A vueltas con los trenes del 11-M
Una mara?a de equ¨ªvocos y de falsos planteamientos alimentan teor¨ªas conspirativas sobre el atentado terrorista de 2004. Ni los trenes son pruebas de delito, sino escenarios, ni es posible determinar la marca del explosivo sobre los restos existentes
En relaci¨®n con los atentados de 2004, ciertos medios esgrimen peri¨®dicamente titulares presentados con tantos aspavientos como vacuidad en su contenido. En ocasiones, logran incluso que alguna figura p¨²blica se atragante con sus bu?uelos y la excitaci¨®n alcanza cotas tragic¨®micas. Es lo que parece haber ocurrido recientemente con el supuesto redescubrimiento de un vag¨®n del 11-M y la posterior reacci¨®n del fiscal general del Estado.
Como casi todo lo que tiene que ver con aquellos terribles hechos, el asunto viene enturbiado por una mara?a de equ¨ªvocos, medias verdades y mentiras completas que se repiten sin descanso. En lo que sigue, tratar¨¦ de aclarar algunos puntos esenciales del hecho para que el lector interesado se forme su propio criterio.
En su d¨ªa, la defensa de Raf¨¢ Zouhier solicit¨® realizar una inspecci¨®n ocular de los trenes afectados por los atentados. Mediante providencia de 12 de junio de 2007, la sala enjuiciadora del 11-M le comunic¨® que ¡°por RENFE se ha manifestado que el desguace se efectu¨® entre los d¨ªas 13 y 14 de marzo de 2004¡±. No se sabe de d¨®nde surgi¨® esta informaci¨®n y es una l¨¢stima que G¨®mez Berm¨²dez, normalmente muy atento, la diera por buena y la incluyera acr¨ªticamente en su sentencia de 31 de octubre de 2007, porque comprobar su inexactitud era un ejercicio relativamente f¨¢cil. En el sumario (Tomo 80, folios 24.621 y 24.622), por ejemplo, consta un documento de la empresa Alstom en el que, a 24 de marzo de 2004, puede leerse que un determinado vag¨®n ¡°est¨¢ siendo desguazado en el TCR de Villaverde¡±. A algunos peri¨®dicos les habr¨ªa bastado con revisar su propia hemeroteca. Pero el dato era demasiado tentador y no tard¨® en propalarse en determinados c¨ªrculos la especie de que los vagones de la tragedia se hab¨ªan desguazado ¡°en 48 horas¡±, con el a?adido absurdo de que ello contraven¨ªa la Ley de Enjuiciamiento Criminal. M¨¢s tarde, el Tribunal Supremo, al tiempo que desestimaba el motivo de casaci¨®n de Raf¨¢ Zohuier basado en la denegaci¨®n de esa prueba, por entender que en nada le afectaba, record¨® que ¡°los trenes y su estado fueron objeto de pericial y la inspecci¨®n ocular sobre los mismos fue objeto de grabaci¨®n¡± (sentencia de 17.7.2008). Sin embargo, y sobre la misma base incierta que la Audiencia Nacional, a?adi¨® el comentario de que pod¨ªa ¡°resultar sorprendente una tan apresurada destrucci¨®n¡±. Es curioso que muchos de quienes siguen citando esta observaci¨®n inane sean los mismos que han estado y est¨¢n empe?ados en demostrar su falta de fundamento f¨¢ctico. As¨ª, lo que ahora vienen a decir es que, despu¨¦s de todo, no era verdad que se hubieran destruido todos los vagones. Ahora resulta que alguno de ellos ¡°se ocult¨®¡±, no se sabe muy bien por qu¨¦ siniestra raz¨®n.
Sobre un dato err¨®neo se propal¨® que los vagones de la tragedia se hab¨ªan desguazado en 48 horas
Pero no era la primera vez que el Tribunal Supremo se pronunciaba sobre la destrucci¨®n de los trenes. El asunto estaba zanjado desde mucho tiempo antes. En octubre de 2006, el sindicato Manos Limpias interpuso una querella contra el juez Del Olmo y la fiscal Olga S¨¢nchez, aduciendo que la destrucci¨®n de los vagones del 11-M podr¨ªa ser constitutiva de diversos delitos. El Tribunal Supremo, mediante auto de 1.12.2006, archiv¨® la querella. En lo que ahora interesa, el m¨¢ximo int¨¦rprete de nuestra legalidad ordinaria declar¨®:
¡°a) A lo largo de las actuaciones obran los distintos y pormenorizados dict¨¢menes periciales, sobre los objetos encontrados en los restos de los vagones afectados por las explosiones, y sobre estos mismos, a fin de determinar la etiolog¨ªa, forma y caracter¨ªsticas de las explosiones sufridas. b) En el Tomo 145 del Sumario, folios 53.799 y ss. obra un complet¨ªsimo informe conjunto de expertos de TEDAX y GUARDIA CIVIL, sobre los restos de los vagones, plante¨¢ndose incluso la posibilidad de reproducir la deflagraci¨®n, lo que se desestima por razones t¨¦cnicas. c) La conservaci¨®n y destino de los vagones en cuesti¨®n ¡ªuna vez hechos en ellos todas las pericias que se estimaron necesarias¡ª corresponde a su leg¨ªtimo propietario (RENFE), que adem¨¢s cuenta con lugares apropiados para ello.¡±
Los trenes se devolvieron a su propietario, que hizo con ellos lo que consider¨® oportuno
Efectivamente, y en contra de lo que se dice con demasiada frecuencia, los trenes del 11-M no son pruebas, sino, acaso, escenas del delito. Como tales, ninguna ley obligaba a mantenerlos inc¨®lumes una vez que polic¨ªa y juez instructor hab¨ªan extra¨ªdo de ellos la informaci¨®n que precisaban y que est¨¢ ampliamente documentada en el sumario. De modo que, la pr¨®xima vez que vuelvan a leer o escuchar que se destruyeron los vagones ¡°infringiendo la Ley de Enjuiciamiento Criminal¡±, pueden estar seguros de que se hallan ante un charlat¨¢n o alguien gravemente desinformado.
Entonces, ?por qu¨¦ siguen d¨¢ndole vueltas peri¨®dicamente a esto de la chatarra? Porque a algunos no les gusta la informaci¨®n extra¨ªda de los trenes. En realidad, todo tiene que ver con el asunto de los explosivos de la matanza. Sobre esta cuesti¨®n pueden escribirse centenares de p¨¢ginas y algunos estamos literalmente en ello, pero aqu¨ª no puedo m¨¢s que ofrecer unas brev¨ªsimas pinceladas. Por desgracia debo omitir toda discusi¨®n sobre la contaminaci¨®n de las muestras, los lavados con agua y acetona, los protocolos imaginarios y multitud de otros aspectos plagados igualmente de lugares comunes falaces.
B¨¢sicamente, lo que muchos han estado tratando de establecer durante a?os es que el explosivo ¡°de los trenes¡± fue distinto del explosivo ¡°de fuera de los trenes¡±. Es decir, la Goma 2 ECO hallada en la mochila de Vallecas, en la Kangoo, etc., es falsa, colocada all¨ª por oscuros agentes de la polic¨ªa y/o los servicios secretos nacionales y/o extranjeros para dar un vuelco electoral (l¨¦ase golpe de Estado). Pero en los trenes estall¨® en realidad otra cosa (Titadyn, normalmente con la coletilla: "la dinamita de ETA"). Estas afirmaciones se basan en un grave equ¨ªvoco que se repite como un mantra infatigable. Es cierto que, como se?ala la sentencia redactada por G¨®mez Berm¨²dez, ¡°no se sabe con absoluta certeza la marca de la dinamita que explot¨® en los trenes¡±, pero, pese a lo que se escucha insistentemente, eso no es una anomal¨ªa del 11-M, sino lo normal. Algunos comentaristas consideran que esa indefinici¨®n es aberrante y que es culpa de algunos polic¨ªas (en particular, del fementido S¨¢nchez Manzano). Entienden que, si los focos de la explosi¨®n los hubiera analizado la polic¨ªa cient¨ªfica y no los Tedax; si se hubieran recogido m¨¢s restos; si se hubieran conservado los efectos de las v¨ªctimas; si se hubiera hecho esto, lo otro o lo de m¨¢s all¨¢, se habr¨ªa podido determinar la marca del explosivo empleado en los trenes de forma indubitada. Pero todos los expertos en explosivos de la polic¨ªa y de la Guardia Civil que han declarado en los diversos procedimientos han se?alado que esto es una falacia: sobre la base exclusiva de unos restos explosionados no es posible determinar la marca comercial, porque en la explosi¨®n desaparecen algunos componentes y, aun cuando se tuviera la fortuna de detectar cualitativamente todos ellos, algunas marcas usan los mismos y s¨®lo var¨ªan sus proporciones. Pero en restos post-explosi¨®n, sin sustancia intacta, no cabe hacer an¨¢lisis cuantitativos de cuyo resultado pueda inferirse la composici¨®n del explosivo entero. Y eso no depende de que haya ocho u ochocientas muestras. Es una imposibilidad t¨¦cnica. Salvando las distancias, es como empe?arse en que, si se hacen m¨¢s y mejores fotograf¨ªas de un objeto, podr¨¢ averiguarse su olor.
En definitiva, como dijo el Tribunal Supremo hace a?os, en el sumario constan los estudios de los trenes (incluido el vag¨®n ahora resucitado) y sus resultados. Con las muestras de los focos se lleg¨® hasta donde era posible llegar t¨¦cnicamente: dinamita. Los trenes se devolvieron a su propietario, que hizo con ellos lo que consider¨® oportuno. Nada de cuanto en este asunto hay de relevante es nuevo. Y nada de lo que se pretende hacer pasar por nuevo es relevante.
Pablo Lled¨® Callej¨®n es licenciado en Derecho y m¨¢ster en Ciencias Sociales del Instituto Juan March. En la actualidad realiza una tesis doctoral sobre el 11-M.
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