Las l¨¢grimas de 326 verdugos
Antes que preocuparnos por asesinos que no se arrepienten, hay que pedirles que cuenten lo que saben
Para qu¨¦ darle m¨¢s vueltas. Yo no me conmuevo ante las l¨¢grimas del verdugo que le explica, con profunda congoja grabada en el rostro, al deudo de la v¨ªctima: "No puedes imaginar lo que sufr¨ª viendo el estrago causado". Por lo que sabemos de los experimentos que se han llevado a cabo hasta el momento, que con ciertamente muy pocos, hay ciertos terroristas que han pasado alguna noche en vela despu¨¦s de ver en la televisi¨®n las im¨¢genes de cuerpos de ni?os desmembrados.
Muy poco ayuda a conmoverse saber, como ha mostrado hace pocos d¨ªas Fernando Reinares en un excelente y bien documentado art¨ªculo en EL PA?S, que la inmensa mayor¨ªa de los etarras no se arrepiente de sus actos. Y las declaraciones de los colectivos de presos en el sentido de que aceptan hablar de lo suyo solo si se excluye la idea del arrepentimiento y la delaci¨®n.
?Aceptan hablar de qu¨¦? Por supuesto de su excarcelaci¨®n, pronta o algo dilatada en el tiempo, sea en forma de amnist¨ªa general o de tratamiento individualizado.
Al otro lado de la frontera del crimen se encuentran, te¨®ricamente unidos, la sociedad democr¨¢tica y las v¨ªctimas, entre las que se va abriendo un hueco cada vez m¨¢s amplio. Hay una sociedad democr¨¢tica que ya parece perseguir solamente la desaparici¨®n, a cualquier precio, de la amenaza terrorista, para poder dormir tranquila, sin agobios morales ni im¨¢genes impactantes de ni?os o polic¨ªas reventados.
Se trata de acabar con la voz de las v¨ªctimas y de quienes les apoyan para ir solventando el asunto poco a poco
Y est¨¢n las v¨ªctimas, sobre las que se est¨¢ haciendo caer, cada vez con m¨¢s fuerza, la responsabilidad sobre dos asuntos muy relacionados: la construcci¨®n de la convivencia en el Pa¨ªs Vasco, y la reinserci¨®n de los pistoleros. De su actitud, de su definici¨®n sobre la alternativa "reinserci¨®n o venganza" parece que vaya a depender la futura convivencia en Euskadi, la definitiva resoluci¨®n de eso que los nacionalistas violentos y no violentos han llamado el "conflicto".
Los primeros experimentos est¨¢n condenados al naufragio: ninguna manifestaci¨®n de pesar, ning¨²n di¨¢logo entre asesinos y familiares de v¨ªctimas, puede tener la menor eficacia y credibilidad si se produce en un entorno de publicidad repugnante como el que se ha dado ya en alguna ocasi¨®n. El Gran Hermano del terrorismo: la v¨ªctima que sale de la reuni¨®n diciendo cualquier cosa: uno, que el asesino no le ha pedido perd¨®n, pero se ha mostrado apesadumbrado; otro, que se desahog¨® llamando asesino al asesino. Y el pobre terrorista, a trav¨¦s de su abogado, que ha sido muy dura la experiencia.
De ah¨ª, nada. ?Y qu¨¦ queda entonces, si los que no se apuntan a la llamada "v¨ªa Nanclares" se niegan a arrepentirse? Pues nada. Su ¨²nica soluci¨®n (imposible, de momento, pero vaya usted a saber) ser¨ªa la amnist¨ªa. Algo que proh¨ªbe la Constituci¨®n y, me temo, tambi¨¦n las leyes internacionales.
Bueno, pens¨¢ndolo bien, queda otra cosa: se trata de acabar con la voz de las v¨ªctimas y quienes les apoyan (que creo que somos bastantes) para ir solventando el asunto poco a poco. Para ello, lo fundamental sigue siendo vender que la paz (no la libertad, la paz) en el Pa¨ªs Vasco, se va a imponer solo si hay plena reconciliaci¨®n, o sea, perd¨®n. Y el perd¨®n, que en este caso es claramente el olvido, est¨¢ siendo obstaculizado no por quienes se niegan a arrepentirse, sino por quienes vieron morir a sus parientes y amigos.
?Qu¨¦ se les ofrece a las v¨ªctimas? Dinero. Se intenta que acepten todo lo que se les pueda ofrecer y que se callen. As¨ª es de sencillo.
?Qu¨¦ se les niega a las v¨ªctimas? En realidad, casi todo lo que puede hacerles pensar que la sociedad democr¨¢tica les protege. Se les niega la capacidad de conocer la verdad, y se les niega la reparaci¨®n moral.
Porque desde muchos de los que defienden con tanto apresuramiento la reinserci¨®n de los presos se olvida que hay a¨²n 326 asesinatos de ETA pendientes de ser resueltos. Es decir, que hay miles de personas en Espa?a que no saben ni qui¨¦n mat¨® a sus familiares ni por qu¨¦.
Cuando el colectivo de presos de ETA (al que ahora mismo solo apoya de verdad ETA) dice que no se arrepiente y que no puede aceptar la delaci¨®n, est¨¢ refiri¨¦ndose a eso, porque la delaci¨®n en su caso significa esclarecer los cr¨ªmenes, decir qui¨¦nes los cometieron y por qu¨¦.
Sin que eso se conozca, no hay posible reparaci¨®n. Hay miles de personas en Euskadi y tambi¨¦n en el resto de Espa?a que quieren saber qui¨¦n mat¨® a sus familiares y por qu¨¦.
La entrevista entre Caride y Manrique sobre el atentado de Hipercor fue una burda broma medi¨¢tica; la entrevista de Consuelo Ord¨®?ez con Valent¨ªn Lasarte, uno de los asesinos de su hermano, una evidente provocaci¨®n para que los ciudadanos entiendan que, antes que preocuparnos por la reinserci¨®n de asesinos que no se arrepienten, deber¨ªamos pedirles que cuenten lo que saben.
Ya que han ganado la batalla pol¨ªtica, al menos que no se vayan de rositas.
Otro d¨ªa podremos hablar de violadores y pederastas, que no son peores. Eso s¨ª, no est¨¢ organizados.
Jorge M. Reverte es periodista y escritor.
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