Y Murdoch no sab¨ªa nada...
El magnate de la prensa reconoci¨® no haber estado atento a las infamias que cometieron algunos de sus medios
"He fallado, lo siento mucho¡±, dijo ayer el magnate de la comunicaci¨®n Rupert Murdoch ante la comisi¨®n creada para evaluar el comportamiento ¨¦tico de la prensa tras descubrirse que The News of de World, uno de los tabloides del grupo News Corporation, hab¨ªa sobornado a fuentes y practicado escuchas ilegales para obtener escandalosas exclusivas. ¡°Deber¨ªa haber prestado m¨¢s atenci¨®n a lo que ocurr¨ªa all¨ª dentro¡±, admiti¨® Murdoch.
Hasta ah¨ª lleg¨® el mea culpa de un personaje tan adulado como temido por pol¨ªticos y famosos, a quien se atribu¨ªa el poder de hacer ganar o perder elecciones y que era conocido por ejercer un f¨¦rreo control de todo lo que ocurriera en su extenso imperio medi¨¢tico.
?l, por supuesto, no sab¨ªa nada. Hab¨ªa sido v¨ªctima de una estrategia deliberada de ¡°encubrimiento¡± por parte de uno o dos ¡°personajes fuertes¡± del diario destinada a ocultar la verdad. Ya se sabe que ¡°los periodistas protegen a sus fuentes y no explican c¨®mo obtienen la informaci¨®n¡±, dijo, pero es que adem¨¢s, en The News of the World hab¨ªa gente de mala cala?a que no solo amparaba las pr¨¢cticas il¨ªcitas de los reporteros, sino que les prohib¨ªa hablar de ellas con sus superiores.
Por eso, seg¨²n Murdoch, ni su hijo James ni su mano derecha Rebekah Brooks sab¨ªan tampoco nada. Y no sab¨ªan, a pesar de que la directora era la m¨¢xima responsable de lo que se publicaba y a pesar de que algunas de las pr¨¢cticas ilegales exigieron desembolsos considerables de dinero.
Cuando en julio de 2011 se supo que el tabloide hab¨ªa llegado a la infamia de interceptar el buz¨®n de voz de una adolescente asesinada, qued¨® claro que no solo se hab¨ªa vulnerado la ¨¦tica period¨ªstica, sino tambi¨¦n el c¨®digo penal. Fue entonces cuando, seg¨²n dijo, entr¨® en p¨¢nico y decidi¨® cortar por lo sano. Cerr¨® el dominical.
Murdoch no supo explicar por qu¨¦ tanto ¨¦l, como su hijo, como su mano derecha, siendo tan perspicaces, hab¨ªan permanecido en la inopia de lo que ocurr¨ªa en sus cloacas, a pesar de que las primeras denuncias hab¨ªan llegado a los tribunales en 2003, y de que un reportero hab¨ªa sido condenado por escuchas ilegales. La culpa, en este caso, fue de la polic¨ªa y de los abogados: ¡°No deb¨ª hacerles tanto caso¡±, dijo.
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