Calles 'limpias' de prostitutas
Barcelona quiere ocultar la prostituci¨®n, lo que no supone abolirla ni iniciar un debate serio sobre el tema
El Ayuntamiento de Barcelona se propone prohibir la prostituci¨®n callejera mediante una modificaci¨®n de la ordenanza de civismo aprobada en 2006 y que sanciona a prostitutas y clientes en determinadas circunstancias. La mayor¨ªa formada por CiU y PP ha aprobado inicialmente la modificaci¨®n, a la que se opone el resto de grupos municipales.
La pretensi¨®n de prohibir la prostituci¨®n en la calle tiene su l¨®gica en la potestad municipal de regular el uso que se hace del espacio p¨²blico. La calle es de todos y hay muchas cosas que no se pueden hacer en ella. Las im¨¢genes publicadas hace un tiempo por este diario de prostitutas ejerciendo en rincones y portales de Ciutat Vella mostraron un nivel de degradaci¨®n que no debe tolerarse.
Diferentes ciudades han incluido en sus ordenanzas la prohibici¨®n de ofrecer o comprar servicios sexuales en la calle. El Gobierno de CiU ha apoyado la iniciativa de Barcelona enmarc¨¢ndola en un plan m¨¢s general destinado a aumentar la presi¨®n sobre prostitutas y clientes, como paso intermedio para alcanzar ¡°el estado ideal ¨²ltimo de la abolici¨®n¡±, seg¨²n el consejero de Bienestar Social i Familia, Josep Llu¨ªs Cleries.
Plantearse la abolici¨®n de la prostituci¨®n parece un objetivo loable. El problema es que la mera prohibici¨®n de que se ejerza en la calle no implica necesariamente avanzar hacia la erradicaci¨®n, algo que requerir¨ªa un valor pol¨ªtico que hasta ahora no se ha demostrado. Al contrario. Seg¨²n c¨®mo se planteen esos pasos intermedios, en lugar de erradicar esta cruel forma de esclavitud, lo que se conseguir¨¢ es contribuir a ocultarla y a que se ejerza en condiciones todav¨ªa m¨¢s penosas.
Tal como est¨¢ planteada, la medida puede quedar en un simple gui?o al electorado conservador, una forma de pasar una cortina para quitar de la vista una realidad que se prefiere ignorar. Es posible que la ciudad luzca m¨¢s sin prostitutas en las calles, pero si solo se pretende eso, que no se vista con ropajes grandilocuentes. El problema de la prostituci¨®n es un asunto muy grave y algunos pa¨ªses lo han abordado con decisi¨®n, unos regulando su pr¨¢ctica, otros prohibi¨¦ndola totalmente. Ese, y no otro, es el meollo del debate.
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