Derecho limitado
El Gobierno utiliza el real decreto de recortes para cambiar el modelo de sistema sanitario
En nombre de la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud, el Gobierno de Mariano Rajoy le ha arrebatado su propia naturaleza. La asistencia sanitaria p¨²blica era un derecho universal desde 1986 de ¡°todos los espa?oles y los ciudadanos extranjeros¡± que tuvieran establecida ¡°su residencia en el territorio espa?ol¡±. Ahora, con el real decreto aprobado por el Gobierno, es un derecho solo para ¡°aquellas personas que ostenten la condici¨®n de asegurado¡±, una condici¨®n que impone el texto normativo publicado el martes en el Bolet¨ªn Oficial del Estado y que deja en entredicho los desmentidos oficiales de ayer de la propia ministra de Sanidad Ana Mato, empe?ada en negar la evidencia.
La Ley General de 1986, que ayer cumpli¨® justamente 26 a?os, fue una importante conquista social. Su aplicaci¨®n ha llevado a?os y aun hoy hay flecos pendientes para cumplir con una norma clave del desarrollo del sistema sanitario espa?ol y que establec¨ªa que la salud deb¨ªa estar ¡°orientada a la superaci¨®n de los desequilibrios territoriales y sociales¡±. El real decreto ley de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud deroga el esp¨ªritu de aquella ley dejando sin cobertura a algunos colectivos ¡ªinmigrantes en situaci¨®n irregular¡ª y, como m¨ªnimo, complica el acceso al sistema a otros ¡ªmayores de 26 a?os no cotizantes y divorciados sin ingresos¡ª.
Resulta dif¨ªcilmente explicable que el Gobierno haya utilizado un real decreto presentado como una bater¨ªa de medidas de ahorro para acometer un cambio de tal profundidad. Un cambio que, seg¨²n proyecta el Ejecutivo, ni siquiera se someter¨¢ al amplio debate parlamentario que le corresponder¨ªa. A falta de un desarrollo reglamentario posterior, lo cierto es que el texto legal parece abrir la puerta a un modelo distinto, lleno de inquietantes interrogantes. Sanidad deber¨ªa explicar qu¨¦ pasar¨¢ el 1 de septiembre con los inmigrantes irregulares sometidos a un tratamiento grave o qu¨¦ requisitos se pedir¨¢ al joven que, al cumplir los 26 a?os sin haber cotizado, tenga que renovar su tarjeta sanitaria. Tras la afirmaci¨®n de Mato de que ¡°nadie quedar¨¢ sin cobertura¡± hay ahora una base legal m¨¢s endeble. No cotizar a la Seguridad Social sin ser parado, pensionista, ganar por debajo del salario m¨ªnimo o disfrutar de una prestaci¨®n peri¨®dica deja fuera del sistema al ciudadano. Y si todo siguiera como hasta ahora como dice Mato, mejor se hubieran ahorrado en el nuevo texto tanto condicionante.
Aun m¨¢s inexplicable resulta tal cambio si se tienen en cuenta los escasos ahorros que conlleva; muy por debajo de lo estimado por la propia ministra, que los cifr¨® en 500 millones mientras c¨¢lculos profesionales los sit¨²an en menos de la mitad. Lo mismo sucede con el medicamentazo ¡ª165 millones de recorte seg¨²n el ministerio¡ª, parte sustancial del decreto y que va a suponer un esfuerzo especial para los pensionistas y enfermos cr¨®nicos. Se eleva el copago en los t¨¦rminos en que se anunci¨® la semana pasada, pero en el real decreto se les penaliza m¨¢s de lo esperado al establecer un sistema de reembolso que va a obligar a adelantar el dinero al sistema sanitario incluso durante seis meses: un aut¨¦ntico abuso con los m¨¢s necesitados de medicinas y usuarios de traslados no urgentes y otras prestaciones.
El real decreto, por ¨²ltimo, apuesta su mayor capacidad ahorradora a una nueva vuelta de tuerca para los laboratorios farmac¨¦uticos y aprovecha para exigir a las comunidades aut¨®nomas el equilibrio presupuestario antes de ofrecer prestaciones sanitarias no recogidas en las carteras comunes establecidas. En tales preceptos se ampl¨ªa el poder del Estado para controlar a las comunidades aut¨®nomas con un tufillo de recentralizaci¨®n que puede ser m¨¢s ideol¨®gico que pragm¨¢tico.
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