Recortes: muchos y muy mal repartidos
El coro lo tiene claro: la tijera. Ha llegado la hora de oponerse frontalmente a ese suicidio econ¨®mico
Llevamos demasiados d¨ªas discutiendo sobre si hay una relativa flexibilidad en los objetivos de d¨¦ficit. Todo para ver si el d¨¦ficit auton¨®mico se podr¨ªa relajar unas d¨¦cimas y as¨ª pasar del 1,5% al 1,8%. Dicha petici¨®n de clemencia fiscal no es m¨¢s que un hilo de voz apagado por un coro atronador que dice que contin¨²a siendo la hora de recortar. Por mucho que los hechos desmientan la oportunidad del recorte nos dicen que es la ¨²nica v¨ªa, aunque estemos en una profunda recesi¨®n. El coro lo tiene claro: recortar. La discusi¨®n de la ¨²ltima cumbre europea era si asum¨ªamos el 4% del d¨¦ficit o el 5,8%, si recort¨¢bamos 40.000 millones de euros o 29.000 millones ¡ªpara que nos hagamos una idea, lo que se puede gastar el Gobierno central es del orden de 138.000 millones, y el Govern de la Generalitat, 38.000 millones¡ª para al final quedarse en una absurda media ponderada. Y todo ello sin discutir el horizonte para el 2013 de un objetivo de d¨¦ficit del 3%.
El objetivo es recortar a costa de un contrato social que intentaba no dejar a nadie a la intemperie. Recortar una vez dinamitado el marco de relaciones laborales. Recortar a¨²n a riesgo de hacer saltar por los aires la Espa?a de las autonom¨ªas, volviendo a un modelo de Estado centralista con la excusa del pretendido derroche de las comunidades aut¨®nomas. Recortar en una especie de pulsi¨®n suicida, dispuestos a arruinar nuestras econom¨ªas y el propio marco de convivencia.
Lo sensato ser¨ªa adaptar la econom¨ªa a la realidad. El Banco Central Europeo podr¨ªa liderar dichas pol¨ªticas y deber¨ªa prestar el dinero a las Administraciones al mismo inter¨¦s que se lo presta a los bancos. Y una vez se vuelva a una senda de mayor prosperidad, entonces marcar nuevos objetivos. Pero lejos de este esquema, acabamos viendo como una heroicidad que Rajoy se haya plantado ante Merkosy y en vez de aceptar que le corten piernas y brazos haya optado por salvar uno de los brazos primero, para al final quedarse con la mitad de una de las extremidades, como si eso nos permitiese salir del atolladero en el que estamos metidos.
El BCE deber¨ªa prestar a las Administraciones al mismo inter¨¦s que a los bancos
En segundo lugar, deber¨ªamos preservar la capacidad de hacer pol¨ªticas para aquellas Administraciones que se encargan de las pol¨ªticas que mantienen la cohesi¨®n social, como son ayuntamientos y comunidades aut¨®nomas, y eso significa decir basta ante este inequitativo reparto del d¨¦ficit, que no obedece a criterio alguno m¨¢s all¨¢ de la discrecionalidad del Gobierno central. Dicho reparto no es algo nuevo, es algo que ya se defini¨® con los Gobiernos de Zapatero y hay que recordar que el Gobierno de la Generalitat ni rechist¨®. Era aquella ¨¦poca en la que Mas aspiraba a ser el primero de la clase en recortes haciendo creer que esto expiar¨ªa nuestras culpas y los mercados volver¨ªan a dar un respiro.
Pero la realidad es m¨¢s tozuda que el dogma, y al final, un exceso en los recortes ha deprimido m¨¢s la econom¨ªa, ha disminuido los ingresos y ha mantenido los porcentajes de d¨¦ficit. Se calcula que por cada euro que se recorta en la funci¨®n p¨²blica se deja de ingresar 0,6 euros. Y a pesar de ello, un a?o despu¨¦s nos viene el Gobierno central con la misma proporci¨®n en el reparto, pero ahora el Govern de la Generalitat despierta y dice que el objetivo es inasumible. El reparto del d¨¦ficit se ha hecho en funci¨®n de una orientaci¨®n sesgada y no tiene presente la importancia social del gasto auton¨®mico (salud, educaci¨®n, servicios sociales). Si el reparto del d¨¦ficit lo hici¨¦semos en funci¨®n del porcentaje de gasto, la Administraci¨®n Central podr¨ªa asumir un d¨¦ficit del 1,5% ¡ªahora se autoimpone un d¨¦ficit del 4%¡ª, las CC AA podr¨ªan asumir un d¨¦ficit del 2,8% ¡ªahora les imponen un 1,5%¡ª, y los ayuntamientos de un 1% ¡ªahora les imponen un 0,3%. Asumir un d¨¦ficit del 5,3% ya de por si es un desastre, pero si adem¨¢s se acepta la falta de equidad del reparto, o tan solo se matiza con unas d¨¦cimas, el desastre econ¨®mico, social y democr¨¢tico es total, dejando al pa¨ªs al l¨ªmite del colapso.
Por todo ello, creo que es hora de que la mayor parte de la sociedad, fuerzas pol¨ªticas, organizaciones sociales y empresas alcen la voz para decir dos cosas. En un escenario de recesi¨®n, recortar es un suicidio. Hoy necesitamos un planteamiento transversal que diga basta, expresando el rechazo frontal a ese suicidio econ¨®mico. Ese deber¨ªa ser el planteamiento de agentes sociales, econ¨®micos y pol¨ªticos, y no deber¨ªa hacer falta resucitar a Keynes o ver que pas¨® en la Europa de los a?os 30 para darnos cuenta. Y en segundo lugar, la sociedad catalana deber¨ªa acordar que el reparto del d¨¦ficit tan solo se har¨¢ en funci¨®n de un criterio y ese solo puede ser el nivel de gasto de cada una de las Administraciones.
Joan Herrera es presidente del grupo de ICV-EUiA en el Parlament de Catalunya.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.