Es necesario poner remedio a tantos desprop¨®sitos juntos. La estampa de la vicepresidenta del Gobierno espa?ol anunciando la Semana Santa desde el p¨²lpito catedralicio vallisoletano nos retrotrae al Medioevo. La imagen no puede ser m¨¢s anacr¨®nica, regresiva y esperp¨¦ntica. Pero, bueno, quiz¨¢ el alcalde y la vicepresidenta se encuentren c¨®modamente instalados en la Edad Media. Mucho me temo, sin embargo, que, en este terreno, las cosas, lejos de mejorar, vayan a peor. Pens¨¢ndolo bien, este modo de proceder quiz¨¢ sea la mejor escenificaci¨®n del tan repetido dicho: "Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid".
Juan Jos¨¦ Tamayo es director de la c¨¢tedra de Teolog¨ªa y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Otra teolog¨ªa es posible (Herder, Barcelona, 2011).
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