Tres razones (y media) por las que el rescate no nos sacar¨¢ de ¨¦sta
La ayuda puede resolver o agravar lo financiero, pero ?qu¨¦ pasa con lo pol¨ªtico, fiscal y econ¨®mico?
Espa?a tiene cuatro graves problemas: econ¨®mico, financiero, fiscal y pol¨ªtico. En el mejor de los casos, el rescate s¨®lo resolver¨¢ uno de ellos (el financiero); en el peor, agravar¨¢ los cuatro.
1. La ayuda financiera prometida por la Eurozona es una medida tard¨ªa y quiz¨¢s insuficiente. Llega tarde. Desde que estall¨® la burbuja inmobiliaria, una parte de nuestros bancos son muertos vivientes que han fingido seguir respirando gracias al man¨¢ de las operaciones de refinanciaci¨®n del BCE. Quiz¨¢ sea insuficiente. Que 100.000 millones de euros basten depende del tama?o del agujero. Ser¨¢ determinante cu¨¢nto caiga el precio de la vivienda. El reverso de que los precios no tengan (casi) techo al alza cuando se hincha una burbuja especulativa es que tampoco lo tienen a la baja cuando ¨¦sta se pincha.
2. El Gobierno ha afirmado el saneamiento del sistema financiero har¨¢ que el cr¨¦dito vuelva a fluir, y de este modo se recupere la actividad econ¨®mica. Los grifos del dinero volver¨¢n a abrirse, s¨®lo que esta vez el caudal llegar¨¢ a la econom¨ªa real, y no al ladrillo. Asumir tal cosa implica desafiar la l¨®gica y la experiencia. Por cuatro razones. Primera, el objeto del rescate es recapitalizar a los bancos, no aumentar el cr¨¦dito. El gobierno espa?ol ha manifestado su convicci¨®n de que es necesario que los bancos aumenten su nivel de capitalizaci¨®n m¨¢s all¨¢ de los m¨ªnimos exigidos. Lo que ineludiblemente reducir¨¢ la propensi¨®n a prestar. Segunda, todo parece indicar que las instituciones europeas y el FMI exigir¨¢n el redimensionamiento del sector financiero. Ello reducir¨¢ el cr¨¦dito disponible, a menos que ese cr¨¦dito llegue desde el exterior. Algo improbable salvo que se detenga e invierta el proceso de desintegraci¨®n financiera en Europa (sobre el que ha llamado la atenci¨®n la BCE repetidamente), y al mismo tiempo, Espa?a ofrezca oportunidades de inversi¨®n sostenibles tan atractivas como lo fuera el ladrillo. Tercera, dista de ser obvio que la mejor manera de fomentar el aumento de la actividad econ¨®mica sea la barra libre de liquidez a las entidades financieras. La radical mutaci¨®n del negocio financiero en estos ¨²ltimos treinta a?os ha cambiado la forma y manera en que los bancos operan. El Banco de Inglaterra ha puesto de relieve recientemente que la contribuci¨®n del sector financiero a la riqueza del pa¨ªs es peque?a o incluso negativa http://www.bankofengland.co.uk/publications/Documents/speeches/2010/speech442.pdf). En el caso espa?ol, los a?os de la burbuja hicieron perder a muchas entidades el know-how de la valoraci¨®n del riesgo crediticio. Dista de ser obvio que entidades dedicadas hasta hace poco al monocultivo de la hipoteca sean capaces de dar cr¨¦dito valorando riesgos en la econom¨ªa no financiera. Cuarto, aunque el cr¨¦dito fluyese de los bancos a los potenciales interesados en generar actividad econ¨®mica, ello no garantizar¨ªa un crecimiento econ¨®mico sostenible. Asumamos por un momento (pero solo por un momento) que el modelo al que queremos parecernos es Alemania. La capacidad exportadora alemana no deriva s¨®lo de la fluidez del cr¨¦dito, sino que es resultado de variables institucionales, econ¨®micas, hist¨®ricas e incluso culturales que trascienden la escasez o abundancia de dinero.
Lo que menos necesita este pa¨ªs es que nuestros gobernantes se conviertan en tristes plusmarquistas de la p¨¦rdida del consenso pol¨ªtico
3. Este es el quinto a?o en que el d¨¦ficit de Espa?a sobrepasa de largo el 3% de d¨¦ficit. A resultas de ello, la deuda se ha embalado. Si al 79.8% proyectado para 2012 unimos el casi 10% del rescate y el 18% de las garant¨ªas al sector bancario asumidas desde 2008, estamos por encima del 100%. Nuestra monta?a de deuda p¨²blica hunde sus ra¨ªces en el d¨¦ficit fiscal estructural encubierto por la burbuja. Logramos mejorar prestaciones y rebajar impuestos al mismo tiempo gracias al man¨¢ de los ingresos fiscales puntuales e insostenibles que aportaba el ladrillo. Cuanto mayor era la locura, mayor era la recaudaci¨®n. Cuando el tinglado se vino abajo en Agosto de 2007, al agujero estructural se unieron los costes sociales de atender a las v¨ªctimas de la crisis, los parados. Ni la mal llamada austeridad primero ni el rescate ahora resuelven los problemas estructurales de nuestro modelo fiscal. Los espa?oles tenemos que optar entre ser leales a nuestro Estado Social y Democr¨¢tico de Derecho y pagar m¨¢s impuestos, o renunciar a ese ideal y reducir la carga tributaria. Lejos de darnos tiempo para decidir, el rescate da una vuelta m¨¢s a la soga fiscal que nos ahoga. Al ser el Estado espa?ol el garante ¨²ltimo de los bancos, aumentamos la intensidad del abrazo mortal que llevan d¨¢ndose Estado y bancos (hoy yo te presto a ti, ma?ana t¨² me prestas a mi). Adem¨¢s, si la ayuda se concede a trav¨¦s del Mecanismo de Estabilidad Financiera, la Eurozona tendr¨¢ preferencia sobre los nuevos acreedores de Espa?a, quienes consecuentemente exigir¨¢n m¨¢s dinero por fiarnos.
4. La hist¨®rica victoria del PP en las elecciones de Noviembre de 2011 hac¨ªa pensar que Espa?a iba a gozar de una alta estabilidad pol¨ªtica, un plus en medio de la crisis existencial de la Uni¨®n Europea. En seis meses, el Presidente del Gobierno ha dilapidado buena parte de su capital pol¨ªtico. Por dos razones fundamentales. La primera ha sido el car¨¢cter moroso, err¨¢tico y al mismo tiempo precipitado de su acci¨®n de gobierno. Las demoras a la hora de decidir se han compensado con un uso incontinente del decreto ley. La combinaci¨®n de tardanza y prisa no ha aumentado la confianza ni de los ciudadanos ni de las instituciones europeas. La segunda ha sido la gesti¨®n de la relaci¨®n con la UE. Se entiende mal que Rajoy hiciera de medio punto del d¨¦ficit un casus belli ante la Comisi¨®n Europea, para batirse en retirada a las primeras de cambio. Se entiende bastante peor que el Gobierno se haya encastillado en la suficiencia fiscal de Espa?a para acometer la restructuraci¨®n del sector financiero. Cuando la realidad rode¨® al Presidente del Gobierno por los cuatro costados (como dijera Miguel ?ngel Aguilar hablando de otro Presidente), Moncloa se enred¨® en malabarismos ling¨¹¨ªsticos, pretendi¨® hacer pasar por concesiones arrancadas a cara de perro lo que son los t¨¦rminos est¨¢ndar para este tipo de programas (v¨¦ase http://www.efsf.europa.eu/attachments/efsf_guideline_on_precautionary_programmes.pdf) y, lo que es a¨²n peor, se ha enrocado en un optimismo suicida (hasta el punto de irse de eurocopas al d¨ªa siguiente del rescate). ?En qu¨¦ posici¨®n se encontrar¨¢ el Presidente del Gobierno si el Estado espa?ol sigue asfixiado fiscalmente? La falta de gravitas del domingo bien podr¨ªa pasarle una alt¨ªsima factura pol¨ªtica. Y lo que menos necesita este pa¨ªs es que nuestros gobernantes se conviertan en tristes plusmarquistas mundiales de la p¨¦rdida del consenso pol¨ªtico.
Agust¨ªn Jos¨¦ Men¨¦ndez es profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Le¨®n.
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