Tasas acad¨¦micas y reestructuraci¨®n universitaria
Es m¨¢s sencillo que los estudiantes paguen m¨¢s que reorganizar a sus profesores o fusionar centros
Si hay que encarecer el ingreso en las universidades p¨²blicas espa?olas, prefiero que sea en sudor, no en euros; que suba el list¨®n de entrada y el nivel de exigencia, no las tasas acad¨¦micas: incrementarlas para que los estudiantes acaben pagando el 25% de los costes de la ense?anza en lugar del 15% como hasta ahora, como acaba de autorizar el Consejo de Ministros, no es una buena idea.
Aumentar las tasas era la soluci¨®n m¨¢s f¨¢cil para las penurias de nuestras universidades p¨²blicas, la menos costosa para sus probas burocracias, la menos exigente con sus p¨¦treas estructuras docentes. Pero yo s¨¦ de bachilleres y de estudiantes universitarios arrasadoramente desharrapados a quienes la subida cerrar¨¢ las puertas de la universidad o les har¨¢ la vida a¨²n m¨¢s dif¨ªcil de lo ya es para la juventud de este desangelado pa¨ªs. Para entendernos y para que ustedes me puedan contradecir: defino, siempre convencional, como pobres de solemnidad a los j¨®venes candidatos a estudiar que no cuentan ni con el apoyo de su familia, ni con 400 euros mensuales para mal pagarse un cuarto interior, tres comidas frugales, una tarjeta de transporte p¨²blico, las tasas acad¨¦micas y el m¨ªnimo material docente, temo que sin tarifa plana de internet. En Catalu?a, tal vez el 20% de los estudiantes tienen beca, pero el incremento de las tasas el pr¨®ximo curso 2012-13 desapropiar¨¢ a cientos, acaso a miles de estudiantes marginales en dinero, no siempre en capacidad de esfuerzo ni en m¨¦ritos probados.
Me dicen que la soluci¨®n es incrementar el n¨²mero de becas. Si es as¨ª, hagamos las cosas al rev¨¦s: abramos primero el proceso de solicitudes y concesi¨®n de becas, contrastemos su correcci¨®n y, solo luego, cobremos las tasas.
Acompasen las subidas y los plazos de pago de las tasas con las convocatorias de becas y ayudas acad¨¦micas
Es cierto que los pa¨ªses europeos desarrollados mantienen criterios distintos: los brit¨¢nicos cobran tasas cada vez m¨¢s elevadas, pero tienen muchos estudiantes extranjeros, una circunstancia que anima a pasarles factura. En el otro extremo, los escandinavos pagan a sus estudiantes y luego, cuando trabajan, les crujen a impuestos. En medio, algunos L?nder alemanes cobran tasas, pero otros no lo hacen.
Y s¨¦ de sobra que, como insiste la Fundaci¨®n BBVA en un reciente informe, un titulado universitario gana un 10% m¨¢s por cada a?o de estudios adicional realizado que una persona con estudios medios de similares caracter¨ªsticas. Pero prefiero mil veces subirle los impuestos cuando sea mayor y rico a hacerle pagar por su educaci¨®n cuando es joven y pobre.
Naturalmente, los partidarios de la contenci¨®n de las tasas acad¨¦micas algo habr¨ªamos de ofrecer a la mayor¨ªa que resolver¨¢ subirlas: el informe que acabo de citar recalca que, en Espa?a, el porcentaje de estudiantes titulados sobre los ingresados es solo de un 80%, es decir, que una quinta parte se pierde por el camino, y deja la universidad habiendo pagado s¨®lo una fracci¨®n m¨ªnima de la factura que ha corrido a cargo del contribuyente durante uno o m¨¢s a?os. Tambi¨¦n lo es que uno de cada cinco estudiantes deja de presentarse a los ex¨¢menes o que, de los presentados, aprueban solo las tres cuartas partes. Ah¨ª s¨ª que realmente el ministro Jos¨¦ Ignacio Wert y las autoridades acad¨¦micas est¨¢n cargados de raz¨®n, pues a quienes no sudan la camiseta hay que cobrarles por los servicios casi gratuitamente prestados en vano por el sufrido contribuyente. Por esto, el aspecto m¨¢s positivo de las anunciadas subidas es que no son lineales. Pero, de nuevo, remedios alternativos o complementarios al incremento de tasas eran endurecer la selectividad y controlar con severidad la permanencia de los estudiantes en la universidad. Aunque tambi¨¦n en este tema, es importante ofrecer v¨ªas r¨¢pidas y v¨ªas lentas: los estudiantes habr¨ªan de poder organizar su jornada de forma tal que les resulte posible combinar un trabajo a tiempo parcial con el estudio. Pi¨¦nsese que el mercado de trabajo para los j¨®venes es desolador y que la reforma de Bolonia ha llevado a horarios enloquecidos que impiden a los pocos estudiantes que consiguen un trabajo a tiempo parcial asistir con normalidad a cursos y seminarios desparramados a lo largo de todo el d¨ªa.
Concedo que hab¨ªa que correr, pues el suelo est¨¢ desapareciendo bajo nuestros pies. Pero urgen reformas estructurales contra cuya realizaci¨®n muchos gobiernos anteriores conspiraron con los gremios universitarios y que los actuales siguen tentados en posponer, pues los costes pol¨ªticos son muy elevados. Por citar un ejemplo que conozco bien, en Espa?a hoy se pueden cursar estudios completos de Derecho en 73 centros p¨²blicos y privados cuando en Alemania, un pa¨ªs mucho m¨¢s rico y poblado que el nuestro, hay solo 44. As¨ª en Derecho, al menos, hab¨ªa que reestructurar la oferta en lugar de empezar encareci¨¦ndola. Pero es mucho m¨¢s sencillo hacer pagar m¨¢s a los estudiantes que reorganizar a sus profesores o fusionar centros, por no hablar de cerrar algunos. En todo caso, hasta la apertura de los periodos de matr¨ªculas queda tiempo para formular una petici¨®n a nuestras autoridades: acompasen las subidas y los plazos de pago de las tasas con las convocatorias de becas y ayudas acad¨¦micas.
Pablo Salvador Coderch es catedr¨¢tico de Derecho Civil Universitat Pompeu Fabra.
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