Muerte y transfiguraci¨®n del Poder Judicial
Es manifiesta la necesidad de una transformaci¨®n profunda del sistema actual
El Consejo General del Poder Judicial naci¨® con la Constituci¨®n de 1978, comenz¨® a funcionar en el a?o de 1982 y le ha llegado el ¨¦xtasis final con la renuncia de su presidente Carlos D¨ªvar. Propugnar la supresi¨®n del Consejo General del Poder Judicial, ser¨ªa un disparate pol¨ªtico y un salto en el vac¨ªo. Ninguna otra instituci¨®n puede ocupar su puesto constitucional y cualquier derivaci¨®n del gobierno de los jueces al ¨¢mbito administrativo propiciar¨ªa la entrada del Poder Ejecutivo en los recintos judiciales.
La crisis del Consejo ha demostrado ser sist¨¦mica. El constituyente espa?ol se inspir¨® en el modelo italiano con algunas variantes. Dise?¨® un ¨®rgano de gobierno de los jueces en el que estos ser¨ªan mayoritarios (12) frente al resto de sus componentes, juristas de reconocida competencia (ocho) y un presidente, te¨®ricamente abierto a todas las vertientes profesionales.
Seg¨²n la lectura inicial del texto constitucional, eran los jueces y solo los jueces los que deber¨ªan elegir a los 12 vocales judiciales. Se encomienda a la ley org¨¢nica establecer el modelo por el que se d¨¦ el acceso a todas las categor¨ªas judiciales. Posteriormente, la elecci¨®n se deriv¨® hacia el Parlamento, pero con el mismo rigor interpretativo podr¨ªa atribuirse a cualquier otra instituci¨®n del Estado. Por el contrario, no hay duda sobre los electores de los ocho juristas. Con absoluta certeza son las dos C¨¢maras.
No comparto las tesis de los que sostienen la mayor legitimidad de los vocales jueces elegidos por el Parlamento. Si la Constituci¨®n hubiera establecido, como sucede en Italia y Portugal, que los jueces se eligen por los componentes de la carrera judicial el debate interpretativo hubiera quedado definitivamente resuelto. Se entiende que los ocho juristas aportan una visi¨®n mucho m¨¢s generalista y menos corporativa sobre la organizaci¨®n y funcionamiento del Poder Judicial lo que no solo justifica sino que hace imprescindible su presencia. Sin embargo, tiene un mal de origen, m¨¢s acentuado incluso que el de los jueces. Pueden ser personas de los aparatos de los partidos, como se ha visto en la realidad.
Las circunstancias por las que ha pasado el Poder Judicial en estos ¨²ltimos d¨ªas nos sit¨²an en un punto cr¨ªtico. Se ha producido la muerte y solo queda la transfiguraci¨®n es decir la metamorfosis. Que no es otra cosa que el proceso por el que una cosa o un objeto cambian de forma.
Antes de proponer la transfiguraci¨®n son procedentes algunas consideraciones. La mayor¨ªa judicial supone la introducci¨®n en el Consejo de inevitables visiones corporativas de sus miembros sin descartar opciones pol¨ªticas expresadas m¨¢s o menos subliminalmente. A pesar de todo, la presencia de jueces en el gobierno de los jueces me parece imprescindible. Para atenuar los efectos gremiales propongo que no sean mayoritarios.
Las circunstancias por las que ha pasado el Poder Judicial en estos ¨²ltimos d¨ªas nos sit¨²an en un punto cr¨ªtico
Abiertas todas las posibilidades para la modificaci¨®n del texto constitucional, es el momento de sugerir modificaciones que puedan contribuir a desactivar los g¨¦rmenes que han cooperado a la aniquilaci¨®n del modelo existente. Las claves pasan por combinar la participaci¨®n judicial con las aportaciones de sectores de honda raigambre social y jur¨ªdica que puedan proporcionar al Consejo la serenidad y experiencia que les atribuye el cargo que ostentan.
La propuesta que formulo es flexible en cuanto al n¨²mero de componentes, pero mantengo la diversidad y variedad de origen. Los vocales judiciales ser¨ªan mayoritarios, elegidos por los jueces entre todos los componentes de la carrera judicial por un sistema abierto y proporcional. No me parece acertada la idea de compatibilizar su tarea jurisdiccional con su labor de consejeros. Es disfuncional y crear¨ªa conflictos permanentes con los jueces con los que comparten funci¨®n jurisdiccional, rest¨¢ndoles autonom¨ªa e independencia. El n¨²mero de elegidos se completar¨ªa con dos fiscales y un secretario judicial escogidos por sus iguales.
Conformado el n¨²mero de jueces el resto de los componentes se integrar¨ªa por consejeros natos extra¨ªdos de una serie de instituciones que gozan de gran prestigio jur¨ªdico y social. Los presidentes de las Academias de Legislaci¨®n y Jurisprudencia y de Ciencias Morales y Pol¨ªticas ser¨ªan miembros natos. Los Colegios de notarios, registradores, abogados y procuradores completar¨ªan los vocales de esta procedencia. El distanciamiento de estos vocales de intereses pol¨ªticos y su mayor sensibilidad a la calidad acad¨¦mica de los elegibles contribuir¨ªa a la mejor selecci¨®n de los cargos de libre designaci¨®n. S¨®lo ser¨ªan llamados a los Plenos dejando el gobierno diario a los jueces y dem¨¢s miembros electos.
Se mantendr¨ªa la cuota de juristas elegidos por las Cortes Generales y no descarto la posibilidad de dar entrada como miembro nato al ministro de Justicia.
Esta propuesta solo pretende contribuir al debate. Hemos llegado a un tiempo en el que se ha puesto de manifiesto la necesidad de una transformaci¨®n profunda del sistema actual. Parece obvio recordar que, en todo caso, el factor humano seguir¨¢ siendo el alma de la instituci¨®n y el que puede salvarla de la par¨¢lisis, de un nuevo fracaso o de un esc¨¢ndalo.
Jos¨¦ Antonio Mart¨ªn Pall¨ªn. Abogado, es magistrado em¨¦rito Tribunal Supremo y comisionado de la Comisi¨®n Internacional de Juristas (Ginebra).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.