Por qu¨¦ Obama y Xi necesitan unas vacaciones en Australia
Si queremos evitar una guerra, la mayor rivalidad entre grandes potencias de este siglo exige un di¨¢logo estrat¨¦gico sincero.
Los individuos hacen historia. Si el ¨²ltimo l¨ªder de la Uni¨®n Sovi¨¦tica no hubiera sido un hombre llamado Mijail Gorbachov, el mundo ser¨ªa distinto. Por tanto, el car¨¢cter y las opiniones de quien va a ser el pr¨®ximo presidente de China, Xi Jinping, que se encuentra estos d¨ªas de visita en Estados Unidos, son importantes. Despu¨¦s de varios a?os de no haber conseguido obtener una idea clara de c¨®mo es el presidente Hu, ahora debemos prestar atenci¨®n al hombre que, salvo que ocurra alg¨²n imprevisto, le suceder¨¢.
El mejor resumen que he le¨ªdo sobre este personaje figura en un libro de pr¨®xima publicaci¨®n de Jonathan Fenby, titulado Tiger Head, Snake Tails [Cabeza de tigre, colas de serpiente], un t¨ªtulo que se refiere a la China moderna, no al vicepresidente Xi. Como es de esperar, las pruebas son escasas y poco concluyentes. El hecho de que XI sufriera personalmente en la Revoluci¨®n Cultural (¡°Me tragu¨¦ mucha m¨¢s amargura que la mayor¨ªa de la gente¡±), las simpat¨ªas de su padre por el comunismo reformista, su evidente pragmatismo y el descubrimiento de que tiene una hermana en Canad¨¢, un hermano en Hong Kong y una hija que estudia con seud¨®nimo en Harvard, son elementos que permiten pensar en alguien que quiz¨¢ impulse reformas pol¨ªticas esenciales en su pa¨ªs y est¨¦ preparado para comprender mejor a Occidente. El hecho de que haya ascendido hasta la cima a base de tener mucho cuidado de permanecer siempre en el bando ganador de todos los grandes grupos del aparato comunista, sus estrechos v¨ªnculos con el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Popular, su extraordinario estallido en M¨¦xico en 2009, cuando denunci¨® a ¡°algunos extranjeros aburridos, con los est¨®magos llenos, que no tienen nada mejor que hacer que se?alarnos con el dedo¡±, son factores que indican la posibilidad de un viento m¨¢s fr¨ªo desde Oriente.
Cada frase y cada gesto que haga en su viaje por Estados Unidos ser¨¢n objeto de estudio con un celo neokremlinol¨®gico, para identificarle como un gran reformista o un realista inflexible. O, cosa inevitable, tacharle de ¡°enigm¨¢tico¡±. Como ocurri¨® con Gorbachov, es posible que los l¨ªderes occidentales capten ahora atisbos de su personalidad, pero no sabremos de verdad c¨®mo es hasta que est¨¦ firmemente colocado en la silla, lo cual significa 2013, como muy pronto.
A diferencia de lo que ha pasado durante el ¨²ltimo medio siglo, ya no podemos recurrir a la hegemon¨ªa de Estados Unidos para mantener la paz
Los individuos hacen historia, pero no la hacen como les parece. Incluso cuando ya sea presidente, en la primavera de 2013, Xi tendr¨¢ que afrontar todo tipo de limitaciones. Da la impresi¨®n de que la China actual tiene una direcci¨®n del partido aut¨¦nticamente colectiva, m¨¢s de lo que la ten¨ªa la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Hay enormes tensiones econ¨®micas y sociales que es preciso abordar, desde el problema de la deuda interna del pa¨ªs hasta la dificultad de superar un modelo de crecimiento excesivamente dependiente de las exportaciones, sin olvidarse de las divisiones entre el campo y la ciudad. Est¨¢n los problemas no resueltos de Xinjiang y T¨ªbet, donde una monja de 18 a?os se suicid¨® hace poco prendi¨¦ndose fuego en un acto desesperado de protesta.
Est¨¢ tambi¨¦n, cada vez m¨¢s, la voz de la opini¨®n p¨²blica, que utiliza todo lo que tiene a su alcance, ya sean protestas callejeras o sitios de microblogs como Sina Weibo. Es una voz que, muchas veces, critica en¨¦rgicamente la corrupci¨®n y la mala gesti¨®n oficiales, pero que tambi¨¦n puede ser muy nacionalista. Y la verdad es que nos encontramos ante todos los elementos de una cl¨¢sica rivalidad entre grandes potencias, China y Estados Unidos, que tiene su expresi¨®n m¨¢s directa en la acumulaci¨®n de efectivos militares en la regi¨®n del Pac¨ªfico. Pese a las obvias diferencias, la rivalidad de hace 100 a?os entre Gran Breta?a y Alemania por dominar los mares deber¨ªa servir de lecci¨®n sobre las cosas que conviene evitar.
En estas circunstancias, ?c¨®mo deber¨ªa relacionarse Occidente con China y viceversa? A principios de este mes vi dos ejemplos protot¨ªpicos de c¨®mo no actuar, y uno de c¨®mo s¨ª. En la Conferencia de Seguridad de M¨²nich, Zhang Zhijun, viceministro de Asuntos Exteriores de China, solt¨® varias frases acartonadas sobre el hecho de que ¡°el pueblo de Asia¡± hab¨ªa escogido un camino distinto al de Occidente y Occidente deber¨ªa dejar en paz a China para que haga las cosas a su manera. Ah, y, por cierto, no hay problemas de ning¨²n tipo en el Mar del Sur de China, donde la navegaci¨®n es libre para todos.
Sentado a su lado, el senador John McCain emprendi¨® un ataque furibundo. Es preocupante, dijo, que un buque chino corte los cables de una nave vietnamita. Los vietnamitas tienen el recuerdo de 2.000 a?os de dominaci¨®n china. La gente se prende fuego en el T¨ªbet. La Primavera ?rabe representa unas aspiraciones universales y ¡°la Primavera ?rabe est¨¢ llegando tambi¨¦n a China¡±. Parte de m¨ª vio aquello como un espect¨¢culo grandioso, como cuando John Wayne, en la pel¨ªcula Valor de ley, carga a caballo contra cuatro bandidos armados, ¨¦l solo, con las riendas agarradas entre los dientes. Pero era demasiado evidente que el ataque de McCain, como el de Wayne, ten¨ªa como objetivo las c¨¢maras y el p¨²blico en casa.
Australia har¨¢ lo que pueda para conseguir el gran desaf¨ªo estrat¨¦gico de nuestra ¨¦poca: construir una nueva Pax Pac¨ªfica
Poco despu¨¦s presenci¨¦ un raro ejemplo de c¨®mo hacer bien las cosas. Kevin Rudd, ministro de Exteriores de Australia, que habla mandar¨ªn, pronunci¨® unas breves y mordaces palabras. La gente en Europa no se ha dado a¨²n cuenta del todo de lo que est¨¢ sucediendo, dijo. China tendr¨¢ la mayor econom¨ªa del mundo en esta d¨¦cada. Por primera vez en 200 a?os, la mayor econom¨ªa del mundo no ser¨¢ una democracia; por primera vez en 500 a?os, no ser¨¢ un pa¨ªs occidental.
Adem¨¢s, seg¨²n un an¨¢lisis que Rudd calific¨® de ¡°cre¨ªble¡±, el gasto militar total de China superar¨¢ probablemente al de Estados Unidos hacia 2025. En una regi¨®n, Asia, llena de todo tipo de escollos estrat¨¦gicos: la pen¨ªnsula dividida de Corea, el disputado estrecho de Taiw¨¢n, el pulso permanente entre dos pa¨ªses con armas nucleares, India y Pakist¨¢n. A diferencia de lo que ha pasado durante el ¨²ltimo medio siglo, ya no podemos recurrir a la hegemon¨ªa de Estados Unidos para mantener la paz. Por consiguiente, el gran desaf¨ªo estrat¨¦gico de nuestra ¨¦poca es construir una nueva Pax Pac¨ªfica. Australia, ¡°un pa¨ªs occidental en Asia¡±, har¨¢ lo que pueda.
En respuesta al intercambio de cr¨ªticas entre Zhang y McCain, Rudd record¨® con calma el inmenso aumento de las libertades individuales y la prosperidad en China durante los ¨²ltimos 30 a?os y el camino que a¨²n queda por recorrer antes de que se pueda decir que China es un Estado de derecho bien gobernado. Rechaz¨® de forma impl¨ªcita tanto la postura de McCain como la de Zhang y dijo que ¡°debemos construir, juntos, unos valores mundiales¡±.
Creo que tiene toda la raz¨®n. Estados Unidos y China deben estar dispuestos a conversar sobre los t¨¦rminos del orden internacional en el siglo XXI. Cada pa¨ªs debe ser fiel a sus propios valores, pero tambi¨¦n trabajar para descubrir d¨®nde tienen puntos en com¨²n y d¨®nde es posible lograr ajustes, compromisos o, simplemente, ponerse de acuerdo en que no est¨¢n de acuerdo. Es posible que no salga bien, pero ser¨ªa una locura y un crimen no intentarlo. Por consiguiente, Xi y el presidente Barack Obama deber¨ªan empezar a planear un retiro conjunto este verano en la costa de Australia, con Rudd como gu¨ªa y con una excursi¨®n para ir a bucear a la Gran Barrera de Coral. Esperar que se hagan amigos y compartan una cerveza australiana quiz¨¢ sea demasiado, pero es fundamental que inicien un di¨¢logo estrat¨¦gico lleno de franqueza sobre los valores mundiales y las bases del orden internacional.
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, investigador titular en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford. Su ¨²ltimo libro es Los hechos son subversivos: ideas y personajes para una d¨¦cada sin nombre.
?Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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