Espero no estar nunca en su pellejo

Trabajo atendiendo a personas con infecci¨®n por el VIH en un hospital p¨²blico. De los 1.000 pacientes bajo mi cuidado, unos 150 son inmigrantes. Ni uno solo ha hecho turismo sanitario, y la mayor¨ªa no sab¨ªan que estaban infectados cuando dejaron su pa¨ªs en busca de un trabajo con el que ganarse la vida, o se han infectado estando en nuestro pa¨ªs.

Muchos de ellos perder¨¢n la tarjeta sanitaria y su tratamiento antirretroviral en agosto si se cumple lo anunciado por la se?ora ministra. Ser¨¢n los elegidos para morir por el bien de los espa?oles.

Ahorraremos algo de dinero de nuestras maltrechas cuentas dej¨¢ndoles morir, pero no nos importar¨¢ porque son ilegales. No lo merecen. No existen. Pero yo conozco sus nombres y sus caras y cuando me despida de ellos en la consulta sabr¨¦ que soy parte de la hipocres¨ªa de una sociedad donde el derecho a la vida es solo para algunos. ?Qu¨¦ sentir¨¢ un pol¨ªtico tomando decisiones que suponen la muerte de personas en aras de un bien supuestamente superior, como es la reducci¨®n del d¨¦ficit? Espero no estar nunca en su pellejo.¡ª Federico Pulido Ortega.