La ¡®merienda de negros¡¯ de la ministra sueca
"Cuando la foto de la pol¨ªtica escandinava cortando una tarta con forma de mujer negra circul¨® por Internet, las acusaciones de racismo llovieron sobre ella. Me consuela saber que los que mandan all¨ª tambi¨¦n saben autodestruirse"
En un tiempo en el que todo parecen desgracias, traigo un mensaje de esperanza a los espa?oles: los actos est¨²pidos, impropios y contraproducentes no son exclusiva de nuestros gobernantes, sino que tambi¨¦n se producen en pa¨ªses a priori m¨¢s serios.
S¨¦ que es dif¨ªcil competir en necedad con una naci¨®n cuyo gran jefe se larga a matar elefantes a ?frica en plena debacle sin que nadie le diga: ¡°Estooo, mmm, ?Su Majestad est¨¢ seguro de que es una buena idea? ?Y si pasa algo y le pillan? ?No preferir¨ªa jugar al Hunter¡¯s Trophy en la Play?¡±. Complicado superar a ministros de Justicia que se cargan en un pisp¨¢s su buena imagen, al enredarse en innecesarias afirmaciones sobre la mujer propias de una beata de hace 50 a?os. O imposible ganar a mandatarios eclesi¨¢sticos como nuestro obispo de Alcal¨¢, cuyas manifestaciones sobre el infierno en los ¡°clubes de hombres nocturnos¡± revelan un sospechoso conocimiento de lo que ocurre en los cuartos oscuros.
Sin embargo, hay quien se atreve a luchar contra el liderazgo espa?ol en el arte del suicidio institucional. Por ejemplo, la ministra sueca de Cultura, Lena Adelsohn Liljeroth, a la que no se le ocurri¨® otra cosa mejor que hacer que participar en una grotesca performance dentro de una muestra sobre los horrores de la ablaci¨®n. El montaje consist¨ªa en una tarta con forma de mujer negra desnuda cuya cabeza era la de su autor, el artista Makode Aj Linde, saliendo de debajo de la mesa. La ministra cort¨® un trocito de pastel y se dej¨® fotografiar meti¨¦ndoselo al performer en la boca entre las risas de los asistentes.
En el momento, esta se?ora no debi¨® de pensar que quiz¨¢ a alguien se le atragantaba lo de verla pas¨¢ndoselo bomba en una merienda de negros, o m¨¢s exactamente, de negra. Pero as¨ª fue, y en cuanto la imagen comenz¨® a circular por Internet, las acusaciones de racismo y peticiones de dimisi¨®n llovieron sobre ella.
M¨¢s all¨¢ de que el bizcocho de la tarta era red velvet, plaga repostera producida con colorante, no me atrevo a condenar la instalaci¨®n: era un espanto de fea, pero el artista dice que se trata de una denuncia contra la mutilaci¨®n femenina en ?frica. Lo que me parece rid¨ªculo es que una ministra se meta en semejante jard¨ªn de forma tan gratuita. Mientras imagino a Adelsohn estrangulando a los asesores que le llevaron a la exposici¨®n, me consuela saber que los que mandan en Suecia tambi¨¦n saben autodestruirse.
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