Los nuevos Grimaldi no dan la talla
Los hermanos Casiraghi son reclamo principal de un pa¨ªs que rara vez pisan El protocolo considera de serie B a sus primos, los hijos de Estefan¨ªa de M¨®naco La imagen p¨²blica de Charlene, esposa de Alberto II, ni convence ni fascina a las revistas ?Est¨¢ en peligro el 'glamour' de la familia, im¨¢n tur¨ªstico y motor del Principado?
En M¨®naco, su feudo, se sabe poco de los Grimaldi. Y menos a¨²n de sus idas y venidas fuera del Principado. Salvo por los noticieros. La madrugada del lunes pasado, los monegascos pudieron ver en la televisi¨®n a los pr¨ªncipes Alberto y Charlene sentados entre el p¨²blico del teatro Kodak, en Los ?ngeles, presenciando la ceremonia de los Oscar. Un lugar inusual para un jefe de Estado, salvo que se apellide Grimaldi. Una dinast¨ªa que busca, casi instintivamente, la luz p¨²blica, los grandes escenarios. Los hijos y los nietos de Grace Kelly se han criado bajo los focos y han sabido manejarse en el mundo de las celebridades con gran dominio. Generaci¨®n tras generaci¨®n, los Grimaldi son carne de portada, atracci¨®n internacional, y eso pese a ser soberanos de un pa¨ªs diminuto, con solo 8.000 s¨²bditos. El resto de la poblaci¨®n, hasta casi 36.000 personas, son casi todos ricos expatriados de todo el mundo, en principio, ajenos a las peripecias de la dinast¨ªa. ¡°No es cierto. Tambi¨¦n existe un sentimiento de respeto a los pr¨ªncipes entre los residentes¡±, puntualiza una persona de las altas esferas del Principado. ¡°Recuerdo que la muerte de la princesa Gracia caus¨® una conmoci¨®n general, fue muy sentida por todos¡±.
Pero los Grimaldi m¨¢s deseados, m¨®viles e inaprensibles, ya no llevan el apellido de la dinast¨ªa. Son los Casiraghi, los tres hijos que tuvo Carolina de M¨®naco con su segundo marido, el empresario italiano Stefano Casiraghi, muerto, con apenas 30 a?os, en un tr¨¢gico accidente n¨¢utico, en 1990. Se sabe, por la prensa rosa, que son asiduos de Saint-Tropez, Ibiza y Formentera, que tan pronto est¨¢n en un resort de lujo en Kenia como en Copacabana, o son agasajados en Par¨ªs en la semana de la alta costura.
La serie B del Principado
Los hijos de Estefan¨ªa de M¨®naco no parecen haber heredado el car¨¢cter rebelde de su madre. Luis, Paulina y Camila son los m¨¢s discretos de toda la saga Grimaldi. Absolutos plebeyos por parte de padres, no aparecen jam¨¢s en el balc¨®n del palacio monegasco en los actos oficiales. Son como la rama B de la familia. Menos guapos, menos distinguidos, menos perseguidos por los fot¨®grafos y menos conocidos por el gran p¨²blico. Luis, el mayor, juega al f¨²tbol; Paulina (en la fotograf¨ªa superior con su madre y su hermana) es campeona de saltos de trampol¨ªn, adem¨¢s de apasionada del circo, una pasi¨®n que comparte tambi¨¦n la peque?a Camila. La ¨²nica de los tres que no figura en el escalaf¨®n din¨¢stico, porque es hija extraconyugal y en el Principado, oficialmente cat¨®lico, este detalle es clave.
Que los tres recibieron una esmerada educaci¨®n internacional, que lucen con igual elegancia el ba?ador y el esmoquin o el traje largo, y que, como toda la familia, odian a los paparazis. Pero, a veces, la realidad de sus vidas, m¨¢s all¨¢ de las bonitas portadas, se filtra de forma traum¨¢tica al mundo de los comunes mortales y el encanto se rompe. Ocurri¨® en diciembre pasado, cuando Andrea, el mayor, de 27 a?os, segundo en la l¨ªnea sucesoria monegasca, fue detenido en una carretera de M?con, al este de Francia (y despojado de su Audi A6 y de su carn¨¦), cuando conduc¨ªa a 200 kil¨®metros por hora. Y ha vuelto a ocurrir el domingo 19 de febrero, cuando su hermano menor, Pierre, de 24 a?os, hubo de recibir tratamiento hospitalario por los golpes sufridos en el altercado que protagoniz¨® en un club de moda de Manhattan, donde tomaba copas acompa?ado por tres amigos, entre ellos Stavros Niarchos III, nieto del armador griego.
Son historias que dejan una huella fea en la imagen del Principado, y en el imaginario colectivo, porque confirman todos los t¨®picos recurrentes sobre c¨®mo se comportan y c¨®mo pasan el tiempo los ricos y famosos. Y los Grimaldi, con una fortuna en torno a los mil millones de euros, son ambas cosas. El golpe es m¨¢s duro a¨²n por el perfil del protagonista. Pierre Casiraghi, un efebo de belleza delicada, como ?reci¨¦n salido de una pintura renacentista, es el ¨²nico de sus hermanos que trabaja y vive en M¨®naco.
Los alumnos de la Universidad Internacional, que comparte edificio con el estadio deportivo Luis II, frente a las torres de oficinas del barrio de Fontvieille, lo ve¨ªan alguna vez pasar camino de la sede de Engeco, la constructora puesta en pie en 1984 por los Casiraghi, de la que es presidenta honoraria su abuela paterna, Fernanda Biffi, y m¨¢ximo responsable su t¨ªo Marco. A Engeco le va bien en M¨®naco, donde est¨¢n construyendo, entre otras cosas, una nueva sede para el Yacht Club, sobre un dise?o de Norman Foster. Pierre, que estudi¨® en la Universidad Luigi Bocconi de Mil¨¢n, donde conoci¨® a su novia, Beatrice Borromeo, emparentada con los Agnelli, es el m¨¢s apegado de los tres hermanos a la familia paterna. El m¨¢s italiano. Aunque los tres dominan el ingl¨¦s y, por supuesto, el franc¨¦s, idioma oficial del Principado. Desde que termin¨® sus estudios, el peque?o de los Casiraghi se ha hecho cargo tambi¨¦n de Monacair, compa?¨ªa de helic¨®pteros que transporta a los pr¨ªncipes, al Gobierno del pa¨ªs y a los visitantes oficiales del Principado.
Alto, rubio, delgado, fumador como su madre y su hermano, deportista y desenvuelto en cuestiones de indumentaria, Pierre se estaba convirtiendo en un verdadero monegasco. Una tentaci¨®n que no han tenido hasta ahora sus hermanos.
Las biograf¨ªas oficiales no recogen ciertos matrimonios de las princesas Estefan¨ªa y Carolina
Andrea, una mezcla afortunada de genes paternos y maternos, aunque con aspecto algo demacrado, vive en Nueva York con su novia, la multimillonaria heredera colombiana Tatiana Santo Domingo. De sus visitas al Principado, donde va asumiendo honores propios de un futuro pr¨ªncipe (la l¨ªnea din¨¢stica pasa por ¨¦l caso de morir sin descendencia el actual soberano), solo se enteran los fot¨®grafos. Andrea es ya miembro de la Orden de la Cerveza (cosas de M¨®naco) y desde enero tiene las insignias de brigadier del Cuerpo de Carabineros, que le impuso su t¨ªo, Alberto II.
Hace tiempo que se licenci¨® en Pol¨ªticas, e incluso realiz¨® unas pr¨¢cticas en la Embajada de Catar en Par¨ªs. Los catar¨ªes son amigos de la familia. Tienen una joint venture con el Gobierno del Principado para explotar negocios en el extranjero, adem¨¢s de poseer un peque?o porcentaje en la semiestatal Soci¨¦t¨¦ des Bains de Mer (SBM) de M¨®naco, due?a de hoteles de lujo, restaurantes, bares, casinos y spa. Pero Andrea no acaba de decidirse por una actividad concreta, aparte del habitual papel de patrocinador de iniciativas caritativas. Su vida es, aparentemente, una sucesi¨®n de vacaciones en playas exclusivas y yates de lujo.
Los otros Grimaldi que no llevan el apellido
Alberto Grimaldi ha tenido, que se sepa, dos hijos en los a?os locos de su prolongada solter¨ªa: Alexandre Coste, nacido en 2003, y Jazm¨ªn Grace Rotolo, nacida en 1992, ambos reconocidos tras largas y complejas batallas judiciales y period¨ªsticas. Alexandre es fruto de una relaci¨®n de cinco a?os con una azafata de Air France, Nicole Val¨¦rie Coste, nacida en Togo, a la que conoci¨® en un vuelo Niza-Par¨ªs. Tras varios intentos fracasados de conseguir que el ni?o fuera reconocido, Nicole cont¨® la historia a 'Paris Match' en 2005. El pr¨ªncipe aleg¨® invasi¨®n de su intimidad y gan¨® el caso en los tribunales, pero un mes despu¨¦s reconoci¨® a Alexandre. Un hecho que reaviv¨® la batalla de Tamara Jean Rotolo, excamarera californiana, que llevaba una d¨¦cada larga asegurando que su hija Jazm¨ªn Grace lo era tambi¨¦n de Alberto. En la negociaci¨®n se vio involucrado Robert Eringer, antiguo colaborador del pr¨ªncipe y furibundo enemigo despu¨¦s. Eringer declar¨® a la revista 'Forbes', en septiembre pasado, que, tras una discusi¨®n sobre Jazm¨ªn, este lleg¨® a deslizarle en voz baja: "?Podr¨ªas conseguir que tenga un accidente?". Declaraciones consideradas como "burdas" falsedades por el palacio monegasco, que solo pretenden ensuciar la imagen de Alberto.
Tampoco su hermana Carlota, una belleza espectacular, de 25 a?os, parece inquieta por el futuro. Instalada en Par¨ªs, sus grandes pasiones son la h¨ªpica y la moda. Pero una moda ecol¨®gica y no contaminante, seg¨²n anunci¨® la propia Carlota al presentar en Italia, hace tres a?os, su revista de tendencias Ever Manifesto, gratuita y redactada en ingl¨¦s, destinada al mundillo de la pasarela.
Sin pisar apenas M¨®naco, Carlota es la imagen con may¨²sculas del pa¨ªs. La m¨¢s deseada por los medios de comunicaci¨®n. Y la que m¨¢s propuestas recibe para entregar trofeos, acudir a fiestas publicitarias o apadrinar actos de todo tipo. Con todo, ella no falta a los actos oficiales del Principado, siempre al flanco de su hermana Alexandra, de 13 a?os, hija de Carolina y su tercer marido, Ernesto de Hannover, del que lleva tres a?os separada. Una pena para M¨®naco, donde deslumbraban los t¨ªtulos de Ernesto, que en Alemania, desde los tiempos de la Rep¨²blica de Weimar, carecen de valor. Y es que el Principado, pese a sus dimensiones de juguete y a su peculiar naturaleza de para¨ªso fiscal, es un lugar donde prima el protocolo y la pompa m¨¢s rancia.
M¨®naco tiende a imitar la grandeur francesa. Y a los pr¨ªncipes no es f¨¢cil encontr¨¢rselos en otra parte que en el balc¨®n de palacio, el d¨ªa de la fiesta nacional, o en alg¨²n exclusivo acto ben¨¦fico. Es como si cada ceremonia fuera una representaci¨®n para los turistas y la prensa, y las bellas princesas no existieran fuera del papel cuch¨¦. ¡°No me los he cruzado nunca, y a Rainiero lo vi una sola vez en persona¡±, dice de los Grimaldi Henri, un maduro monegasco que no ha pisado nunca el Sporting Club, donde todos los a?os se celebran la Gala de la Cruz Roja y el Baile de la Rosa, con cenas suntuosas a mil euros el cubierto repletas de millonarios de pa¨ªses ex¨®ticos y estrellas de cine algo ajadas.
En cuestiones de alcurnia y rangos jer¨¢rquicos, el establishment monegasco es sumamente puntilloso. Y quiz¨¢ por eso, los hijos de Estefan¨ªa, de 47 a?os, la menor de los Grimaldi, con una tumultuosa vida sentimental a las espaldas, son personajes secundarios, algo as¨ª como los Grimaldi serie B. Los dos mayores, Luis y Paulina, de 19 y 17 a?os, respectivamente, nacieron antes de que su madre se casara con su padre, el guardaespaldas Daniel Ducruet. Y la m¨¢s peque?a, Camila, de 13 a?os, es fruto de una relaci¨®n con otro escolta, Jean Raymond ?Gottlieb. Ya cumplidos los 40 a?os, Estefan¨ªa se cas¨® de nuevo con el acr¨®bata circense portugu¨¦s Adans L¨®pez Peres, 10 a?os m¨¢s joven. La uni¨®n dur¨® poco y en palacio decidieron ignorarla al redactar la biograf¨ªa oficial de la princesa, como hab¨ªan hecho con la de su hermana Carolina con el playboy franc¨¦s Philippe Junot, que congreg¨® a grandes estrellas de Hollywood, en 1978. Pese a la buena sinton¨ªa del Principado con el papa Juan Pablo II ¨Cque dio rango de arzobispado a un pa¨ªs con apenas seis parroquias y 22 sacerdotes¨C, Carolina tard¨® 10 a?os en conseguir la anulaci¨®n del matrimonio. Para entonces, 1992, su marido hab¨ªa muerto, pero la decisi¨®n era importante porque fue seguida del decreto papal que legitimaba a los tres Casiraghi y, por tanto, les inclu¨ªa en la l¨ªnea din¨¢stica del Principado.
El bloguero Robert Eringer se ha convertido en una pesadilla para Alberto II
Estefan¨ªa no ha estado interesada nunca en estas cuestiones. Siempre pareci¨® inc¨®moda en su piel de princesa e intent¨® desesperadamente inventarse otra vida. Tuvo una carrera fugaz como dise?adora de ropa, m¨¢s tarde cantante y hasta artista circense. Prematuramente envejecida por el exceso de sol y un tormento interior, quiz¨¢ relacionado con la muerte de su madre, a la que acompa?aba cuando sufri¨® el fatal accidente de coche que le cost¨® la vida en 1982, la princesa es la Grimaldi m¨¢s querida y popular en el Principado. ¡°La gente la conoce porque es la ¨²nica que casi siempre ha estado aqu¨ª. Los monegascos se la encuentran haciendo la compra en el Carrefour, y espera su turno en la cola como una ciudadana m¨¢s¡±, dice Milena Radoman, periodista del semanario local Monaco Hebdo.
Algo impensable en Carolina, que siempre ha vivido fuera y nunca ha dado la impresi¨®n de implicarse en cuestiones dom¨¦sticas. La sombra de Carolina, sin embargo, siempre fue lo bastante larga como para eclipsar a su hermana. En las ocasiones oficiales, su estilismo era siempre m¨¢s acertado, y sus sucesivos maridos, mejor situados socialmente. En todo parec¨ªan antag¨®nicas. Si Estefan¨ªa se entregaba en cuerpo y alma a los enfermos de sida, a trav¨¦s de su propia fundaci¨®n, su hermana se dedicada a la infancia, a trav¨¦s de la asociaci¨®n Amade, fundada por su madre. Si a Estefan¨ªa le volv¨ªa loca el circo, Carolina, m¨¢s intelectual, presid¨ªa los ballets de Montecarlo y los festivales de las artes. Y como primera dama de M¨®naco, en ausencia de su madre, paseaba su palmito por todas las bodas y bautizos reales de Europa, causando admiraci¨®n. Incluso tras la boda de su hermano Alberto que ha dado al pa¨ªs una princesa consorte, la exnadadora sudafricana Charlene Wittstock, Carolina sigue siendo el s¨ªmbolo de la elegancia y el esplendor nacional.
El reto de Charlene, princesa consorte
La nueva primera dama de M¨®naco, Charlene Wittstock, es, a los 34 a?os, una belleza rubia un poco m¨ªstica, en las ant¨ªpodas de sus cu?adas. Aunque Carolina y, sobre todo, Estefan¨ªa tienen poderosos hombros, Charlene tiene la exagerada complexi¨®n de la atleta que es. Sus rasgos dulces cautivaron al pr¨ªncipe Alberto, del que fue novia al menos desde 2006, cuando aparecieron juntos en los Juegos de Invierno de Tur¨ªn. Frente a sus anteriores parejas, desde Brooke Shields hasta Claudia Schiffer, Charlene pose¨ªa la ventaja de ser una desconocida susceptible de ser ¡®moldeada¡¯ lo necesario para encajar en el trono monegasco. Aun as¨ª, todav¨ªa en 2009, Alberto no ten¨ªa planes de boda. El matrimonio, celebrado en julio pasado, no ha hecho m¨¢s que darle disgustos. La prensa francesa, que no dijo una palabra de las veleidades conocidas de Dominique Strass-Khan antes del esc¨¢ndalo de Nueva York, ha encontrado un fil¨®n en la pareja monegasca. Seg¨²n el semanario ¡®L¡¯Express¡¯, la pobre Charlene estuvo a punto de desertar antes de llegar al altar. Y luego se supo que la pareja pas¨® la luna de miel en Sud¨¢frica en hoteles separados.
Sin marido por tercera vez, aunque aferrada al t¨ªtulo de princesa de Hannover, y ya con 55 a?os cumplidos, la hija mayor de Grace Kelly ha regresado a casa. A su hija peque?a, Alexandra, id¨¦ntica al padre, aunque mitigados los rasgos por algunos genes maternos, la ha matriculado en un colegio cat¨®lico local, y ella aspira a convertirse en una mecenas de las artes. ¡°Se habla de que pueda encargarse de tareas similares a las de una ministra de Cultura¡±, dice la periodista Radoman. Atr¨¢s quedan los a?os turbulentos con Ernesto, jalonados por peleas con los periodistas y empapelados de causas judiciales. La princesa acaba de perder en los tribunales la ¨²ltima de las que la enfrentaron a los medios de comunicaci¨®n alemanes. Las grandes batallas medi¨¢ticas las llevan adelante ahora su hermano, Alberto II, y su hija Carlota.
El pr¨ªncipe, que cumplir¨¢ 54 a?os en marzo, tiene numerosos frentes abiertos con la prensa francesa y con el bloguero estadounidense Robert Eringer, que le prest¨® servicios durante cinco a?os. Eringer, escritor y exesp¨ªa estadounidense, se ocup¨® de facilitarle informaci¨®n sobre personajes algo turbios de M¨®naco o con la aspiraci¨®n de instalarse en el pa¨ªs, entre 2002 y 2007. Pero la relaci¨®n se rompi¨® bruscamente, y desde entonces el estadounidense le reclama una suma de unos 40.000 euros como honorarios no pagados. Mientras tanto, le fustiga desde su p¨¢gina web eringer33.com. El pr¨ªncipe le ha llevado repetidas veces a los tribunales en Par¨ªs y ha ganado ya numerosos casos, pero Estados Unidos no ha reconocido, de momento, esas condenas.
Tampoco est¨¢ dispuesta a claudicar ante la prensa su sobrina Carlota. En enero pasado, su abogado present¨® ante los tribunales de Par¨ªs una querella penal contra varias publicaciones francesas por ¡°acoso a la intimidad privada¡±, lo que, supuestamente, le habr¨ªa causado ¡°da?o moral¡± severo. El inter¨¦s por Carlota aument¨® sensiblemente en diciembre pasado cuando se la vio con el humorista franc¨¦s de origen marroqu¨ª Gad Elmaleh, 15 a?os mayor. Sus abogados aseguran que Carlota sufre un acoso similar al que caus¨® la muerte de la princesa de Gales, en un accidente de autom¨®vil, el 31 de agosto de 1997, cuando intentaba huir de los fot¨®grafos que la persegu¨ªan por las calles de Par¨ªs. La propia princesa Diana, sin embargo, se hab¨ªa encargado de dar alas a los reporteros convoc¨¢ndoles peri¨®dicamente para hacerles confidencias sobre su guerra con los Windsor. Carlota Casiraghi se sirve tambi¨¦n de la prensa para vender su pa¨ªs al mundo y a los millonarios. Pero si la persecuci¨®n en Roma, Nueva York o Par¨ªs se hace insoportable, la mayor de las hijas de Carolina de M¨®naco tiene una forma de escapar que todav¨ªa no ha utilizado: instalarse en el Principado.
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