Los pactos del duque
Tras concluir la investigaci¨®n y si le piden penas m¨ªnimas, Urdangarin puede librarse de la prisi¨®n sin pactos
Seg¨²n algunos medios de comunicaci¨®n el duque de Palma estar¨ªa tramando un arreglo, o pacto, con la fiscal¨ªa, para evitar ir a la c¨¢rcel. Como el rumor ha sido desmentido, es razonable que la opini¨®n p¨²blica, tan acostumbrada a interpretar ¡°a la contra¡± los desmentidos m¨¢s o menos oficiales, empiece a pensar que el rumor podr¨ªa ser cierto.
La suspicacia generalizada, razonable, a veces est¨¢ alimentada por una informaci¨®n imprecisa o insuficiente. La informaci¨®n sobre el proceso penal en Espa?a est¨¢ inevitablemente empa?ada, para el gran p¨²blico, por el modelo que transmiten las pel¨ªculas americanas. En ellas son normales los pactos, m¨¢s o menos turbios, de fiscales con acusados. Es l¨®gico, por todo ello, que se pueda pensar que tambi¨¦n en Espa?a es posible cualquier pacto, y cualquier arreglo o contraprestaci¨®n.
Sin embargo, aqu¨ª tenemos unas reglas distintas. Para contribuir a una informaci¨®n objetiva conviene se?alar algunas de las caracter¨ªsticas de nuestro proceso, en relaci¨®n con esos posibles pactos. Con esta brev¨ªsima informaci¨®n sobre la legalidad abstracta, te¨®rica, podr¨¢n acallarse los rumores infundados. Pero no las suspicacias pr¨¢cticas.
La vieja ley procesal espa?ola, desde hace 120 a?os reconoce la posibilidad de que el acusado se conforme con la acusaci¨®n, cuando est¨¢ acabada la investigaci¨®n. Esta conformidad cl¨¢sica no es un aut¨¦ntico pacto. Es, ni m¨¢s ni menos, una rendici¨®n incondicional. Es l¨®gico preguntarse qu¨¦ gana el acusado con tal rendici¨®n, y qu¨¦ gana el acusador. El acusado consigue no sufrir el juicio, con el desfile de v¨ªctimas, otros testigos, y toda la dem¨¢s parafernalia del proceso, incluida la medi¨¢tica. Consigue evitar lo que antiguamente se llamaba ¡°pena de banquillo¡±, y ahora llaman estigmatizaci¨®n, que para acusados con prestigio o autoestima puede ser un castigo severo. Los jueces se ahorran el juicio, y los acusadores, adem¨¢s, se aseguran la condena. Como se ve, en general no era especialmente atractivo para unos ni otros ese modelo de pacto de ¡°conformidad-rendici¨®n¡±. Por eso su utilizaci¨®n pr¨¢ctica siempre fue escasa.
As¨ª permaneci¨® la ley espa?ola hasta las reformas legales de 2002 y 2003. La reforma consisti¨® en la introducci¨®n de la ¡°conformidad premiada¡±. En determinados supuestos marcados expresamente por la ley el acusado que se conforme con la pena pedida por el acusador tiene una rebaja de un tercio de dicha pena. Los supuestos son que la pena de prisi¨®n m¨¢xima prevista por la ley para cada delito sea de tres a?os, y, adem¨¢s, que la suma de las penas pedidas por todos los delitos de que se acuse no pase de tres a?os. Los dos a?os de prisi¨®n resultantes, tras la rebaja pactada de un tercio, permiten la suspensi¨®n de la ejecuci¨®n de la pena. As¨ª, el pacto es sustancialmente atractivo para el acusado, que se libra del juicio y de la c¨¢rcel.
El ¨²nico objetivo de la reforma era luchar contra la lentitud de la justicia. En ning¨²n caso era poner fin anticipado a la investigaci¨®n facilitando al acusado que pudiera evitar que la investigaci¨®n avance, re¨²na nuevas pruebas, encuentre nuevos delitos m¨¢s graves. Seg¨²n dec¨ªa el Fiscal General de entonces, esa "conformidad premiada" suele ser fruto de una negociaci¨®n extraprocesal. O sea, que hay que llevarlo ya cocinado al juzgado, a modo de catering extraprocesal, que quiere decir fuera del proceso, de car¨¢cter informal. Es el espacio en que pueden nacer las suspicacias sobre si se ha buscado el objetivo ¨²nico de evitar la lentitud o si se ha conseguido el otro, el de frenar, en todo o en parte, una total investigaci¨®n.
Por eso es bueno que el Fiscal General asuma la responsabilidad de decir que, de momento, no hay pacto para el duque y sus secuaces. Garantiza que la investigaci¨®n de la fiscal¨ªa llegar¨¢ a donde tenga que llegar. Y solo despu¨¦s se ver¨¢ si hay o no delitos con pena m¨¢xima de m¨¢s de tres a?os de prisi¨®n, o si la suma de todos los que se imputen pasa de tres a?os. Pero hay que tener presente que todos los delitos tambi¨¦n tienen pena m¨ªnima, que podr¨ªa ser de menos de dos a?os. Y as¨ª, cada uno de ellos podr¨ªa beneficiarse de la suspensi¨®n de la pena de prisi¨®n, si se impusiera.
Resumiendo: de momento no es posible legalmente un pacto que permita la rebaja de un tercio de la pena de prisi¨®n, y su consecuente evitaci¨®n del juicio y suspensi¨®n de la pena. Hay que esperar a la conclusi¨®n de la investigaci¨®n. Pero ello no impide que, cuando se formule la acusaci¨®n, legalmente se pidan penas en su l¨ªmite m¨ªnimo, y que el duque se conforme, evite su juicio inevitablemente medi¨¢tico, y, a¨²n condenado, se libre de la prisi¨®n, legalmente.
Jos¨¦ Mar¨ªa Mena fue fiscal jefe de Catalu?a.
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