La diferencia socialdem¨®crata
La superioridad t¨¦cnica del mercado debe ser compatible con la defensa del Estado
Sigo esperanzado por las posibilidades de mejora que puede representar, en este mundo convulso y desigual, una opci¨®n socialdem¨®crata consecuente. Preocupado, porque llevamos demasiado tiempo librando batallas equivocadas que han acabado por confundirnos a nosotros mismos, pero convencido de que los problemas de la sociedad actual, en plena efervescencia de transformaci¨®n, solo encontrar¨¢n soluci¨®n equitativa y democr¨¢tica de la mano de pol¨ªticas fundamentadas en valores socialdem¨®cratas. Valores que no est¨¢n en crisis, aunque muchos duden de que haya voluntad real de defenderlos por parte de algunos pol¨ªticos socialdem¨®cratas que, ellos s¨ª, est¨¢n en crisis aguda de credibilidad, en medio de un serio problema general de saber para qu¨¦ sirve hoy la pol¨ªtica.
En pleno asalto a la raz¨®n desde fundamentalismos varios, la diferencia socialdem¨®crata consiste en la defensa, hasta sus ¨²ltimas consecuencias, de los principios de la Ilustraci¨®n y por su orden: libertad, igualdad, fraternidad, pero tomados en serio. Con flexibilidad en los medios necesarios para conseguirlos en una realidad con demasiadas respuestas obsoletas y muchas preguntas a¨²n sin contestaci¨®n. Pero con firmeza en el apego a objetivos tan dignos como la aspiraci¨®n a vivir en una sociedad mejor y m¨¢s justa, que estimule ciudadanos felices como ped¨ªa la Constituci¨®n de C¨¢diz.
Libertad entendida como libertades pol¨ªticas, pero tambi¨¦n como la posibilidad real de que los individuos puedan llevar a cabo, en sociedad, sus proyectos de vida libremente elegidos, removiendo todos los obst¨¢culos artificiales como los de posici¨®n social, g¨¦nero, raza o religi¨®n que lo dificultan. Igualdad sustancial de oportunidades para que cada uno pueda aportar seg¨²n sus capacidades, volviendo a introducir el valor de la responsabilidad individual junto a la garant¨ªa social de una cobertura de necesidades b¨¢sicas centrada en los menos favorecidos. Fraternidad, como argamasa que dota de identidad com¨²n a un colectivo que comparte los mismos derechos y obligaciones, proporcionando un sentido individual de pertenencia a una ciudadan¨ªa constitucional.
La diferencia socialdem¨®crata debe consistir en mantener, en medio del escepticismo general, la convicci¨®n y la pr¨¢ctica de una acci¨®n colectiva consciente basada en la raz¨®n y no en las pasiones, ni en los sentimientos. Hay que hacer pol¨ªtica con el coraz¨®n, pero desde la raz¨®n. Porque solo desde la raz¨®n dialogada podemos reclamar una democracia que funcione, que resuelva de verdad los problemas en lugar de bloquearlos y que gestione las discrepancias desde principios distintos del "y t¨² m¨¢s", combinando el acuerdo transversal en unas cosas, con la confrontaci¨®n en otras, para reducir los condicionantes impuestos por los mercados o la partitocracia, enfermedad que transforma a los partidos en instrumentos interesados solo en conseguir cuotas de poder institucional, del que se apropian los fieles al mando de turno.
La diferencia socialdem¨®crata debe hacer compatible la propiedad privada y la superioridad t¨¦cnica del mercado, con la defensa del Estado y el cumplimiento de otros objetivos de responsabilidad social corporativa. Refundando el capitalismo sobre la base de no confundir derechos con mercanc¨ªas, ni valores burs¨¢tiles con valores morales, ni competencia con darwinismo, ni empresas con negocios; exigiendo una regulaci¨®n efectiva de los mercados financieros mundiales, el fin de los para¨ªsos fiscales, y una gobernanza de la globalizaci¨®n econ¨®mica; dejando claro que la admiraci¨®n por el milagro econ¨®mico de algunos pa¨ªses emergentes no debe hacernos olvidar que, en muchos casos, se explica por ausencia de democracia y por una sobre-explotaci¨®n, humana y medio ambiental, que repudiamos.
Los impuestos deben ser progresivos. Pero el gasto no puede ser lineal, sino en funci¨®n de las posibilidades
La diferencia socialdem¨®crata debe recuperar un fuerte componente humanista en su acci¨®n pol¨ªtica. Queremos transformar la sociedad para que los individuos concretos puedan tener una vida m¨¢s plena y satisfactoria. Y eso tiene que ver con principios materiales (trabajo, renta b¨¢sica, oportunidades, seguridad vital) pero, tambi¨¦n, con valores ¨¦ticos (educaci¨®n, cultura, medios de comunicaci¨®n, criterios de ¨¦xito social) cuya urgencia es evidente con solo observar como transcurre un d¨ªa cualquiera en la mayor¨ªa de suburbios de las grandes ciudades.
La diferencia socialdem¨®crata consiste en recuperarla como proyecto de transformaci¨®n social que participa en las elecciones y en el poder institucional, pero los trasciende en medio de una acci¨®n hegem¨®nica m¨¢s completa y compleja que incluye el ejemplo como m¨¦todo. Eso significa, entre otras cosas, rechazo absoluto a cualquier tipo de corrupci¨®n y abuso, preocupaci¨®n por c¨®mo convencer a los ciudadanos y no tanto por vencer al adversario en las urnas, as¨ª como un partido que combine eficacia organizativa con respeto a la discrepancia y a la democracia interna. Menos l¨ªderes medi¨¢ticos y esl¨®ganes de marketing electoral y m¨¢s debates sobre propuestas, con ¨®rganos colegiados de direcci¨®n que fomenten una participaci¨®n interna y externa amplia, incluidas las nuevas redes sociales.
La diferencia socialdem¨®crata contempla que la redistribuci¨®n de renta, riqueza y oportunidades es una pieza esencial de su identidad, que se hace tanto desde los ingresos p¨²blicos (impuestos progresivos), como desde el gasto (no lineal, sino en funci¨®n de las posibilidades). Pero est¨¢ implicada en la revisi¨®n permanente de la eficacia de los instrumentos, incluida la Administraci¨®n y los servicios sociales, as¨ª como en la evaluaci¨®n de las pol¨ªticas p¨²blicas, para reformar todo aquello que no funcione adecuadamente. Y, desde ah¨ª, promueve unas instituciones del euro que hagan compatible los compromisos de d¨¦ficit con los objetivos de crecimiento y la necesidad de un aut¨¦ntico Banco Central que combata la especulaci¨®n financiera contra los pa¨ªses.
La diferencia socialdem¨®crata ha cambiado la vieja clasificaci¨®n de individuos en clases sociales incompatibles, por la de ciudadanos con algunos intereses comunes y, otros, confrontados. Y defiende la econom¨ªa productiva, creadora de verdadera riqueza, frente a la econom¨ªa depredadora, arquitecta de burbujas especulativas. La diferencia socialdem¨®crata hace autocr¨ªtica de lo hecho ante la presente recesi¨®n. Sobre todo, por contribuir a que los ciudadanos coloquen la pol¨ªtica como tercer problema del pa¨ªs y a los partidos como instituci¨®n peor valorada. No es solo cuesti¨®n de hacer otra pol¨ªtica, sino de hacer pol¨ªtica de otra manera. Para que los ciudadanos perciban y valoren esas diferencias que son el principio esperanza de que las cosas no solo deben, sino que pueden, ser diferentes y mejores para todos. Porque s¨ª, juntos podemos.
Jordi Sevilla fue ministro socialista de 2004 a 2007. Acaba de publicar ¡®Para qu¨¦ sirve hoy la pol¨ªtica. Una democracia para esc¨¦pticos¡¯.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.