?Se convertir¨¢ esta minera en la persona m¨¢s rica del mundo?
La australiana Gina Rinehart amenaza con desbancar a Carlos Slim en la lista de 'Forbes' Tiene fama de poco solidaria, sus hijos la desprecian y los 'neocon' la admiran
No es ni tan conocida como el jovenc¨ªsimo Mark Zuckerberg, ni tan poderosa como el mexicano Carlos Slim, ni tan fil¨¢ntropa como el empoll¨®n Bill Gates. Pero es probable que en unos a?os tenga m¨¢s dinero que todos ellos. La australiana Gina Rinehart es presidenta y propietaria de la empresa minera Hancock Prospecting. Pero mientras en otras compa?¨ªas del sector los beneficios se reparten entre miles de accionistas, en esta los miles de millones de d¨®lares anuales que genera van exclusivamente a los bolsillos de Rinehart. Y en este caso la palabra exclusivamente hay que interpretarla en sentido literal: tres de sus cuatro hijos la han demandado aduciendo que su madre no les deja disfrutar de la herencia a la que consideran que tienen derecho.
Las cifras de su cuenta corriente marean. La revista Forbes publicaba hace un mes que, con una fortuna de 18.000 millones de d¨®lares (unos 13.600 millones de euros), tiene posibilidades de desbancar a Christie Walton, la heredera del imperio Wal Mart, en el trono de la mujer m¨¢s rica del mundo. Pero su camino no acaba ah¨ª. Un informe de Citigroup predec¨ªa el a?o pasado, cuando multiplic¨® por dos su fortuna, que puede alcanzar la cima de la riqueza mundial, pasando por delante de los millones de muchos hombres.
¡°Ha hecho avances incre¨ªbles respecto a lo que le dej¨® su padre. Odia que la llamen heredera¡±
Tim Treadgold, periodista de Forbes Asia que lleva m¨¢s de 40 a?os trabajado en Perth, la ciudad de Rinehart, explica las claves por las que esta viuda que a principios de mes cumpli¨® 56 a?os puede convertirse en la persona m¨¢s rica sobre la tierra. ¡°Tiene diversas fuentes de beneficios, proyectos en desarrollo y activos para vender. China quiere los materiales que ella produce, y no tiene que compartir su riqueza con nadie¡±, asegura en un correo electr¨®nico. Entre sus principales ingresos est¨¢n el canon anual que su padre, Langley Hancock, negoci¨® con la multinacional Rio Tinto, y que ahora asciende a 250 millones de d¨®lares; la mina de hierro Hope Downs, que aporta unos beneficios anuales de 1.500 millones, y la venta de yacimientos, que en los ¨²ltimos meses le ha supuesto unos ingresos extra de m¨¢s de 2.700 millones. ¡°Ha hecho avances incre¨ªbles respecto a lo que le dej¨® su padre. Odia que le llamen heredera¡±, concluye el periodista de Forbes.
Pero Rinehart no se conforma con acumular d¨®lares australianos. Tambi¨¦n quiere influir. Sus ideas pol¨ªticas, que Treadgold considera de ¡°derecha dura¡±, van desde la negaci¨®n del cambio clim¨¢tico hasta la propuesta de secesi¨®n de Australia occidental, pasando por facilitar la entrada en el pa¨ªs de mano de obra barata asi¨¢tica.
Poca filantrop¨ªa para tantos millones
El pa¨ªs con m¨¢s milmillonarios se tuvo que tragar su orgullo cuando, por primera vez en 15 a?os, un no estadounidense ascendi¨® al primer puesto de los ricos entre los ricos. El mexicano Carlos Slim desbanc¨® en 2009 a Bill Gates, que encarna las virtudes del ideal americano: emprendedor, hecho a s¨ª mismo y encima generoso.
Si las previsiones de Citigroup y 'Forbes' se cumplen, Rinehart reinar¨¢ en la cumbre del dinero, por encima de hombres como Gates o Warren Buffet, que pretenden donar la mayor parte de su fortuna y presionan a su Gobierno para que les suba los impuestos. Ella, en cambio, no sobresale por su filantrop¨ªa y tiene fama de taca?a.
El publicista John Singleton, que la ha tratado durante 40 a?os, destaca su compromiso con los negocios. ¡°No tiene vida social. Solo le interesa el trabajo¡±, confesaba al peri¨®dico ¡®The Age¡¯. Bob Thompson, un antiguo guardaespaldas que la denunci¨® por acoso sexual, va mucho m¨¢s all¨¢. ¡°Est¨¢ incre¨ªblemente sola y aislada¡±, asegura.
Pero donde realmente se volc¨® es en su cruzada contra el impuesto a los beneficios de la miner¨ªa que el anterior primer ministro, el laborista Kevin Rudd, trataba de poner en marcha. En junio de 2010 lider¨® una manifestaci¨®n por las calles de Perth en la que, con un meg¨¢fono en mano, gritaba consignas como ¡°Elimina el impuesto¡± [¡°Axe the tax¡±] y protestaba por lo que consideraba la transformaci¨®n de Australia en un pa¨ªs comunista. Con su collar de perlas y sus zapatos de tac¨®n, soltaba estas soflamas subida en la parte de atr¨¢s de un cami¨®n. El Senado votar¨¢ este a?o un impuesto mucho m¨¢s conservador que el propuesto inicialmente. En lo que muchos analistas consideran un intento de aumentar su influencia, Rinehart acaba de hacerse con el 13% de Fairfax, uno de los grupos medi¨¢ticos m¨¢s antiguos del pa¨ªs, y un 10% del canal de televisi¨®n comercial Ten.
Este activismo pol¨ªtico no es incompatible con una aversi¨®n radical a todo lo que huela a publicidad o aparecer en los medios de comunicaci¨®n. El peri¨®dico The Age, que pertenece precisamente a Fairfax, contaba en un reportaje reciente el encontronazo que tuvo con el marido de la reina Isabel II. En una visita a Perth, el pr¨ªncipe Felipe se par¨® a hablar con una se?ora de mediana edad con un llamativo sombrero. Cuando le pregunt¨® por qu¨¦ estaba en la lista de invitados a la recepci¨®n real, ella se limit¨® a decir que tan solo era una s¨²bdita m¨¢s. ¡°El pr¨ªncipe insist¨ªa en que quer¨ªa saber m¨¢s, pero ella se mostraba incre¨ªblemente pudorosa y se negaba a decir por qu¨¦ estaba all¨ª¡±, recordaba la hija de un diputado que presenci¨® la escena.
La creciente presencia en los medios de esta dama de hierro del noroeste de Australia despierta suspicacias entre sus familiares m¨¢s pr¨®ximos. Tres de sus hijos la han demandado para retirarle la presidencia del fondo que controla un 25% de las acciones de Hancock Prospecting. Se quejan de que sus lazos con la mayor fortuna de Ocean¨ªa conlleva muchos m¨¢s problemas que alegr¨ªas. ¡°Cuando mi madre invierte unos cuantos millones de d¨®lares para comprar Fairfax, sabe que va a captar atenci¨®n. Pero no se va a gastar ni un penique en proteger a sus nietos de los riesgos que genera. Lo ¨²nico que puedo hacer es decir a los secuestradores que hay ah¨ª fuera que est¨¢n perdiendo su tiempo si creen que van a sacar algo de mi madre¡±, le espet¨® su hijo mayor, John, en un comunicado. Algo parecido a lo que le dec¨ªa su hija Hope en un correo electr¨®nico que ha salido a la luz en el juicio: ¡°No creo que entiendas lo que supone que todo el mundo piense que vas a ser m¨¢s rico que Bill Gates. Significa que todos nosotros necesitamos guardaespaldas y hogares muy seguros¡±.
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