Odiar a Lana del Rey, el pasatiempo global
Alcanz¨® la fama en solo tres meses con un 'videoclip' casero en YouTube, 'Video Games' A la misma velocidad fue lapidada en la red, sobre todo por los mismos que la encumbraron Su fen¨®meno intriga por igual a ¡®The New Yorker¡¯ y a ¡®Cuore¡¯. ?Por qu¨¦ tantos aman odiarla?
En algunos bares y redes sociales frecuentados por modernos, defender a Lana del Rey es como mentar al autor de El c¨®digo Da Vinci, Dan Brown, en un club de lectura de Cambridge: puedes acabar con la cucharilla del t¨¦ clavada en la c¨®rnea. Odiar a esta neoyorquina se ha convertido en todo un pasatiempo global. Y lo ha hecho a la despiadada velocidad que impone Internet, cuna y cadalso del fen¨®meno.
Este verano, Lizzy Grant (verdadero nombre de Lana del Rey) colg¨® en YouTube un videoclip casero de su sencillo Video games supuestamente realizado por ella, que primero enamor¨® a los modernos y que, tras m¨¢s de 20 millones de visitas, la catapult¨® a la fama mundial. En tres meses, los dise?adores y las revistas de moda beb¨ªan los vientos por ella. Pero con la misma intensidad y rapidez con la que se produjo su ascensi¨®n (y quiz¨¢ en parte debido a ello) empezaba su lapidaci¨®n en la Red. Antes incluso de que su primer trabajo llegara a la calle. ?Ser¨ªa este el bluf m¨¢s corto de la historia del pop?
El recibimiento de los cr¨ªticos a Born to die, su ¨¢lbum de debut publicado en enero, lo sintetiz¨® Kitty Empire en The Guardian. Quiz¨¢ no fuera Billie Holliday, pero tampoco una farsa como Milli Vanilli. Con todo, el debate estaba servido.
El punto ¨¢lgido de su defenestraci¨®n tuvo lugar durante su riguroso directo en Saturday Night Live, emblem¨¢tico programa de la televisi¨®n estadounidense. Su voz ¨¢spera y retro, tan seductora en sus grabaciones, se revel¨® demasiado grave y a ratos desafinada. La actriz Juliette Lewis tuite¨®: ¡°Ver a esta cantante en SNL es como ver a una ni?a de 12 a?os en su habitaci¨®n fingiendo que act¨²a¡±. El comentario fue el primero de miles que cuestionaban su talento y se preguntaban si detr¨¢s de un producto tan perfecto desde el punto de vista mercadot¨¦cnico hab¨ªa realmente algo de alma.
Porque Lana, que actuar¨¢ en el festival barcelon¨¦s S¨®nar en junio, parec¨ªa tenerlo todo. Un f¨ªsico imponente pero no vulgar. Un estilo compositivo melanc¨®lico que recuerda a la diva del folk alternativo Cat Power. Una propuesta comercial y, al mismo tiempo, alternativa a la de las ubicuas Gaga y Rihanna. Y una historia que parece sacada de un guion de Hollywood: chica nacida en un pueblo de 2.800 habitantes, Lake Placid, es enviada a un internado por rebelde. A su vuelta, se matricula en la Universidad de Nueva York, pero ¡°no termina de encajar¡±. Tiene ¡°otras prioridades¡±, y se dedica a leer y a escribir por su cuenta, hasta que un productor la descubre tocando en un bar. Todo seg¨²n su propio relato a GQ.
El Kelly, el Birkin y el Del Rey
Hace mucho que las estrellas saben que es dif¨ªcil vivir de vender discos. Lana del Rey, tan precoz en todo, no pod¨ªa retrasar el momento de rentabilizar su propia marca m¨¢s all¨¢ de la m¨²sica. Y en este camino se ha cruzado con una industria adicta a la rapidez: la moda. Como hiciera Herm¨¨s con Grace Kelly o Jane Birkin, la firma brit¨¢nica Mulberry ha bautizado a uno de sus bolsos para la pr¨®xima temporada oto?o-invierno 2013 con el nombre de la cantante. A cambio, Del Rey atrajo la atenci¨®n de los medios sobre el desfile de la marca en Londres y su posterior fiesta.
Emma Hill, directora creativa de la firma, explicaba a WWD que lo que le hab¨ªa seducido de la artista era ¡°su belleza nost¨¢lgica y su aspecto ¡®retro¡¯ a la vez que moderno¡±. Una tr¨ªada sobre la que ha construido su imagen con muy buenos resultados, al menos de momento. Las marcas comienzan a disputarse la oportunidad de vestirla y enviar, posteriormente, un comunicado anunci¨¢ndolo a todos los medios especializados. Si en ese campo consigue reproducir los mismos ritmos que en la m¨²sica, quiz¨¢ dentro de unas horas Del Rey sea coronada como nuevo icono de estilo.
Con 25 a?os, Del Rey re¨²ne los elementos adecuados en su medida exacta para triunfar. Demasiado bueno, quiz¨¢, para ser cre¨ªble. La principal acusaci¨®n que esgrimen sus detractores es esa, la de ser un producto prefabricado, algo tan ins¨®lito en el pop como los tatuajes en el f¨²tbol. A modo de prueba blanden desde sus labios supuestamente siliconados (ella lo niega) hasta su primer y mucho menos sofisticado disco, Lana del Ray A.K.A. Lizzy Grant (s¨ª, del Ray), publicado en 2010 y que actualmente se encuentra descatalogado.
Hipster Runoff, uno de los blogueros con mayor predicamento en el mundo indie, se ha convertido en su archienemigo m¨¢s virulento y viral: ¡°Es solo una cantante mainstream [comercial] fracasada a la que un sello con mucho dinero ha transformado en una nueva marca. Y es la artista que m¨¢s ha dividido a la escena indie en a?os¡±, alega.
En el bando opuesto se encuentra el primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, que ha confesado ser fan. Y si eso es bueno o no para su imagen, baste imaginar el efecto que tendr¨ªa la presencia de Mariano Rajoy en un concierto de Bebe. De momento, la prensa brit¨¢nica ha calificado esta declaraci¨®n del pol¨ªtico como el ¡°beso de la muerte¡±.
Lana insiste ahora en presentarse como una chica natural que vive en el sof¨¢ de su exnovio y hace de babysitter de los hijos de sus amigas. Nada que ver con la autodefinici¨®n de ¡°Nancy Sinatra g¨¢nster¡± que usaba en sus primeras entrevistas. La clase de comentarios que, a ojos de sus detractores, suenan a ni?a que repite en voz alta la lecci¨®n que su padre, casualmente experto en marketing de Internet, le ha obligado a memorizar.
¡°Sus letras parecen los p¨®sits de una reuni¨®n de publicistas. El disco tiene melod¨ªas redondas y arm¨®nicamente ricas. Pero el personaje de Del Rey, independientemente de que sea aut¨¦ntico o no, es tan inconsistente que se desvanece entre sus millones de fotograf¨ªas¡±, argumenta el cr¨ªtico Sasha Fere-Jones, del semanario The New Yorker,
Todo lo que toca Lana se convierte en noticia. Por eso su mete¨®rico fen¨®meno ocupa el mismo n¨²mero de p¨¢ginas en The New York Times que en Cuore. De hecho, se ha hablado tanto sobre ella que, en un mundo digital donde los trending topics tienen una esperanza de vida de 13 minutos, cabr¨ªa preguntarse si Lana del Rey no se ha quemado antes incluso de madurar o si le quedan m¨¢s de dos hashtags.
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