Contra la impunidad del feminicidio, por tiempo que pase
Ser mujer y vivir en medio de un conflicto armado continuo ¨Ca manos de militares, guerrilleros o pandilleros- ha significado para las guatemaltecas ser v¨ªctimas de abusos f¨ªsicos, psicol¨®gicos y sociales. Ahora el reclamo se escucha fuerte: piden verdad, justicia y reparaci¨®n tanto para las violaciones a sus derechos hace 70 a?os, como para las actuales.
En la conferencia Feminicidios y Conflictos Armados que se celebr¨® en Madrid, los expertos dejaron claro que los golpes hacia el g¨¦nero no paran. El a?o anterior, 700 mujeres murieron por homicidios en ese pa¨ªs, cr¨ªmenes que parecen desvanecerse entre los dem¨¢s casos que llegan a 5.618.
Lo preocupantes es que Guatemala cuenta con un precedente del uso de violencia sexual como un arma de guerra, seg¨²n Luz M¨¦ndez, presidenta del Consejo Asesor de Uni¨®n Nacional de Mujeres Guatemaltecas. Durante el conflicto armado que vivi¨® ese pa¨ªs entre 1960 y 1996, dice, la matanzas a las mujeres fueron una forma de aniquilar las fuerzas insurgentes. ¡°Eliminaban a las mujeres que estaban reproduciendo a los ind¨ªgenas rebeldes¡±, apunta.
En ese tiempo, narra, los actos violentos contra la mujer tambi¨¦n eran un forma de amenaza contras los que quer¨ªan sumar su apoyo a los rebeldes. El cuerpo de mujeres desnudas, mutiladas o heridas en sus genitales era, durante la guerra, simplemente un letrero de advertencia.
Ahora, las ni?as y mujeres se convierten en activos il¨ªcitos de las bandas que circulan en el corredor de la droga (espacio entre Estados Unidos y Colombia). Carlos Castresana, fiscal del Tribunal Supremo de Espa?a y exjefe de la Comisi¨®n Internacional contra la Impunidad de Guatemala (CICIG), incluso se?ala el tr¨¢fico de mujeres como la nueva tendencia de negocios ilegales.
Si estas son las expectativas, ?qu¨¦ hacer para no mantener el status quo en la violencia de g¨¦nero? Castresana cree que el primer paso es evitar la impunidad en los casos registrados desde los 60 usando las legislaciones vigentes para perseguir a los infractores y dejar atr¨¢s el tiempo en que los cr¨ªmenes contra las mujeres eran tratados como temas de inter¨¦s secundario. El camino para parece largo, pero en Guatemala las mujeres no se rinden y mantienen su lucha. Una por conseguir justicia para los cr¨ªmenes del siglo pasado y la otra para sentar antecedentes de castigo y frenar la posibilidad de violaciones futuras.
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