Peter Pan, bajo el peso de un apellido legendario
El franc¨¦s Arnaud Lagard¨¨re, heredero de un imperio, nunca tuvo otra opci¨®n que ser jefe Magnate de los medios, pronto deber¨ªa pasar a presidir EADS, gran grupo de defensa europeo Un v¨ªdeo en el que le grabaron entre su novia y un gran peluche reforz¨® los interrogantes sobre ¨¦l
Estamos en una de esas recepciones corporativas de cierto relumbr¨®n que tanto gustan a Arnaud Lagard¨¨re, l¨ªder de uno de los grandes conglomerados medi¨¢ticos del mundo. Es 2011, y el teatro Bobino, un cl¨¢sico del music-hall?parisiense, acoge a 300 directivos del grupo que lleva su apellido. Antes del champ¨¢n y los canap¨¦s est¨¢ previsto un discurso suyo. Pero lo que aparece es un doble juvenil y reidor de Arnaud Lagard¨¨re, saltando sobre el escenario como un presentador de televisi¨®n.
Desenvuelto, mascando chicle, el sosias del jefe reparte, en una mezcla agotadora de franc¨¦s e ingl¨¦s, puntos positivos y negativos a los departamentos y a las filiales del grupo, que cuenta con un volumen de negocio de 8.000 millones de euros y con 28.000 empleados. Es Nicolas Canteloup, el humorista estrella de Europe 1, la emisora de radio de la casa, que ha pedido discretamente a Arnaud (como muchos le conocen, a secas) que le permita realizar esa caricatura. En la sala, ¡°los 300 m¨¢s importantes¡± aguantan la risa, inc¨®modos. El clon se le parece mucho.
Desde que en 2003 sucediera a su padre, Jean-Luc Lagard¨¨re ¡ªcuyo seductor mito siguen venerando los veteranos¡ª, Arnaud, de 51 a?os, no ha dejado de desconcertar. En los c¨ªrculos industriales ha generado dudas su estrategia de venta de las ¡°joyas de la familia¡± ¡ªespecialmente, las ediciones internacionales de sus revistas, como Elle¡ª para centrar las actividades del grupo (accionista minoritario de Le Monde Interactif) en el deporte.
Han censurado su "inmadurez" y le acusan de interesarse solo por el deporte?
Algunos jefes de las finanzas ya no dudan en afirmar que Arnaud se encuentra ¡°en quiebra personal¡± desde que aument¨® su participaci¨®n en el capital del grupo al comprar, por un precio elevado, unas acciones de la casa cuyo valor se dividir¨ªa por tres debido a la crisis. Como gerente, en principio, es intocable. Pero el pasado verano, el inversor franco-estadounidense Guy Wyser-Pratte acudi¨® a la Autoridad de los Mercados Financieros (AMF) censurando la inmadurez de a quien llama ¡°El Ni?o¡±. Le acusa de ¡°interesarse solo por el deporte¡±. A partir del 31 de mayo de este a?o, Arnaud deber¨ªa pasar a presidir el grupo europeo de aeron¨¢utica y de defensa EADS (cuyos beneficios, tan solo en los primeros nueve meses del a?o pasado, ascendieron a 421 millones de euros). Pero en el propio CAC 40 (el ¨ªndice burs¨¢til franc¨¦s) se ha dudado de su deseo de presidir una entidad en la que est¨¢ tan poco presente.
Sus ausencias, demasiado frecuentes, molestan. ¡°A veces da la impresi¨®n de que tenemos un jefe en estado vol¨¢til y gaseoso¡±, se inquietan en la empresa. ¡°Soy un jefe at¨ªpico¡±, alega el ejecutivo en su defensa. En primavera del a?o pasado, los fot¨®grafos le vieron, durante 15 d¨ªas, en los palcos de Roland Garros en compa?¨ªa de su actual pareja, Jade Foret, una modelo de lencer¨ªa belga. Los invitados vip del grupo se quejaron de que en ese tiempo no se tom¨® ni la molestia de ir a saludarlos a las mesas que la empresa alquila, cada a?o, a un precio elevado. En julio, una desacertada v¨ªdeoentrevista que le inmortalizaba con su novia constern¨® a sus allegados: el delf¨ªn, en medio de peluches, se mostraba sonriendo, pasivo y obediente, en una puesta en escena vulgar. El clip incendi¨® la red (rondando los dos millones de visitas) por estar m¨¢s cerca de la caricatura que de esa actitud que ¨¦l prefiere llamar ¡°desenfado¡±.
"Es dif¨ªcil ser mejor que los dem¨¢s. Por esa raz¨®n he decidido ser diferente"
El heredero porta en su apellido el nombre de la casa, rebautizada por su padre como ¡°grupo Lagard¨¨re¡± a finales de los noventa, cuando se hizo necesaria una reorganizaci¨®n jur¨ªdica. La imagen y repercusi¨®n medi¨¢tica de Arnaud son indisolubles de la empresa, que reina en el armamento y en los medios de comunicaci¨®n, en la aviaci¨®n y en las editoriales. En el El¨ªseo lo han entendido perfectamente. Nicolas Sarkozy, el mismo al que el delf¨ªn calific¨® un d¨ªa de ¡°hermano¡± y aloj¨® durante sus reveses conyugales de 2007, ya no esconde su ¡°perplejidad¡± delante de sus allegados.
¡°Es dif¨ªcil ser mejor que los dem¨¢s. Por esa raz¨®n he decidido ser diferente¡±, lanza, desafiante, Lagard¨¨re en el despacho que fue de su progenitor y cuyas ventanas ofrecen una vista excepcional del Arco del Triunfo. ¡°He cogido la costumbre de traspasar las l¨ªneas¡±.
La frase "Jean-Luc [su padre] nunca habr¨ªa hecho eso" se repite a escondidas en el grupo
Desde hace ocho a?os le recuerdan la imagen insuperable de ese padre legendario. ¡°Soy un heredero, por tanto, un imb¨¦cil. As¨ª es como ven a los herederos en este pa¨ªs¡¡±, le confi¨® un d¨ªa a uno de sus bi¨®grafos, Thierry Gadault. Hoy a?ade sin abandonar su sonrisa: ¡°La clase dirigente francesa siempre ha tenido envidia de los grupos familiares. Pero Jean-Luc pensaba que las cooptaciones en los consejos de administraci¨®n tambi¨¦n son, en realidad, una forma de heredar¡±.
Fue en 1998 cuando Arnaud dej¨® de decir pap¨¢. Volv¨ªa a Par¨ªs tras cuatro a?os en EE?UU dirigiendo Grolier, una editorial especializada en la venta por correspondencia que el grupo acababa de adquirir. Una fecha simb¨®lica. Primera y pen¨²ltima emancipaci¨®n. La segunda se produjo un mi¨¦rcoles de marzo de 2003.
La escena nunca se ha contado realmente, sin duda porque rebaja el mito. Ese d¨ªa, el comit¨¦ ejecutivo del grupo Lagard¨¨re se reun¨ªa, como de costumbre, en la planta baja de la sede central, en la calle de Presbourg. La diferencia era que esta vez estaban de luto. El viernes anterior, Jean-Luc hab¨ªa muerto a ra¨ªz de las secuelas inesperadas de una operaci¨®n de cadera. A sus 75 a?os, este jugador de tenis empedernido quiso recuperar ¡°esos 10 cent¨ªmetros de prolongaci¨®n adicional en sus golpes de derecha que le faltaban desde hace alg¨²n tiempo¡±, recuerda uno de sus compa?eros de juego.
Arnaud, un amigo en la prensa
Arnaud Lagard¨¨re es una de las grandes amistades de Sarkozy en los medios franceses. A trav¨¦s de Hachette-Filipacchi posee, entre otros soportes, las cabeceras ¡®Le Journal de Dimanche¡¯ y ¡®Paris Match¡¯. Se cree que la foto del romance de Cecilia Ciganer, exmujer de Sarkozy, y el publicista Richard Attias en una portada de ¡®Paris Match¡¯ de 2005 le cost¨® el cargo a su director, Alan Genastar, a instancia de su jefe, Lagard¨¨re. A su vez, se gener¨® un gran revuelo cuando desde el accionariado de ¡®Journal de Dimanche¡¯ se censur¨® a ¨²ltima hora una informaci¨®n que la direcci¨®n del dominical ten¨ªa previsto publicar: que Cecilia no hab¨ªa acudido a votar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en las que gan¨® su marido. Un s¨ªntoma de la crisis que atravesaba la pareja y que acabar¨ªa desembocando en su divorcio.
Arnaud, de 42 a?os, se sent¨® en el lugar de su padre. El secretario general del grupo, Pierre Leroy, le revel¨® unos d¨ªas antes que Jean-Luc hab¨ªa dejado en su caja fuerte dos cartas para abrir en caso de fallecimiento. Una de ellas estipulaba las disposiciones que se deb¨ªan establecer con el fin de garantizar ¡°el mismo tren de vida¡± a su mujer Bethy. La segunda la abri¨® delante del at¨®nito comit¨¦ ejecutivo: el nombre de Arnaud apareci¨® inmediatamente en la lectura. Jean-Luc jam¨¢s se plante¨® otra sucesi¨®n que no fuera din¨¢stica. ¡°Voy a pens¨¢rmelo¡±, lanz¨® Arnaud al levantar la sesi¨®n.
Unos d¨ªas antes, mientras su padre estaba sumido en el hospital Lariboisi¨¨re en un coma sin remisi¨®n, Sarkozy llam¨® a Lagard¨¨re hijo. El que a¨²n era solo ministro del Interior segu¨ªa con lupa los primeros pasos de Arnaud, ese ¡°estadounidense¡± deportista y con mucha labia que, en algunos aspectos, se le parece. Gran amigo de Jean-Luc y de Bethy Lagard¨¨re ¡ªque hab¨ªan organizado un gran cumplea?os para celebrar sus 48 a?os en su palacete de la calle de Barbey-de-Jouy¡ª, el futuro presidente comprend¨ªa la carga que le esperaba al heredero. ¡°Eres el hijo de Jean-Luc¡±, le espet¨® con autoridad. ¡°El mejor servicio que le puedes hacer es coger las riendas del grupo. Tienes que hacerlo r¨¢pido y con seguridad¡±.
Al d¨ªa siguiente de esa semicoronaci¨®n a puerta cerrada se celebraron las exequias en la iglesia de San Francisco Javier. La ceremonia fue digna de un jefe de Estado. Bethy Lagard¨¨re quiso un entierro casi tan elegante como el de Gianni Agnelli, el jefe dela Fiat, al cual hab¨ªa asistido junto con su difunto esposo dos meses antes en Tur¨ªn. Como hicieran en el funeral del industrial italiano, el ata¨²d se cubri¨® con una alfombra tejida con flores: a su marido le hab¨ªa parecido que ¡°eso era muy distinguido¡±. Las innumerables personalidades, los grandes empresarios, los ministros, los artistas y las estrellas de los medios de comunicaci¨®n fueron ¡°colocados¡± en la iglesia. La esposa del emir de Catar hizo que enviaran un ¨¢rbol para que fuese plantado en el jard¨ªn del palacete de los Lagard¨¨re, contiguo al Museo Rodin. La misa fue oficiada por el arzobispo de Par¨ªs, Jean-Marie Lustiger, cuyo palacete lindaba con el del difunto. Finalmente, fue el fil¨®sofo Bernard-Henri L¨¦vy quien esboz¨® el retrato del industrial gasc¨®n como ¡°anticiudadano Kane¡±. ?Existe alguna manera mejor de decir a todo el mundo que se entierra a una leyenda nacional?
Hasta donde recuerda Arnaud, su obligaci¨®n de prepararse para la sucesi¨®n ¡°nunca se abord¨®¡± entre padre e hijo. ¡°Solt¨¢rmelo directamente habr¨ªa sido la mejor forma de que yo optara por convertirme en cantante de rock¡±, bromea. ?C¨®mo podr¨ªa haberse rebelado Arnaud, que tras el divorcio de sus padres hab¨ªa elegido quedarse con ese progenitor que nunca le re?¨ªa? Por aquel entonces, el heredero era un estudiante del mont¨®n que parec¨ªa aspirar a la normalidad de la vida so?ada y f¨¢cil de los j¨®venes burgueses acomodados: tenis en el Racing, discotecas y estudios sin br¨ªo en el liceo Janson-de-Sailly. El padre, por su parte, se limitaba a la disciplina de los vencedores. A mediod¨ªa, cuatro yogures y algunas pelotas en el fondo de una pista. Si com¨ªa con clientes, su men¨² era invariable, ensalada y pescado asado. Nunca beb¨ªa vino. Jean-Luc aspiraba a vivir muchos a?os. Se volvi¨® a casar con Bethy Pimenta Lucas, una impresionante belleza 18 a?os m¨¢s joven que ¨¦l, llegada de R¨ªo de Janeiro a Par¨ªs para convertirse en modelo de Ungaro. Una morena azabache, de1,80 metros, a la que recuerda, m¨¢s de lo que le gustar¨ªa al propio Arnaud, Jade, su actual novia.
En la Universidad de Paris-Dauphine, Alain Cotta, que dirig¨ªa el m¨¢ster de estrategia de organizaciones en el que se matricul¨® Arnaud, descubre las dudas de su alumno. ¡°?No quiero dirigir el grupo!¡±, se sincer¨®. El profesor quiso servir de embajador ante el padre, pero fue in¨²til. ¡°Jean-Luc hab¨ªa hecho suyo, sin saberlo, el hermoso verso de Bernard No?l: ¡®Habitar¨¦ mi nombre¡±. Un Lagard¨¨re, que adem¨¢s es hijo ¨²nico, no rechaza una herencia semejante. ¡°No olvidemos que Jean-Luc hab¨ªa invitado a todo el comit¨¦ ejecutivo al bautizo de Arnaud¡¡±, recuerda una persona importante del grupo.
Cuando el heredero fue enviado a la editorial Grolier, en un lugar rec¨®ndito de Connecticut, Estados Unidos, para que adquiriera experiencia, junto a su entonces esposa ¡ªManuela, una rubia elegante de aspecto hitchcockiano que conoci¨® en las pistas de esqu¨ª de Courchevel¡ª y sus dos hijos, descubri¨® que se puede trabajar sin corbata y con un pantal¨®n amarillo sin estar ¡°disfrazado de ping¨¹ino¡±. Recorriendo los salones audiovisuales y multimedia explor¨® las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y de la comunicaci¨®n, descubriendo que le interesaban infinitamente m¨¢s que el armamento.
Tras esos cuatro a?os de felicidad, en 1998 no tuvo otro remedio que volver a Par¨ªs. Jean-Luc se traslad¨® inmediatamente a otro piso para instalar a su hijo en su despacho y marcar simb¨®licamente la sucesi¨®n. Sus inicios no decepcionaron: invirti¨® en deporte; decidi¨® fusionar la divisi¨®n audiovisual y la divisi¨®n de prensa en Lagard¨¨re Active; apost¨® por Internet; transform¨® los 1.000 millones de Canal Sat en 1.500 millones en Canal+; invirti¨® en Time Warner. Pero las cosas se complicaron muy r¨¢pido. Los barones, de quienes Arnaud sospechaba que le pon¨ªan impedimentos, se suced¨ªan uno tras otro: G¨¦rald de Rocquemaurel, Jean-Louis Lisimachio, Jean-Pierre Joulin. Esta ruptura con el pasado, que deb¨ªa afianzar su poder, chocaba. ¡°En el fondo, Arnaud solo fue reconocido unos meses¡±, suspira un veterano del grupo.
A su alrededor, los hist¨®ricos callan. ¡°Hay que decir que est¨¢n bien pagados¡±, apunta un financiero. En cuesti¨®n de sueldos, Ar??naud se muestra m¨¢s generoso que su padre. Parece que el joven jefe se ha aislado cada vez m¨¢s entre sus cortesanos. Repetida a escondidas, la frase ¡°Jean-Luc nunca habr¨ªa hecho eso¡± se ha convertido en una letan¨ªa molesta dentro del grupo. Jean-Luc, un burro de carga, nunca habr¨ªa pasado una semana en las gradas para ver a su amigo el jugador de tenis Richard Gasquet jugar el Masters de Shangh¨¢i. Jean-Luc nunca habr¨ªa anulado citas. ¡°Al contrario, con ¨¦l, un desayuno duraba tres horas. Nos sorb¨ªa todo, nuestro saber, nuestras ideas, las ¨²ltimas informaciones¡±, recuerda un banquero. Parece que Arnaud, tan c¨®modo en una tribuna en el tenis, con sus chistes a la americana y su microcorbata, huye de los cara a cara.
Pesada herencia. Eternas comparaciones. Hasta su novia, Jade, parece hoy en d¨ªa la p¨¢lida imitaci¨®n de su madrastra Bethy. Y es que puede que Arnaud haya retomado el grupo, el despacho e, incluso, el cardi¨®logo de su padre, pero en el fondo le reprochan que no se parezca lo suficiente a ¨¦l. ¡°Jean-Luc siempre se convenc¨ªa de que su ¨²nico descendiente estaba a la altura y no se permit¨ªa dudar de ello¡±. Convencido, sin duda alguna, de que tendr¨ªa tiempo, hasta su marcha en 2010, de cuidar a este hijo ¨²nico y querido.
Pero esa ma?ana de marzo de 2003, cuando el capit¨¢n de la industria acababa de operarse en la Clinique du Sport, su mayordomo lo encontr¨® al pie de la cama, sumido en un coma irreversible. En su mesilla de noche hab¨ªa un libro encuadernado, del que hab¨ªa regalado un ejemplar a varios de sus ¨ªntimos: las cartas sobre la educaci¨®n del delf¨ªn, del cl¨¦rigo e historiador del siglo XVII Jacobo Benigno Bossuet.
¡°?Toman mi libertad por arrogancia!¡±, se rebela Arnaud Lagard¨¨re. Sin embargo, encarna tan estrictamente la empresa que dirige, que su plana mayor se plantea estudiar la relaci¨®n del impacto del controvertido v¨ªdeo del verano pasado con la cantidad de candidaturas espont¨¢neas que llegan desde entonces al grupo.
Traducci¨®n de News Clips ? Le Monde
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