?Argelia inm¨®vil?
Buteflika y los militares intentan que la primavera ¨¢rabe no pase por su pa¨ªs
Las elecciones legislativas argelinas han dejado claro no solo el continuado monopolio del poder por el gobernante Frente de Liberaci¨®n Nacional (FLN), sino tambi¨¦n que est¨¢ demasiado fresca la experiencia de la guerra civil que sigui¨® a la abortada victoria de los islamistas en las urnas, en 1991, con cerca de 200.000 muertos. Los votantes no se han sumado a los experimentos revolucionarios de sus vecinos (T¨²nez, Libia, Egipto). Los islamistas moderados, a los que se vaticinaba vencedores, han retrocedido respecto a 2007, y el FLN se acerca a la mayor¨ªa absoluta parlamentaria. La foto del espectro pol¨ªtico resulta muy similar a la de hace cinco a?os.
El presidente Buteflika y los generales, que controlan absolutamente el poder, han sacado partido a las t¨ªmidas reformas emprendidas para evitar que la primavera ¨¢rabe pase por Argelia. Se trate de los subsidios a los millones de j¨®venes desempleados, con cargo al gas y el petr¨®leo que se exportan a Europa, de la autorizaci¨®n de una veintena de nuevos partidos ¡ªla mayor¨ªa m¨¢s virtuales que reales¡ª o de la explotaci¨®n de la aparente estabilidad respecto de pa¨ªses fronterizos, con Mal¨ª como ¨²ltimo ejemplo alarmante.
Las elecciones argelinas han sido manipuladas tradicionalmente sin rubor. Tambi¨¦n esta vez varios partidos opositores han denunciado fraude, que no ha sido apreciado por los observadores de la UE. Aunque los comicios del jueves representaran realmente la voluntad popular, ser¨ªa simplista considerar que Buteflika ha obtenido un cheque en blanco hasta las presidenciales de 2014. La vida pol¨ªtica argelina no la decide el Parlamento, b¨¢sicamente una fachada, sino un n¨²cleo opaco de civiles y militares que no han sido elegidos por los ciudadanos. Los argelinos lo saben. Y esa es una de las razones decisivas de una abstenci¨®n que en Argel y otras ciudades ha rozado el 70% y llega hasta el 80% en la levantisca Cabila.
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