La conciencia de Obama sale del armario
El presidente de EE UU anunci¨® su nueva postura favorable al matrimonio homosexual Reconoce que la cercan¨ªa con algunos de sus colaboradores ha propiciado su "evoluci¨®n" J. Bernard es el primer hombre y primer gay al frente de la secretar¨ªa social de la Casa Blanca
La Evoluci¨®n (con may¨²scula) del presidente se ha completado. Se acercaban las navidades de 2010 cuando Barack Obama titube¨® y acert¨® a decir que su posici¨®n respecto al matrimonio gay estaba ¡°evolucionando¡±. Hombre de profundas creencias religiosas (como gran n¨²mero de norteamericanos, por otra parte, ya que ni siquiera un 2% de la poblaci¨®n se declara atea), Obama no acababa de conjugar bien esas dos palabras: matrimonio y homosexuales.
Pero consciente de que la historia llamaba ¨C?una vez m¨¢s!¨C a su puerta, inici¨® el camino que ¨¦l compar¨® con el que en los a?os sesenta se hizo hacia el reconocimiento de los derechos civiles para los negros que viv¨ªan segregados. En el plano legislativo, Obama acab¨® con la ley No preguntes, no lo digas que imped¨ªa a gais y lesbianas servir abiertamente en el Ej¨¦rcito y anunci¨® su decisi¨®n de no apoyar m¨¢s la ley federal conocida como DOMA, que define el matrimonio exclusivamente como el de un hombre con una mujer.
En el d¨ªa a d¨ªa, en un puesto de tremenda visibilidad ¨Cnacional e internacional, aunque siempre entre bambalinas¨C, el primer presidente negro de EE UU romp¨ªa tambi¨¦n los moldes establecidos y nombraba el a?o pasado como secretario social de la Casa Blanca por primera vez a un hombre y adem¨¢s un hombre gay. Ese hombre es Jeremy Bernard, cinco d¨¦cadas maravillosamente bien llevadas, ¡°uno de los muchos colaboradores abiertamente homosexuales¡± que trabajan en su Administraci¨®n, como record¨® Obama en su anuncio del mi¨¦rcoles. No hacen falta nombres, ni caras, ni outings (sacar a otra persona del armario), vino a decir el presidente. En su Casa Blanca no se discrimina a nadie por cuesti¨®n de preferencias sexuales.
Si la evoluci¨®n del presidente se ha completado con su luz verde al matrimonio entre personas del mismo sexo, la elecci¨®n de Bernard para un oficio considerado por muchos como uno de los m¨¢s importantes de la Casa Blanca ¨Cya que es de los pocos cargos que obligan a informar directamente, casi a diario, tanto a la primera dama como al presidente¨C fue un mensaje alto y claro.
Hombre con ¡°un desenfrenado sentido del humor¡± ¨Cseg¨²n sus amigos m¨¢s ¨ªntimos¨C, Bernard no ha defraudado al presidente. Sus cenas de Estado ¨Cla ¨²ltima al primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, 365 invitados¨C son un ¨¦xito. Posiblemente incluso Bernard pueda apuntarse el tanto de que la campa?a de reelecci¨®n de Obama recaudase en la noche del jueves casi 15 millones de d¨®lares en una sola cena ofrecida en su casa por George Clooney. Se dice y se rumorea que el actor metido a activista devolv¨ªa as¨ª el favor por haber sido invitado y sentado en las cercan¨ªas del presidente en la cena ofrecida a Cameron.
¡°Apostar por Jeremy no era ir sobre seguro¡±, declar¨® tras su nombramiento Marc Nathanson, el empresario multimillonario de la televisi¨®n por cable de California para el que Bernard trabaj¨® en la d¨¦cada de los noventa. ¡°Desde luego, no era una elecci¨®n segura como lo era la secretaria social que ten¨ªa en su ¨¦poca Mamie Eisenhower, alguien de corte tradicional¡±. ¡°Jeremy est¨¢ lleno de energ¨ªa, iniciativa y creatividad y no va a ser f¨¢cil que se funda con el decorado¡±, finaliz¨® Nathanson.
Bernard lleg¨® a Washington desde Par¨ªs, donde solo estuvo tres meses trabajando como asesor social del embajador estadounidense en Francia. Obama le quer¨ªa en la corte y le reclut¨®. En el a?o y medio que ha pasado desde que aterrizase en la capital de la naci¨®n se ha encargado de organizar desde el m¨¢s insignificante c¨®ctel a que todo est¨¦ en orden para una reuni¨®n bilateral de gran calado, como la pr¨®xima cena de c¨®nyuges de l¨ªderes del G-8 que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo s¨¢bado en Washington ¨Cmenci¨®n especial merece el acto que se hace en Semana Santa en la Casa Blanca, al que asisten hasta 35.000 personas, todo bajo la mirada atenta de Bernard¨C.
Dicen las Miss Manners, expertas en protocolo, que sin duda se ha hecho un largo viaje desde los secretarios sociales que serv¨ªan a los presidentes con guantes blancos hasta los trajes de Versace que hoy luce Bernard. Originario de San Antonio, Tejas, hijo de un abogado que trabaj¨® a favor de los derechos civiles en el trabajo, Bernard nunca se gradu¨® en la universidad ¨Cdato que Obama dej¨® fuera cuando le present¨® a la naci¨®n¨C. Su activismo a favor de los derechos de gais y lesbianas le han hecho una pieza clave dentro del movimiento, y en los c¨ªrculos homosexuales de Los ?ngeles recaud¨® millones de d¨®lares para la campa?a electoral de Obama de 2008. No ser¨¢ diferente en esta campa?a y muchos de esos gais y lesbianas asistieron a la cena de Clooney ¨C?de nuevo esa cena!¨C dispuestos a satisfacer al poderoso Bernard y llenar las arcas del Obama candidato.
Bernard no es un ama de llaves que est¨¢ a las nueve y media de la noche en la cama. Cuando acaba su labor en la oficina de la Primera Dama ¨Cel secretario social depende de ella aunque su agenda est¨¢ ¨ªntimamente ligada a la del presidente¨C, Bernard se entrega a la escena social de Washington, ya sea la presentaci¨®n de un libro, un estreno cinematogr¨¢fico o la degustaci¨®n de un buen men¨² en el ¨²ltimo restaurante de moda.
El exnovio de Bernard, Rufus Gifford, es uno de los mayores recaudadores de fondos de la campa?a ¨Cactual y pasada¨C de Obama. Cuando la pareja lleg¨® a Washington hace dos a?os ¨Cjunto a su perro beagle, Lucas¨C estaba considerada como una de las 50 parejas m¨¢s influyentes del pa¨ªs. Hoy, la revista Out sit¨²a a Bernard en el puesto 35 de los homosexuales m¨¢s poderoso de EEUU ¨Cel n¨²mero uno lo ocupa Tim Cook, consejero delegado de Apple; el dos, Ellen DeGeneres¨C.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.