Alarma de intervenci¨®n
Bruselas propone aplazar el objetivo de d¨¦ficit a cambio de inspirar la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola
La econom¨ªa espa?ola se encuentra en estado de emergencia o, si se prefiere, en riesgo de intervenci¨®n. La prima de riesgo alcanz¨® ayer los 540 puntos b¨¢sicos (un indicador de insolvencia financiera superior a los que detonaron las intervenciones de Grecia, Irlanda o Portugal) y las acciones de Bankia siguen desplom¨¢ndose como corresponde a una entidad bancaria sin rumbo aparente. Son muchas las causas de esta emergencia, desde la incapacidad europea para resolver la crisis griega hasta el intervencionismo pol¨ªtico en la gesti¨®n de Caja Madrid o las debilidades del Banco de Espa?a para detectar los agujeros en las cuentas de Bankia. Pero lo que mejor explica la opresiva atm¨®sfera de desconfianza de los inversores hacia Espa?a es la incapacidad del Gobierno actual para gestionar la crisis de Bankia y poner orden en el d¨¦ficit auton¨®mico.
Con el diferencial de deuda muy por encima de 500 puntos no se puede comparecer ante la opini¨®n p¨²blica para decir que Bankia ser¨¢ nacionalizada, pero no se sabe c¨®mo se pagar¨¢, que es la sustancia del discurso del presidente Rajoy el lunes pasado; tampoco se debe negar la evidencia y atribuir todos los males a la situaci¨®n de Grecia, ni insistir en que Espa?a no va a necesitar la intervenci¨®n de capital p¨²blico europeo o ningunear las ofertas de pacto del primer partido de la oposici¨®n. Por el contrario, es el momento de pedir auxilio a la oposici¨®n y a Europa. Si m¨¢s de una semana despu¨¦s de la nacionalizaci¨®n de Bankia todav¨ªa no se sabe c¨®mo se concretar¨¢, es que estamos ante un caso de incompetencia grave. Todas estas actitudes y decisiones, m¨¢s la canibalizaci¨®n gratuita de las instituciones (autonom¨ªas, Banco de Espa?a, justicia, reguladores, a las que se somete a desprestigio p¨²blico) conducen a la intervenci¨®n, no solo de los bancos, sino de la econom¨ªa.
Felizmente para el Gobierno y para los espa?oles, la Comisi¨®n Europea propuso ayer ampliar un a?o el plazo, hasta 2014, para cumplir con un d¨¦ficit del 3%. Esta es la propuesta que el Gobierno espa?ol deber¨ªa haber estado negociando en Bruselas desde el principio en vez de empecinarse en reducir unilateralmente el objetivo de d¨¦ficit para 2012, porque permitir¨¢ acompasar los ajustes, as¨ª como una estrategia presupuestaria m¨¢s pausada.
Las condiciones para el aplazamiento parecen indicar que Bruselas se ha cansado de las torpezas del Gobierno espa?ol, que ponen en riesgo la estabilidad del euro, como si no hubiera bastante con Grecia, y ha decidido pasar a la fase de recomendaciones imperativas. Dos de ellas revelan la dudosa calidad de las medidas del Gobierno (poner en marcha las reformas financieras y del mercado de trabajo), otras revelan una desconfianza profunda en las cuentas p¨²blicas (establecer una instituci¨®n independiente que controle la pol¨ªtica fiscal, aplicar ajustes adicionales a las autonom¨ªas) y otra constituye una direcci¨®n de pol¨ªtica econ¨®mica que Rajoy no ha sido capaz de articular: subir el IVA y, con el aumento de ingresos, reducir la imposici¨®n sobre el trabajo. Una devaluaci¨®n interna en toda regla.
El borrador de recomendaciones (que incorpora probablemente la acci¨®n del BCE para moderar la prima de riesgo) se parece a un control estricto de la econom¨ªa espa?ola. La realidad, que Rajoy conoce bien, es que Bankia necesita de capital p¨²blico europeo (una recapitalizaci¨®n directa de la banca por el Fondo Europeo de Rescate, para que no aumente el endeudamiento) y que Espa?a debe negociar un cambio legal que permita esa recapitalizaci¨®n directa. Fue pues un tremendo error pol¨ªtico (de nuevo la ilusi¨®n de subrayar la autonom¨ªa) perge?ar el rescate de Bankia sin informar a Europa y el BCE. Errores como esos, en cadena y nunca reconocidos, son los que conducen a Espa?a camino de la intervenci¨®n efectiva.
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