L¨ªneas rojas de la socialdemocracia en el siglo XXI
Creemos necesario resaltar 10 mensajes que expresan valores esenciales de convivencia y progreso. No agotan los ¨¢mbitos de debate y acci¨®n que deber¨ªan orientar la socialdemocracia, pero ejemplifican los retos y prop¨®sitos b¨¢sicos que deber¨ªan conformar su estrategia de futuro
Desde un enfoque global que reivindica el poder de la pol¨ªtica y la democracia para transformar el mundo, que defiende un modelo social m¨¢s equitativo y que apuesta por un desarrollo econ¨®mico m¨¢s eficiente y sostenible, creemos necesario resaltar 10 mensajes que expresan valores esenciales de convivencia y progreso. Se trata de ideas b¨¢sicas, hoy cuestionadas por la derecha ideol¨®gica o por la pr¨¢ctica reciente de pol¨ªticas supuestamente socialdem¨®cratas.
1. No hay progreso social sin redistribuci¨®n de la riqueza. Muchos dec¨ªan que el crecimiento econ¨®mico se traducir¨ªa en mayores dosis de igualdad econ¨®mica y bienestar colectivo. Pero las desigualdades se han agravado por el impacto asim¨¦trico de la crisis actual. Hay que apostar por un sistema de protecci¨®n social de amplia cobertura, pero tambi¨¦n por unos ingresos suficientes para su financiaci¨®n. Y ello requiere un sistema tributario potente, que recaude con generalidad, equidad y progresividad. No es s¨®lo una cuesti¨®n ¨¦tica, de justicia social, sino de eficiencia econ¨®mica. Porque la inclusi¨®n social y la reducci¨®n de las desigualdades es fuente de expansi¨®n econ¨®mica y, en consecuencia, de mayores capacidades de desarrollo para todos.
2. Educaci¨®n y sanidad p¨²blicas, de calidad, universales y gratuitas. El pacto social del que resulta el compromiso de financiar una educaci¨®n y sanidad p¨²blicas de calidad, universales y gratuita se est¨¢ resquebrajando a velocidad alarmante. Frente a t¨®picos y falacias que se presentan como verdades incontestables, debemos oponer los argumentos que han permitido forjar este patrimonio social com¨²n: la calidad de la provisi¨®n p¨²blica de estos servicios, las ganancias en equidad, productividad y cohesi¨®n social derivadas de un sistema p¨²blico de ense?anza o los avances que nos han convertido en referente en materia sanitaria. La educaci¨®n y la sanidad p¨²blicas, a las que todos tengan acceso sin importar su capacidad econ¨®mica o condici¨®n social, son la mejor garant¨ªa de una vida digna para los ciudadanos, con independencia de su origen.
3. Democracia es participaci¨®n, no s¨®lo votar cada cuatro a?os. El alejamiento de la sociedad y las limitaciones en la participaci¨®n interna de los partidos explican buena parte de la p¨¦sima consideraci¨®n que los espa?oles tienen de la clase pol¨ªtica. Lo cierto es que los partidos ganan eficacia y legitimidad cuando son capaces de tomar el pulso de la ciudadan¨ªa y de transformarlo en acci¨®n pol¨ªtica. Por eso hay que favorecer la participaci¨®n en la vida interna de los partidos; pero tambi¨¦n en las instituciones y en otras organizaciones de la sociedad civil. La implicaci¨®n de los ciudadanos es la forma m¨¢s efectiva de mantener viva la democracia.
4. Una Espa?a federal y social en una Europa federal y social. Ante las voces que propugnan el desmantelamiento del proceso de integraci¨®n europea y el socavamiento del Estado auton¨®mico espa?ol, se impone recuperar un doble discurso: el que aboga por profundizar en la construcci¨®n de la Uni¨®n Europea sobre s¨®lidos pilares pol¨ªticos; y el que apuesta por una Espa?a federalmente organizada, como garant¨ªa de respeto a la diversidad sin renunciar a la unidad y como mejor medio de asegurar nuestro Estado de bienestar.
5. El objetivo es el empleo de calidad, no cualquier empleo. El desempleo y la precariedad son dos problemas centrales de nuestro tiempo. El trabajo no es s¨®lo un factor de producci¨®n, sino el principal medio de inserci¨®n social de los ciudadanos, fuente de su desarrollo personal y familiar, y sost¨¦n de la protecci¨®n social. Por ello, el impulso de la actividad econ¨®mica no puede basarse en reforzar sin m¨¢s el papel de los empresarios a costa de los derechos individuales y colectivos de los trabajadores. Es necesario hacer compatible, de forma equilibrada, los intereses de ambas partes; porque eso es lo que evita que el mercado de trabajo se convierta en una jungla.
6. Tolerancia cero con la corrupci¨®n. La corrupci¨®n degrada la democracia porque socava los cimientos y la legitimidad de sus instituciones. Erradicarla exige un renovado compromiso c¨ªvico. Partidos pol¨ªticos y responsables p¨²blicos deben ser celosos en la denuncia y persecuci¨®n de todas las manifestaciones de corrupci¨®n. Pero tambi¨¦n los ciudadanos somos corresponsables en la creaci¨®n de una ¨¦tica p¨²blica a la altura de nuestras expectativas: los abusos ajenos no deben servirnos de coartada para desatender nuestras obligaciones ciudadanas.
7. La pol¨ªtica puede cambiar el mundo y someter a los mercados. La actual crisis econ¨®mica es tambi¨¦n una crisis pol¨ªtica. Buena parte de los problemas que sufrimos derivan de la incapacidad de los gobiernos de someter a los mercados. Pero no olvidemos que esta situaci¨®n tambi¨¦n es el resultado de decisiones de car¨¢cter pol¨ªtico que han favorecido la desregulaci¨®n de los sistemas financieros, alentando la econom¨ªa especulativa frente a la productiva. Por eso reivindicamos una reacci¨®n pol¨ªtica, convencidos de que es en este ¨¢mbito donde deben surgir las respuestas que los ciudadanos esperan.
8. El Estado, laico. La libertad religiosa es un derecho fundamental reconocido en nuestra Constituci¨®n. Pero su dimensi¨®n subjetiva no puede traducirse en una proyecci¨®n p¨²blica de ninguna religi¨®n vinculada a los ¨®rganos del Estado. La ¨²nica manera de garantizar la efectividad de la libertad religiosa pasa por mantener la neutralidad de los poderes p¨²blicos a este respecto. Solo un Estado laico se encuentra en condiciones de conseguir que las creencias de cada persona, profese o no una determinada religi¨®n, sean igualmente respetadas.
9. Igualdad real entre hombres y mujeres, y respeto a la diversidad. La b¨²squeda del equilibrio entre libertad e igualdad es un objetivo consustancial a la socialdemocracia al que no se puede renunciar. Pues cuanto m¨¢s iguales sean los miembros ¡ªmujeres y hombres¡ª que integran una sociedad, y mayor sea el respeto a la diversidad personal y colectiva, m¨¢s posibilidades tendremos de prosperar en el tiempo de manera justa y sostenible.
10. La lucha contra el cambio clim¨¢tico es vital y una fuente de riqueza. No es posible separar sostenibilidad ambiental y econ¨®mica. Cuando econom¨ªa y respeto ambiental se encuentran, surgen nuevas oportunidades de inversi¨®n productiva, y de participaci¨®n ciudadana, que afectan positivamente al crecimiento econ¨®mico, la creaci¨®n de empleo estable y la reducci¨®n de la pobreza. Establecer mecanismos de control global sobre la explotaci¨®n de los recursos naturales contribuye al impulso de un modelo de crecimiento m¨¢s integrador que favorece un uso equilibrado, compartido y no competitivo de estos recursos.
Estas 10 l¨ªneas rojas no agotan los ¨¢mbitos de debate y acci¨®n que deber¨ªan orientar la socialdemocracia del siglo XXI. Pero s¨ª ejemplifican los retos y prop¨®sitos b¨¢sicos que deber¨ªan conformar su estrategia de futuro, aportando nuevas soluciones ante los desaf¨ªos econ¨®micos y sociales, y a la vez recuperando su esencia progresista.
Antonio Arroyo y Borja Su¨¢rez son profesores de Derecho de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y miembros integrantes de L¨ªneas Rojas. Firman este art¨ªculo otros miembros de esta organizaci¨®n.
www.lineasrojas.org
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