Falcone y la batalla pendiente
Hace veinte a?os fue asesinado el juez que desentra?¨® la manera de operar de la Cosa Nostra
Hace veinte a?os, 500 kilos de trinitrotolueno explotaron en la curva de una carretera que conecta la ciudad de Palermo con el aeropuerto. Volaron por los aires el juez Giovanni Falcone, su mujer Francesca Morvillo, tambi¨¦n magistrada, y tres de sus escoltas. La Mafia siciliana acab¨® as¨ª con el hombre que hab¨ªa sentado en el banquillo, entre febrero de 1986 y diciembre de 1987, a 400 de los suyos para procesarlos por una larga serie de delitos cuyas condenas sumaron en total unos 2.500 a?os. Cerca de dos meses despu¨¦s era Paolo Borsellino, otro juez que se enfrent¨® a la organizaci¨®n criminal, el que era aniquilado con un coche bomba.
El presidente de Italia, Giorgio Napolitano, y Mario Monti, el actual primer ministro, viajaron el pasado jueves a Palermo para acordarse junto a 2.600 j¨®venes de esos dos inmensos referentes en la lucha contra el crimen organizado. Hablaron all¨ª bajo la espesa sombra de dos recientes atentados todav¨ªa sin aclarar ¡ªcontra un empresario en G¨¦nova y contra un instituto de Brindisi, donde muri¨® una joven de diecis¨¦is a?os¡ª, y Napolitano se?al¨® que la crisis econ¨®mica y el desgaste del tejido institucional son el caldo propicio para alimentar los excesos de las mafias.
Falcone dej¨® dicho que los hombres pasan y las ideas permanecen, y que siguen caminando ¡°sobre las piernas de otros hombres¡±. Empez¨® en el invierno de 1979 ¡ªacababa de regresar a Palermo como juez, ten¨ªa 40 a?os¡ª y decidi¨® entonces que conven¨ªa sobre todo reconstruir el itinerario que sigue el dinero de los criminales. As¨ª supo que la pasta que llegaba de Estados Unidos a Sicilia serv¨ªa para pagar la hero¨ªna que sal¨ªa de sus puertos.
M¨¢s adelante, en el verano de 1984, Falcone se encerr¨® durante 45 d¨ªas con Tommaso Buscetta, el arrepentido de la Cosa Nostra que le fue contando los grandes secretos de los suyos que le sirvieron para juzgar a muchos de ellos en el maxiproceso que se celebr¨® en un b¨²nker al lado de la c¨¢rcel de Ucciardone. Por eso lo mataron. Quedan por conocer las ¨ªntimas relaciones de las mafias con el aparato del Estado. Es el desaf¨ªo que toca ahora. Hace tres a?os, Berlusconi detuvo toda investigaci¨®n. Adujo que no pod¨ªa gastarse dinero del contribuyente en asuntos del pasado.
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