El hombre de los mil hijos
Por muchos que sean los hijos del cient¨ªfico que fund¨® una cl¨ªnica de fertilidad en Londres es dif¨ªcil superar a Gengis Kan
Gengis Kan, tal vez el conquistador m¨¢s famoso de todos los tiempos, logr¨® unificar a todas las tribus n¨®madas de Mongolia bajo una dictadura f¨¦rrea y condujo a sus ej¨¦rcitos en un paseo triunfal hasta fundar el mayor imperio que ha conocido el mundo desde entonces y uno de los peores a decir de los pocos historiadores que sobrevivieron a ¨¦l. Pero su gran legado hist¨®rico no fue ninguno de esos. Fue su cromosoma Y. Ahora lo llevan unos 16 millones de hombres en Asia central y zonas aleda?as del antiguo imperio. Kan tuvo 36 esposas, pero eso no basta para explicar la extraordinaria propagaci¨®n de su cromosoma masculino. ¡°La mayor felicidad¡±, dej¨® dicho, ¡°consiste en derrotar a tus enemigos, perseguirlos, robarlos y acoger en tu regazo a sus esposas y a sus hijas¡±. Encantador, directo y tan eficaz como un mal virus.
Pero hay otros conquistadores menos aparatosos y m¨¢s recientes, como el bi¨®logo de origen austriaco Bertold Wiesner, fundador en los a?os cuarenta de la cl¨ªnica de fertilidad London Barton, donde fueron concebidos unos 1.500 beb¨¦s londinenses hasta la muerte del cient¨ªfico en 1972. Las pruebas de ADN practicadas a 18 de esas personas han demostrado que 12 de ellas son hijos de Wiesner, lo que permite inferir que circulan por ah¨ª unos 300 hijos de Wiesner tirando por lo bajo, 1.000 haciendo una extrapolaci¨®n m¨¢s realista.
El bi¨®logo londinense est¨¢ todav¨ªa muy lejos de la marca del Gengis Kan, pero los datos no ser¨¢n comparables hasta dentro de ocho siglos, cuando los herederos de Wiesner hayan tenido ocasi¨®n de repetir sus pr¨¢cticas de reproducci¨®n asistida, o de otro tipo. Al igual que Kan, Wiesner dej¨® escrita parte de su filosof¨ªa en unas actas de 1959: ¡°Si vas a concebir un ni?o de forma deliberada, tienes que poner las exigencias por encima de lo normal¡±. Quiz¨¢ no muy modesto, pero bastante claro. El mayor problema con estas dispersiones de esperma es que homogenizan gen¨¦ticamente a la poblaci¨®n y por tanto aumentan el riesgo de enfermedades hereditarias, pero la probabilidad de cruzamientos entre wiesner es muy baja.
Lo m¨¢s dif¨ªcil con los hijos es parirlos, criarlos y educarlos, y ni Kan ni Wiesner tuvieron que hacer nada de eso.
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