Espa?a no podr¨¢ salir sola de la crisis
Debemos recuperar nuestra proyecci¨®n internacional.Necesitamos una pol¨ªtica exterior clara y un liderazgo capaz de transmitir confianza y credibilidad al resto del mundo
Estimado se?or presidente del Gobierno:
No sorprende el discreto papel de la pol¨ªtica exterior espa?ola durante estos meses ¡ªno suele estar en la lista de prioridades del Gobierno¡ª y la recuperaci¨®n de la credibilidad, la econom¨ªa y el empleo ocupan el centro absoluto de su atenci¨®n. Pero, precisamente por ello, no deber¨ªa olvidarse del mundo. El futuro no se juega solo en casa, y de c¨®mo logremos reorientar las relaciones internacionales y defender nuestros intereses depender¨¢ la Espa?a que emerger¨¢ despu¨¦s de la crisis.
La primera batalla, obviamente, es Europa. Seguimos en un momento clave de la interminable crisis. El euro contin¨²a al borde del precipicio y cada vez se acent¨²an las diferencias entre los pa¨ªses m¨¢s afectados por la presi¨®n de los mercados y los que no parecen tener ning¨²n sentido de la urgencia. Dado el papel central ¡ªaunque involuntario¡ª que est¨¢ desempe?ando Espa?a, es una gran oportunidad para incorporarse al debate de modo activo, con ideas que contribuyan a resolver la crisis de la eurozona, en un primer lugar, pero tambi¨¦n a alimentar la reflexi¨®n de hacia d¨®nde quiere ir la Uni¨®n en el futuro. Se necesita para ello una visi¨®n clara de los intereses del pa¨ªs, de c¨®mo articularlos y negociarlos de manera eficaz.
La primera batalla es Europa. Hay que avanzar hacia un proyecto com¨²n y reducir la brecha creada por la deuda
Adem¨¢s de las ideas ser¨¢n necesarios apoyos para defenderlas; se ha de tejer una posible red de alianzas. Es inevitable acercarse a los ¡°grandes¡±. Ya se ha iniciado cierto despliegue, como han puesto de manifiesto las recientes visitas del ministro de Econom¨ªa, Luis de Guindos, a sus hom¨®logos franc¨¦s y alem¨¢n. Pero tambi¨¦n hay que incorporar otros aliados con los que contrarrestar opiniones y fortalecer posiciones. Para resolver las presiones m¨¢s inmediatas, Italia, en una situaci¨®n igualmente comprometida, es una referencia clave; para el m¨¢s largo plazo, tambi¨¦n puede serlo Polonia: un pa¨ªs perif¨¦rico como el nuestro, con un fuerte compromiso europe¨ªsta y poco afectado por la crisis. La negociaci¨®n del futuro presupuesto europeo, el necesario refuerzo de las instituciones comunitarias o las pol¨ªticas hacia los pa¨ªses vecinos (del Sur y del Este) pueden ser campos para la cooperaci¨®n. Lo importante es avanzar hacia un proyecto com¨²n y reducir la brecha creada por la crisis de deuda.
Los expertos llevan tiempo reclamando una aut¨¦ntica estrategia de acci¨®n exterior, adecuada al siglo XXI. Tambi¨¦n lleva a?os gest¨¢ndose una reforma de la ley del servicio exterior que alinee los menguantes recursos disponibles y los objetivos del pa¨ªs. Mientras esto sucede, lo importante es desarrollar una pol¨ªtica internacional con l¨ªneas de actuaci¨®n claras y coherentes, y comunicarla bien. Si no, el riesgo es limitarse a actuaciones exclusivamente reactivas (como el contencioso en torno a Gibraltar), y fijar en hitos concretos el ¨¦xito o el fracaso de la pol¨ªtica exterior. El relanzamiento de la llamada Marca Espa?a, con la que recoger el potencial de los actores espa?oles con presencia en el exterior, especialmente las empresas, es un ejemplo; pero, como se vio en el caso YPF, a¨²n no existe una conceptualizaci¨®n clara de c¨®mo hacerlo.
Lo sucedido en Argentina y Bolivia resalta los peligros de ligar estrechamente los intereses corporativos y los del pa¨ªs. La reacci¨®n de su Gobierno acentu¨® la dimensi¨®n nacional de un contencioso centrado en una empresa y, al no conseguir frenar la expropiaci¨®n, contribuy¨® a amplificar la magnitud del golpe. Pese a este rev¨¦s, todo el mundo coincide en la importancia de Am¨¦rica Latina y en la necesidad de un nuevo marco de relaciones. Sin embargo, apostar el ¨¦xito de este despegue a la asistencia a la Cumbre Iberoamericana de C¨¢diz en noviembre de un gran n¨²mero de jefes de Estado es arriesgado. En paralelo, debe profundizarse en los di¨¢logos bilaterales, centrados en intereses comunes en un mundo global, incluida la necesidad compartida de abrirse a la regi¨®n Asia-Pac¨ªfico. La ¡°ofensiva¡± diplom¨¢tica hacia Brasil, en la que participaron el Rey, diferentes ministros y usted mismo es un paso en esta direcci¨®n que debe continuarse con otros socios estrat¨¦gicos.
Esta carrera por recuperar la proyecci¨®n internacional debe empezar por el propio presidente del Gobierno. En el proceso puede hacer amigos. No se trata de frivolizar, sino de constatar que las relaciones internacionales pasan, como casi todas, por las relaciones personales. Despu¨¦s de varios meses, pese a que Espa?a est¨¢ en las portadas de todos los medios, usted sigue siendo un gran desconocido para los l¨ªderes mundiales, incluidos los europeos. No tema pisarle terreno a sus ministros; cada uno tiene su papel. Lo importante es que exista un trabajo en equipo serio y coordinado, que transmita un ¨²nico mensaje. En este equipo, como en una delantera futbol¨ªstica, usted debe actuar de clara referencia (sin querer polemizar con nuestra aclamada selecci¨®n, puede jugar de ¡°9¡± o ¡°falso 9¡±). Tambi¨¦n puede apoyarse en la figura del Rey, un pilar fundamental en la actuaci¨®n exterior. Es necesario recomponer su imagen, as¨ª como continuar con la ¡°presentaci¨®n en sociedad¡± del pr¨ªncipe Felipe.
Espa?a no saldr¨¢ de esta crisis sola. Como bien dijo, la pol¨ªtica exterior puede ser un arma fundamental para lograrlo, pero para ello se necesita una estrategia clara y un liderazgo capaz de transmitir confianza y credibilidad al resto del mundo.
Manuel Manrique es investigador en FRIDE y Cristina Manzano es directora de Foreign Policy en espa?ol.
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