La democracia transformada por la crisis
Los problemas econ¨®micos y sus respuestas a ellos est¨¢n cambiando al menos siete pilares de la pol¨ªtica espa?ola
La democracia espa?ola no se ha desarrollado s¨®lo al amparo del ¨¦xito de la Constituci¨®n de 1978, los Estatutos de Autonom¨ªa y la integraci¨®n en la Uni¨®n Europa. Otros procesos han ido a la par y han sido consustanciales con ella. La crisis y su gesti¨®n, entre otros factores, est¨¢n modificando profundamente estos pilares, lo que altera el sentido de la democracia. Algunas instituciones se est¨¢n deteriorado a ojos de los ciudadanos. Tambi¨¦n la clase pol¨ªtica y los partidos.
Como dec¨ªa en un reciente art¨ªculo Thomas Friedman, antes, la pol¨ªtica en democracia, a todos los niveles (en nuestro caso Europa, Estado, CC AA y ayuntamientos y entes locales), daba cosas (servicios, beneficios sociales, infraestructuras, etc.) a la gente, a los ciudadanos. Ahora se las quita. El clima econ¨®mico, la revoluci¨®n tecnol¨®gica y la globalizaci¨®n, han forzado esta inversi¨®n.
Uno. El Estado del Bienestar. Su desarrollo ha acompa?ado a la democracia. ¡°Espa?a se constituye en un Estado social y democr¨¢tico de Derecho¡±, reza la Constituci¨®n. En esto est¨¢bamos retrasados respecto a muchos pa¨ªses europeos, retraso que se agrava con los recortes. Se impulsaron tard¨ªamente las tres universalizaciones ¨Csanidad, pensiones y educaci¨®n b¨¢sica- y mucho despu¨¦s el cuarto pilar, la ayuda a la dependencia, que no se ha desarrollado del todo. No s¨®lo creci¨® la cobertura en estos ¨¢mbitos entre la poblaci¨®n (no s¨®lo la ciudadan¨ªa), sino los servicios y su calidad. Los cuatro se est¨¢n recortando, de forma cuantitativa y cualitativa, lo que puede producir su mutaci¨®n, sobre todo si las clases medias sienten que no se benefician de estas pol¨ªticas. Esto puede hacer que lo p¨²blico se quede para los que tienen menos ingresos, con un menor presupuesto para atenderlos. Incluida la Justicia si se elevan las tasas en exceso. Lo que implicar¨ªa invertir el sentido democr¨¢tico del Estado social para volver, en parte, a una idea de beneficencia o caridad que nunca debe ser ¡°en vez de¡± sino ¡°adem¨¢s¡±.
Dos. Las relaciones laborales. La ¨²ltima reforma laboral trastoca completamente las relaciones laborales desequilibrando el poder en la empresa hacia la patronal. Se avanza hacia un sistema de flexiseguridad a la n¨®rdica, con el abaratamiento del despido y el acercamiento de la negociaci¨®n a la realidad de cada empresa, pero sin una protecci¨®n del Estado que cubra los vaivenes de las trayectorias profesionales. No se va a un sistema alem¨¢n en el que los sindicatos participan en los consejos de administraci¨®n. Los sindicatos pierden importancia. Tambi¨¦n la CEOE.
Tres. El Estado de las Autonom¨ªas. Su mayor problema es el control del gasto y de sus estructuras administrativas. Su reforma no pasa por la recentralizaci¨®n pero s¨ª por la coordinaci¨®n y racionalizaci¨®n. La Ley de Equilibrio Presupuestario ha cambiado algunas reglas. Pero pensar que as¨ª se resolver¨ªan las cuestiones catalana y vasca es un mal sue?o que podr¨ªa acabar en pesadilla. El Estado de las Autonom¨ªas hace aguas, pero ha sido un gran logro de nuestra democracia, propuesto en su d¨ªa por Ortega y Gasset, Aza?a, Silvela, Romanones y otros desde distintas perspectivas. Pero necesita de una modernizaci¨®n.
Antes, la pol¨ªtica en democracia, a todos los niveles, daba cosas a la gente, a los ciudadanos. Ahora se las quita.
Cuatro. Europa. Nuestro europe¨ªsmo y nuestra democracia han ido de la mano. Pero tambi¨¦n eso est¨¢ cambiando. El europe¨ªsmo de los espa?oles se est¨¢ enfriando al ver que no resuelve nuestros problemas inmediatos. Europa ya no se ve tanto como ¡°soluci¨®n¡± (pese a que lo sigue siendo), sino como problema. Adem¨¢s, en respuesta a la crisis, hemos entrado en una fase de integraci¨®n que, si resulta, est¨¢ succionando de la soberan¨ªa espa?ola cada vez m¨¢s cuestiones, incluidas las grandes l¨ªneas presupuestarias. Esta integraci¨®n est¨¢ vaciando una parte de la democracia nacional sin que se vea remplazada por una democracia europea. Cuidado.
Cinco. La Monarqu¨ªa. Llegue o no la sucesi¨®n, la Monarqu¨ªa est¨¢ cambiando. La necesidad de transparencia de la Casa Real ha aumentado con la crisis econ¨®mica, y lo que ocurra con el caso Urdangar¨ªn. No va a ser igual. Y justo cuando m¨¢s se va a necesitar. El juancarlismo ha perdido ¨ªmpetu. El Pr¨ªncipe se tiene que forjar una imagen.
Seis. ETA. El terrorismo etarra ha estado presente durante el desarrollo de la democracia y de hecho ha impedido una mayor reforma de, por ejemplo, el Poder Judicial. La desaparici¨®n de esta violencia, que a¨²n no de la banda, es un cambio fundamental en el entorno democr¨¢tico, y no est¨¢ totalmente desconectado de la crisis. Probablemente con la consecuencia de un impulso a los nacionalismos vascos.
Siete. Los medios de comunicaci¨®n. Tambi¨¦n en este campo, muchas cosas han empezado a ser diferentes, y s¨®lo estamos al principio de la revoluci¨®n. Impresos, audiovisuales y radiof¨®nicos, han servido para vertebrar y estructurar Espa?a, y algunas Comunidades. La crisis econ¨®mica, la crisis del medio impreso, Internet y las redes sociales, y la multiplicaci¨®n de los canales de televisi¨®n, han socavado este papel. Adem¨¢s, la neutralidad de RTVE que logr¨® el anterior Gobierno est¨¢ en peligro.
Algunos de estos cambios se agudizar¨ªan si se produjera una intervenci¨®n directa o indirecta de la econom¨ªa espa?ola por la UE. Pero son cambios de enorme magnitud que convendr¨ªa gestionar, y no simplemente dejarse arrastrar a ellos, pues pueden acabar divorciando a¨²n m¨¢s la pol¨ªtica de los ciudadanos, y, en tiempos de crisis abrir espacios a los populismos, como estamos viendo en algunos pa¨ªses de nuestro entorno.
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