Mal dise?o y errores graves
La econom¨ªa espa?ola es un ejemplo de c¨®mo las pol¨ªticas impuestas acent¨²an la recesi¨®n
Est¨¢ en lo cierto el premio Nobel de Econom¨ªa Paul Krugman, en la entrega de su ¨²ltimo libro que anticipa este suplemento, al calificar de ¡°terribles¡± las dificultades econ¨®micas que est¨¢ sufriendo Europa y advertir de la mayor gravedad de las implicaciones pol¨ªticas de la crisis que las ya preocupantes p¨¦rdidas de bienestar. Un callej¨®n sin salida, ¡°una carrera hacia el desastre¡± que se asienta en los muy graves errores de pol¨ªtica econ¨®mica que han acabado imponi¨¦ndose en estos ¨²ltimos a?os, de forma indiscriminada en las econom¨ªas que comparten moneda, con independencia de la naturaleza de los problemas de cada una de ellas.
La particularizaci¨®n de la crisis en la eurozona constituye ¡°el mayor de todos los choques asim¨¦tricos¡± frente a los que advert¨ªan los enfoques te¨®ricos dominantes sobre las zonas monetarias ¨®ptimas, cuando se dise?¨® la transici¨®n hacia la uni¨®n monetaria de Europa. Es cierto que esta crisis ha desvelado algunos de los pecados originales, de las insuficiencias, con que naci¨® ese ambicioso proyecto de fortalecimiento de la integraci¨®n comunitaria. No solo era la movilidad del trabajo en el seno de la regi¨®n la que faltaba cuando se defini¨® la senda en el Tratado de Maastricht. Tampoco se definieron las bases de la uni¨®n fiscal que ahora m¨¢s se echa en falta. Los pol¨ªticos que definieron el horizonte de integraci¨®n monetaria confiaban de forma algo ingenua en que el rodaje de la unificaci¨®n monetaria ir¨ªa definiendo las piezas que faltaban en la uni¨®n econ¨®mica, entre ellas una integraci¨®n fiscal que, entre otras exigencias, estableciera una verdadera mutualizaci¨®n de la deuda p¨²blica. El muy desigual tratamiento que los mercados de bonos conceden a las deudas p¨²blicas de EE UU, Reino Unido y la eurozona refleja esa ausencia de un gobierno fiscal com¨²n.
Esas carencias se han agravado por los errores en la gesti¨®n de la crisis. El m¨¢s ostensible es la imposici¨®n de pol¨ªticas presupuestarias contractivas, independientemente de la situaci¨®n de las finanzas p¨²blicas cuando se inicia la crisis. Han sido orientaciones proc¨ªclicas, que han acentuado la recesi¨®n de la regi¨®n, con pretensiones de reducci¨®n del gasto y la inversi¨®n p¨²blicas demasiado ambiciosas, excesivamente concentradas en poco tiempo. La contestaci¨®n de esas orientaciones ha encontrado en las posiciones del FMI, el Gobierno holand¨¦s, o de los principales partidos de la oposici¨®n en Francia y Alemania, argumentos con la racionalidad suficiente. Pero la canciller alemana sigue insistiendo en la ortodoxia del ajuste.
La econom¨ªa espa?ola es un ejemplo de c¨®mo las pol¨ªticas impuestas, lejos de favorecer el saneamiento de las finanzas p¨²blicas, pueden dificultarlas seriamente, al acentuar la recesi¨®n y con ella imposibilitar la generaci¨®n de ingresos p¨²blicos suficientes. ¡°Un caso emblem¨¢tico¡±, seg¨²n Krugman, cuyo desenlace podr¨ªa llevar a una dif¨ªcil coexistencia con su permanencia en la propia uni¨®n monetaria. Lejos de alentar las tesis abandonistas de la moneda ¨²nica, Europa ha de cambiar urgentemente de pol¨ªticas macroecon¨®micas y acelerar la satisfacci¨®n de algunas de las carencias de partida de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria. La uni¨®n fiscal ya ha sido insinuada con las exigencias alemanas. Adaptarlas a la realidad, compatibilizarlas con el necesario crecimiento econ¨®mico, es un ejercicio pol¨ªtica y econ¨®micamente posible.
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