Ahijada de Putin y dura disidente
La estrella de la televisi¨®n Ksenia Sobchak, conocida como la ¡®Paris Hilton¡¯ rusa, se declara en rebeld¨ªa
La popular presentadora y entrevistadora rusa Ksenia Sobchak est¨¢ en una delicada disyuntiva: ?Engrosar, a los 30 a?os, el club de exiliados de lujo que viven de rentas en Occidente o quedarse en su pa¨ªs, asumiendo las consecuencias de su enfrentamiento con el privilegiado entorno social que la ha mimado y le ha aplaudido los shows televisivos, a menudo vulgares, de los que ha sido protagonista?
?La hija de Anatoli Sobchak, el fallecido primer alcalde de San Petersburgo, y de la senadora Ludmila Nar¨²sova, contin¨²a siendo una cotizada figura del mundo del espect¨¢culo. Sin embargo, la ahijada de Vladimir Putin tiene problemas desde que en diciembre inici¨® el camino de activista c¨ªvica en protesta por las irregularidades electorales.
Desde entonces, Sobchak ha sido excluida por lo menos de dos ceremonias de entrega de premios, y se le ha clausurado un programa de televisi¨®n en el que habia anunciado una entrevista con el l¨ªder de oposici¨®n Alex¨¦i Navalni. Adem¨¢s, puede ser acusada de evasi¨®n fiscal, si el servicio de impuestos que revisa sus declaraciones de ingresos decide que ¨¦stas no reflejan la realidad. Una suma en divisas equivalente a 1,5 millones de euros ha sido confiscada este mes en el domicilio que Sobchak comparte con Ili¨¢ Yashin, uno de los l¨ªderes de la oposici¨®n, con el que est¨¢ sentimentalmente vinculada.
Las divisas estaban repartidas en numerosos sobres y podr¨ªan proceder de los pagos por veladas corporativas o actuaciones en televisi¨®n, seg¨²n la prensa rusa. El diario Izvestia, que refleja la l¨ªnea del Kremlin, publica unas supuestas declaraciones fiscales de Sobchak correspondientes a 2010 y 2011 con cifras muy por debajo de las suma que fue confiscada por los funcionarios del Comit¨¦ de Investigaci¨®n que registraron su domicilio. Sobchak califica de ¡°calumnia¡± y ¡°falsedad¡± las informaciones de Izvestia, afirma haber sido humillada y v¨ªctima de un ¡°asalto¡± y se ha negado a justificarse.
Tras recuperar el pasaporte que tambi¨¦n le hab¨ªa sido incautado, la presentadora no excluye la posibilidad de abandonar Rusia, seg¨²n dijo en una entrevista radiof¨®nica. Entre las causas que podr¨ªan inducirla a ello, citaba un endurecimiento del r¨¦gimen ¡°al estilo de Bielorrusia¡± o ¡°una guerra civil¡± en la que fueran enarboladas ¡°banderas ultrasocialistas¡±. Sobchak dice sentirse ¡°triste¡± porque Rusia evoluciona de forma ¡°inquietante¡±. La peor tragedia que puede ocurrirle, afirma, es que sus esperanzas (de democratizaci¨®n pac¨ªfica) sean defraudadas. Antes de sumarse a los m¨ªtines de diciembre pasado, la estrella televisiva trat¨® en vano de hablar con Putin. Ahora afirma que no tiene ning¨²n contacto con ¨¦l.
Sobchak tiene buen concepto de Putin como persona, pero no como pol¨ªtico. ¡°Fue el ¨²nico que ayud¨® y se implic¨® en el destino de mi padre¡±, dec¨ªa en enero, y aseguraba que el actual jefe del Estado no ser¨ªa capaz de mandar los tanques contra los manifestantes. El problema no es Putin, sino un sistema que no ha sido destruido, donde cambian las figuras, pero sigue ¡°la misma corrupci¨®n, los mismos funcionarios en las regiones, la misma burocracia¡±, se?alaba.
Sobchak es el personaje del espect¨¢culo m¨¢s citado en el Internet ruso. Ella, que estudi¨® en una escuela especializada en lengua inglesa y se licenci¨® en el Instituto de Relaciones Internacionales de Mosc¨², no reniega de su carrera de estrella televisiva. Es m¨¢s, est¨¢ orgullosa y afirma que nadie la ayud¨®. Seg¨²n contaba al semanario?New Times, el mundo del espect¨¢culo le permiti¨® encontrar su propio camino (con errores incluidos) y no tener que afrontar la ¡°repugnante¡± perspectiva de estar al frente de una oficina de Gazprom o ser diputada del partido gubernamental. Sobchak colabora en diversas publicaciones y en el canal privado Dozhd y ve actualmente su futuro como entrevistadora pol¨ªtica.
La mujer etiquetada como la 'Paris Hilton' rusa proyecta hoy una doble imagen, la de chica fr¨ªvola de los?reality show (Dom 2, Una rubia en chocolate y ?Qui¨¦n no quiere ser millonario?), y la de activista.? Aunque se subi¨® al escenario de los m¨ªtines en diciembre y marzo pasados, no es ni una ide¨®loga ni una organizadora de las protestas y se ha pronunciado siempre contra el radicalismo. De hecho, no acudi¨® a la manifestaci¨®n del 6 de mayo y critic¨® los violentos enfrentamientos entre activistas y polic¨ªa que se produjeron en ella.
Resuelta y atrevida, Sobchak puede ser impertinente, como cuando, en plena entrega de unos galardones, pregunt¨® a Chulp¨¢n Jam¨¢tova, una actriz dedicada a la beneficencia que hizo campa?a a favor de Putin, si hubiera apoyado a este pol¨ªtico, de no haber tenido proyectos ben¨¦ficos. Aunque la imagen de Sobchak ha evolucionado, para muchos sigue siendo una chica caprichosa y rica, a la que le ha dado ahora por la pol¨ªtica.
A despertar la simpat¨ªa de sus compatriotas no contribuye, su reciente participaci¨®n en una ceremonia sat¨ªrica, el premio ¡°El chanclo de Plata¡±. Sobchak acudi¨® disfrazada de centauro a la virtual entrega del ¡°antigalard¨®n¡± al patriarca Kiril, la m¨¢xima autoridad de la Iglesia Ortodoxa rusa, por su supuesta capacidad para los milagros, al haber hecho ¡°desaparecer¡± un lujoso reloj pulsera de su mu?eca en una fotograf¨ªa torpemente retocada. Un caro reloj suizo esperaba al ausente Kiril en el escenario. ¡°Yo lo tomar¨ªa, pero guardarlo en casa es peligroso¡±, dijo Sobchak, vinculando el reloj a su propia circunstancia. Su iron¨ªa, tal vez sea celebrada en c¨ªrculos liberales y creativos, pero sintoniza mal con el ruso de a pie.
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