Pollos sin cabeza

Hay gente que se pasa el d¨ªa buscando las gafas y gente que se deja la verdad en cualquier parte y luego no la encuentra. Dice Jes¨²s Aguirre, ilustre miembro del PP, que ahora que no est¨¢n en campa?a y que han pasado las elecciones andaluzas pueden decir la verdad. La cuesti¨®n es que hace tanto tiempo que no la usan que no saben si buscarla en el burdel, en la sacrist¨ªa o en el cesto de costura. De hecho, y mientras rezan los siete padrenuestros de rigor a San Antonio, patr¨®n de las cosas perdidas, contin¨²an mintiendo como cosacos. As¨ª que tras subir los impuestos que no iban a subir y abaratar el despido que no iban a abaratar, se apuntan ahora al copago, por el que tanto rechazo manifest¨® el mism¨ªsimo Rajoy, que tambi¨¦n hab¨ªa prometido no referirse nunca la herencia recibida. El caso es que cuando por fin, seg¨²n Jes¨²s Aguirre, podr¨ªan dedicarse al cultivo de la verdad, no la encuentran, pues ni siquiera saben d¨®nde la han perdido. Yo creo que te la di a ti. No, no, yo ni la he tocado.

En efecto, hay gente que ni la ha tocado, de modo que por m¨¢s voluntad que ponga en decir la verdad, no le salen m¨¢s que mentiras cuando abre la boca. Ah¨ª tienen al ministro Wert asegurando, como si se lo creyera, que el deterioro en las condiciones de trabajo no provoca efecto alguno en la calidad de la ense?anza. O a Montoro, proclamando con toda la cara que la amnist¨ªa fiscal ofrecida al crimen organizado no es una amnist¨ªa fiscal ofrecida al crimen organizado. En cuanto a De Guindos, no deja de asegurar que el Gobierno sabe qu¨¦ hace y ad¨®nde se dirige, cuando es evidente que corren de un lado a otro, colocando parches al tunt¨²n, como un grupo de pollos sin cabeza. Ahora podemos decir la verdad. El problema, primero, es averiguar d¨®nde nos desprendimos de ella y, segundo, reconocerla, pues ni nos acordamos ya de c¨®mo es.