Rajoy no tiene un plan pero s¨ª un modelo
Solo una reforma fiscal progresiva y medidas europeas pertinentes podr¨ªan impulsar el crecimiento
Hay 365.000 parados m¨¢s en el primer trimestre de este a?o, con perspectivas de aumentar con fuerza en los pr¨®ximos meses. El mismo d¨ªa en que el Gobierno reconoc¨ªa este dato terrible (27 de abril) aprob¨® sin pesta?ear un Plan de Estabilidad y un Plan Nacional de Reformas (PNR), con un pron¨®stico de crecimiento y de creaci¨®n de empleo sencillamente incre¨ªble. Adem¨¢s, el Gobierno anunci¨® lo que tantas veces demoniz¨®: la subida del IVA.
?Rajoy no sabe qu¨¦ rumbo debe tomar nuestra econom¨ªa. Carece de una pol¨ªtica para combatir la crisis, relanzar la demanda y responder a nuestras importantes obligaciones financieras. Salvo Alemania, que juega el papel de refugio para los inversores que se retiran de la eurozona, los dem¨¢s pa¨ªses estamos sufriendo unos diferenciales de deuda desproporcionados y, a medio plazo, insostenibles. Pero no hay una estrategia para convencer a los mercados, o sea, a los que nos tienen que financiar la deuda p¨²blica (y la privada). No la hay porque los mercados dudan de la recuperaci¨®n econ¨®mica de Espa?a, a la vista de una pol¨ªtica de ¡°ajuste infinito¡± aplicada por el Gobierno, que conduce inexorablemente a la recesi¨®n econ¨®mica. Y dudan porque tampoco hay una hoja de ruta para escapar de la incertidumbre que lastra a la banca espa?ola, como ha puesto de relieve la abrupta dimisi¨®n/cese de Rodrigo Rato.
?En cada pa¨ªs, la crisis se ha manifestado a su modo. En el caso de Espa?a, se ha producido la ¡°tormenta perfecta¡±. La crisis financiera de las hipotecas nos atac¨® cuando est¨¢bamos hipnotizados por una gigantesca construcci¨®n residencial, financiada ciegamente por bancos reiteradamente apalancados, cuyos balances son hoy, por ello, motivo de desconfianza aguda. Esta desconfianza se proyecta sobre la deuda p¨²blica, dado que los inversores sospechan que el paro har¨¢ m¨¢s dif¨ªcil el reembolso de los cr¨¦ditos, y que la debilidad del sistema financiero espa?ol y su cr¨®nica necesidad de recapitalizaci¨®n (al menos 120.000 millones de euros en activos dudosos sin provisionar) terminar¨¢ por ser auxiliada por el Estado.
?Ante ello, el Gobierno popular ha tomado una decisi¨®n nefasta: crear m¨¢s paro, mucho m¨¢s paro, y, por tanto, m¨¢s carga para el Estado en el seguro de desempleo. Es la cr¨®nica de una muerte anunciada. La reforma laboral estaba pensada para conseguir un milagro: crear empleo facilitando el despido masivo, barato y libre, convirtiendo el ¡°derecho¡± al trabajo en una mera ¡°mercanc¨ªa¡±.
El Plan de Estabilidad? y el PNR son el cuento de la lechera
?El Plan de Estabilidad y el PNR son el cuento de la lechera. No tienen bases s¨®lidas porque no introducen instrumentos inversores creadores de empleo. El Gobierno solo ha hecho y har¨¢ recortes. No procura ingresos suficientes a trav¨¦s de la tributaci¨®n de los que m¨¢s tienen. No ha creado un impuesto sobre grandes fortunas; ni una imposici¨®n real sobre las inmunes y privilegiadas rentas del capital; ni una reforma de fondo del impuesto de sociedades, desplomado en su recaudaci¨®n.
La reforma fiscal progresiva ¨Cque es lo ¨²nico que verdaderamente puede sustituir al endeudamiento- es uno de los pilares para posibilitar inversiones productivas auspiciadas por el Estado (infraestructuras, energ¨ªa, tecnolog¨ªa y educaci¨®n). Rajoy no ha querido esa reforma. Ha preferido hacer mucho m¨¢s dif¨ªcil el acceso a la ense?anza universitaria y a la sanidad p¨²blica. De modo que sean las clases medias, los trabajadores y los inmigrantes los que soporten la crisis; que sean estos los que paguen a los m¨¢s ricos, a los cuales se les exime de aportar en proporci¨®n a su riqueza (Hollande, por ejemplo, va a gravar con un 75% a las rentas m¨¢s altas).
El otro gran pilar para volver al crecimiento s¨®lo puede serlo Europa. ?nicamente la Uni¨®n Europea posee los resortes fundamentales para ayudar a pa¨ªses tan endeudados y con tanto desempleo como Espa?a: la legitimidad para establecer un calendario de reducci¨®n de d¨¦ficit razonable que no asuste a los inversores; la potencia para financiar inversiones creadoras de empleo (a trav¨¦s del Banco Europeo de Inversiones); un Banco Central Europeo que garantice en todo caso la deuda p¨²blica, a trav¨¦s de una pol¨ªtica m¨¢s expansiva; y la emisi¨®n de euroobligaciones con tipos de inter¨¦s, para los pa¨ªses del euro, cercanos al que hoy disfruta el bono alem¨¢n. A lo anterior cabr¨ªa a?adir la capacidad del futuro Mecanismo Europeo de Estabilidad para ayudar a las entidades financieras, el Presupuesto comunitario, y la imprescindible tasa sobre transacciones financieras que, bien utilizada (60.000 millones de euros anuales), puede estimular la econom¨ªa europea.
La victoria de Hollande ha creado condiciones nuevas m¨¢s favorables para este anhelado crecimiento europeo. Sin embargo, Rajoy no mueve un dedo ante la Uni¨®n. No impulsa iniciativas para que se consigan esos objetivos, sin los cuales Espa?a dif¨ªcilmente saldr¨¢, en un tiempo razonable, de la situaci¨®n en la que vive. Ya debiera estar proponiendo ideas en esa direcci¨®n en Bruselas ¡ª y habl¨¢ndolas con la oposici¨®n¡ª, particularmente de cara al trascendental Consejo Europeo de junio. El Gobierno espa?ol es el m¨¢s afectado por la ya triple crisis (de crecimiento, de deuda y del sistema bancario) y es el m¨¢s pasivo y lento ante ella. Rajoy es una estatua de piedra en una Uni¨®n por fin movilizada tras el cambio en el El¨ªseo.
En suma, no existe ning¨²n plan para salir de la crisis y evitar el ajuste eterno, ese ajuste seco que deprime la econom¨ªa, que obligar¨¢ a m¨¢s ajuste, y que deprimir¨¢ a su vez a¨²n m¨¢s la econom¨ªa, en una espiral fren¨¦tica destructora de empleo sin fin (es lo que le sucede al Reino Unido, precipitado a un d¨¦ficit del 8,5 % del PIB, el m¨¢s grave desde los a?os treinta).
Sin embargo, aunque Rajoy no tenga un plan (nunca lo tuvo), ni nada que se le parezca, la pol¨ªtica de recortes sin fronteras s¨ª constituye otro modelo de sociedad, diferente al que plasma la Constituci¨®n. Mientras que las subidas de impuestos est¨¢n pensadas para dos a?os, los profundos hachazos en Educaci¨®n y Sanidad son para siempre. Este es el modelo que la derecha prefiere. La Educaci¨®n y Sanidad p¨²blicas, gratuitas y universales son en Espa?a una creaci¨®n de la izquierda. Nunca mostr¨® especial admiraci¨®n por ellas la derecha, que prefiere una educaci¨®n no subvencionada, una Sanidad no gratuita ni universal, y progresivamente privatizada, y una seguridad ¡°para quien se la pague¡±. Se ha iniciado para importantes capas sociales la exclusi¨®n parcial del sistema de protecci¨®n social y sanitaria, exclusi¨®n que es completa para los inmigrantes irregulares. Es la misma l¨ªnea xen¨®foba que Mayor Oreja pretendi¨® con la reforma de la Ley de Extranjer¨ªa en el a?o 2000, despojando de derechos a los extranjeros m¨¢s vulnerables econ¨®micamente, y m¨¢s dependientes. Los mismos derechos que el Tribunal Constitucional les devolvi¨® afortunadamente a?os despu¨¦s. Pero la xenofobia y el populismo est¨¢n de moda en la derecha europea.
Estas reformas regresivas no son temporales. Son parte de un modelo que, al calor de la crisis y de las urgencias del d¨¦ficit, el pensamiento conservador va a intentar que se consolide en la sociedad espa?ola. Es un modelo inconstitucional a todas luces, pero nunca le ha preocupado esto a la derecha. Supone un salto cualitativo ¡ªesta vez hacia atr¨¢s¡ª en las tres grandes dimensiones hist¨®ricas del Estado Social: la asistencial (pasiva); la protectora (activa) y la redistribuidora (fiscal).
Imponer esta pol¨ªtica en una sociedad democr¨¢tica no es sencillo. Por eso, Rajoy y su Gobierno han puesto en marcha dos medidas de calado. La primera, el endurecimiento de la pol¨ªtica de ¡±orden p¨²blico¡± (que no de ¡°seguridad¡±), para romper sin miramientos especiales las movilizaciones pac¨ªficas y democr¨¢ticas. La segunda, la vuelta al control de la televisi¨®n p¨²blica. La reforma de la legislaci¨®n para la elecci¨®n del Director de RTVE es la otra cara de la moneda de la quiebra del Estado Social. Unas reformas tan brutales e innecesarias como las que el PP ¨Csin di¨¢logo con nadie¨C quiere implantar, necesitan que TVE vuelva a ser la finca del Gobierno. Y con ello, se cierra el c¨ªrculo de hierro en que se ha convertido en tan poco tiempo el ¡°previsible¡± Gobierno de Rajoy.
Diego L¨®pez Garrido es diputado socialista
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