Los grandes toman nota
El G-8 admite que lo prioritario es el crecimiento y el empleo, pero no se compromete a nada
La cumbre del G-8 celebrada este fin de semana en Camp David abord¨® diversos aspectos problem¨¢ticos de la realidad internacional, pero lo que se esperaba era un pronunciamiento claro sobre la necesidad de acompa?ar con pol¨ªticas de crecimiento las medidas de austeridad a ultranza aplicadas en la eurozona. Y, de hecho, en el inicio de su comunicado admite, casi cinco a?os despu¨¦s del inicio de la crisis, que su imperativo es la promoci¨®n del crecimiento y del empleo. Tard¨ªo reconocimiento del fracaso manifiesto de las pol¨ªticas de austeridad a ultranza llevadas a cabo fundamentalmente en Europa. No ha habido, sin embargo, un compromiso fehaciente, lo que en t¨¦rminos pol¨ªticos habr¨ªa dado a entender que, o bien la canciller Angela Merkel hab¨ªa reconsiderado voluntariamente sus exigencias a las econom¨ªas en dificultades de la Uni¨®n Europea, o bien que la presi¨®n de sus pares le hab¨ªa hecho ceder.
La econom¨ªa mundial sigue siendo tributaria de pol¨ªticas titubeantes, en las que, como ocurriera al inicio de la Gran Depresi¨®n, no se sabe distinguir lo urgente de lo importante: la necesidad de compatibilizar los objetivos de saneamiento financiero con los de compensaci¨®n de la debilidad de la demanda privada de las econom¨ªas. En Estados Unidos, donde emergi¨® la crisis, se ha conseguido parcialmente, pero la eurozona atraviesa ahora uno de los momentos m¨¢s dif¨ªciles. La recesi¨®n est¨¢ instalada en varias econom¨ªas, con el desempleo al alza y tensiones financieras que recuerdan los peores momentos de la crisis, cuando quebr¨® Lehman Brothers. La priorizaci¨®n de ajustes presupuestarios, de dif¨ªcil alcance en ausencia de crecimiento, adem¨¢s del deterioro de la estabilidad financiera, est¨¢ generando una creciente irritaci¨®n en los ciudadanos, y muy serias amenazas sobre la propia cohesi¨®n de la zona monetaria.
El deseo del G-8 de mantenimiento de Grecia en la moneda ¨²nica no deja de ser un deseo hoy poco respaldado por la poblaci¨®n de aquel pa¨ªs. La llamada a generar programas de inversi¨®n en educaci¨®n y en infraestructuras se queda en simple insinuaci¨®n. El G-8, pues, parece haber tomado nota de la situaci¨®n m¨¢s que comprometerse en corregirla. En ausencia de r¨¢pidos y significativos est¨ªmulos al crecimiento, as¨ª como de una mayor disposici¨®n del BCE a reducir la inestabilidad financiera, no solo el crecimiento econ¨®mico global seguir¨¢ hipotecado: tambi¨¦n cobrar¨¢n cuerpo esas amenazas de proteccionismo sobre las que advierte el G-8.
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