Pragmatismo americano
Pese a que Estados Unidos tiene mayor d¨¦ficit p¨²blico y mayor deuda que la eurozona, los mercados no penalizan su deuda ni su pol¨ªtica econ¨®mica
Casi cinco a?os despu¨¦s del comienzo de la crisis, no es la econom¨ªa que la provoc¨® la que tiene m¨¢s dificultades para superarla. Estados Unidos crece y reduce el paro gracias a pol¨ªticas econ¨®micas sustancialmente correctas. Desde el primer momento las autoridades del pa¨ªs tuvieron suficientemente claro que el principal riesgo a exorcizar era el de una prolongada recesi¨®n. Una tasa de desempleo prolongada en las proximidades del 10% acaba convirti¨¦ndose en una denuncia de que los pol¨ªticos no est¨¢n haciendo bien su trabajo. A medida que la crisis evolucionaba y mostraba su complejidad, tambi¨¦n cobraban virtualidad las analog¨ªas que precipitaron la Gran Depresi¨®n. Afortunadamente, en ese pa¨ªs hay responsables pol¨ªticos con memoria y conocimiento suficiente de lo que aquella larga d¨¦cada signific¨® sobre el bienestar de la poblaci¨®n estadounidense. Entre ellos, el actual presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke. Poco ha importado que su nombramiento lo hiciera el presidente republicano George W. Bush para que las decisiones adoptadas hayan sido, como corresponde a las amenazas, inequ¨ªvocamente expansivas.
Si hoy la econom¨ªa americana exhibe se?ales de recuperaci¨®n es gracias a que en el manejo de las pol¨ªticas macroecon¨®micas han hecho gala de un pragmatismo que estamos echando en falta en Europa. EE UU crece porque han bajado los tipos de inter¨¦s pronto y sin cortapisas. Han adoptado programas ambiciosos de relajaci¨®n monetaria (quantitative easing), intervenciones agresivas en los mercados de bonos p¨²blicos y una transparencia absoluta acerca de las prioridades de la pol¨ªtica monetaria: no subir¨¢n los tipos de inter¨¦s oficiales hasta 2014.
La pol¨ªtica presupuestaria, por su parte, tampoco ha dispuesto de las restricciones irracionales impuestas sobre las econom¨ªas de la eurozona. A pesar de que EE UU tiene mayor d¨¦ficit p¨²blico y mayor deuda que la eurozona, los mercados no penalizan ni su deuda ni su pol¨ªtica econ¨®mica. Al igual que en Jap¨®n o en Reino Unido, los mercados financieros parecen m¨¢s preocupados por las torpezas e insuficiencias pol¨ªticas que por la preservaci¨®n de una ortodoxia irrelevante, a tenor de la complejidad y gravedad de la crisis. Est¨¢ en lo cierto el Fondo Monetario Internacional (FMI) al admitir que Europa no maneja adecuadamente la distribuci¨®n temporal de los esfuerzos. De ah¨ª los resultados tan dispares entre ambas econom¨ªas.
EE UU crecer¨¢ este a?o no menos del 2%, con su tasa de paro claramente a la baja. Los ¨²ltimos indicadores de ventas al por menor y pedidos industriales registran tasas positivas de variaci¨®n. En Europa sucede lo contrario: la recesi¨®n se pronuncia, la tasa de paro aumenta y las autoridades acent¨²an los errores contra viento y marea, en una suerte de terapia obsoleta, con consecuencias grav¨ªsimas para la poblaci¨®n y riesgos nada desde?ables de ca¨ªda en un cuadro similar al que sufri¨® Jap¨®n tras los errores iniciales en su pol¨ªtica econ¨®mica. El empe?o alem¨¢n en prolongar la purga de las econom¨ªas perif¨¦ricas costar¨¢ a los europeos el aumento imparable del desempleo en algunas econom¨ªas y supone un riesgo grave para la continuidad de la uni¨®n monetaria. La decepci¨®n, la frustraci¨®n de un n¨²mero creciente de agentes econ¨®micos, ya est¨¢ condicionando el futuro de la din¨¢mica de perfeccionamiento de la integraci¨®n europea.
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