Asesores

En 1982, durante algo m¨¢s de un a?o, fui asesor de un ministro. En el Gabinete hab¨ªa cinco, todos, menos uno, funcionarios de carrera. Puedo asegurarle que el trabajo era intenso e ilusionante. Pero los asesores como ¡°colectivo de enchufados¡± eran entonces, y desde entonces siguieron si¨¦ndolo, un blanco predilecto, constante y facil¨®n de la prensa m¨¢s derechosa, as¨ª como de un amplio sector de los pol¨ªticos del PP sanamente preocupados por el desequilibrio presupuestario. Yo dej¨¦ de ser asesor de un magn¨ªfico ministro y segu¨ª con mi puesto de carrera pero, desde entonces, considero muy injusta esa inquina social contra los asesores.

Afortunadamente los tiempos han cambiado: me entero por la prensa que cada concejal de distrito del Ayuntamiento de Madrid puede nombrar dos asesores, con una dotaci¨®n de 46.000 euros para cada uno. Si, adem¨¢s, la primera nombrada ¡ªcreo que para Hortaleza¡ª es nada menos que hermana de nuestra ahorradora presidenta de la Comunidad do?a Esperanza Aguirre quien, por cierto, unas semanas antes se hab¨ªa enterado de que un hijo hab¨ªa sido nombrado asesor en una subdirecci¨®n de Comercio, solo me queda felicitarme por el cese de las hostilidades contra los asesores.

Desde hoy, ya jubilado, presumir¨¦ de haber sido asesor de un ministro en 1.983.¡ª Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez Fraguas.