?Qu¨¦ valores compartimos con China?
Hay mucho que mejorar en la pretendida asociaci¨®n estrat¨¦gica entre Pek¨ªn y Bruselas
La Uni¨®n Europea se considera a s¨ª misma potencia civil, fuerza que aspira a hacer el bien en las relaciones exteriores mediante el impulso del multilateralismo. Y se precia de ejercer en dichas relaciones los valores y principios que le son propios. Bertie Ahern, primer ministro irland¨¦s y presidente del Consejo en 2004, defini¨® algunos acertadamente: ¡°Nunca debemos olvidar que, de la guerra, hemos hecho la paz; del odio, el respeto; de dictaduras, democracias; de la pobreza, prosperidad¡±.
Cual S¨ªsifo, la Uni¨®n busca incesantemente en la arena internacional actores para ¡ªsi no los tuvieran¡ª transmitirles dichos valores. Con aquellos pa¨ªses que comparten algunas de nuestras se?as de identidad, la tarea no es especialmente ardua. En este sentido, Europa ha oficializado una categor¨ªa m¨¢xima de relaci¨®n, que denomina ¡°asociaci¨®n estrat¨¦gica¡±. Por su potencia econ¨®mica y comercial, demograf¨ªa y papel en las relaciones internacionales, no hay pa¨ªs m¨¢s adecuado para atraer la atenci¨®n europea que la Rep¨²blica Popular China. De ah¨ª que con Pek¨ªn haya establecido Bruselas una... asociaci¨®n estrat¨¦gica.
Ahora bien, ?cu¨¢nto de estrat¨¦gico y de asociaci¨®n tiene tal categor¨ªa en lo que a China se refiere? En la ¨²ltima cumbre bilateral reci¨¦n celebrada, se afirma que ¡°los l¨ªderes estimaron que la asociaci¨®n estrat¨¦gica ha crecido tanto en extensi¨®n como en profundidad¡±. Ning¨²n observador imparcial lo dir¨ªa. En otro p¨¢rrafo se asegura que ¡°las dos partes expresaron su determinaci¨®n de sentar un buen ejemplo para la cooperaci¨®n internacional del siglo XXI, con plena dedicaci¨®n a hacer que este siglo sea de paz, cooperaci¨®n y desarrollo¡±.
Sin embargo, nadie en sus cabales alegar¨ªa que en el plano de la seguridad internacional o en el econ¨®mico comercial existe tal ¡°asociaci¨®n estrat¨¦gica¡±. Mientras China defiende a ultranza el principio de la soberan¨ªa estatal y la no injerencia en los asuntos internos, Europa promueve el principio de responsabilidad de proteger y de la intervenci¨®n humanitaria. De ah¨ª que sea tan dif¨ªcil lograr un acuerdo (?mucho menos un acuerdo estrat¨¦gico!) en conflictos o asuntos como la primavera ¨¢rabe, Oriente Pr¨®ximo, Siria o Zimbabue. Tampoco parece probable que un embargo de armas ¡ªcomo el que la Uni¨®n Europea decret¨® contra los chinos a ra¨ªz de lo que estos llaman ¡°incidente de Tiananmen¡± y nosotros calificamos de matanza¡ª contribuya a fortalecer la supuesta asociaci¨®n.
La UE y Pek¨ªn son competidores en la econom¨ªa y rivales en las relaciones internacionales
?Qu¨¦ decir del ¨¢rea econ¨®mico-comercial? Entre otras cosas, que los denominados ¡°socios estrat¨¦gicos¡± se encuentran enfrentados en diversas batallas judiciales y pol¨ªticas. As¨ª, la Uni¨®n Europea, Estados Unidos y Jap¨®n han denunciado a China ante la Organizaci¨®n Mundial del Comercio por su pol¨ªtica de exportaci¨®n de las llamadas ¡°tierras raras¡±. Por su parte, ante la decisi¨®n europea de hacer pagar a las l¨ªneas a¨¦reas por sus emisiones de gases contaminantes, EE UU, Rusia e India objetan lo que consideran un impuesto extraterritorial. Pero el ¡°socio estrat¨¦gico¡± chino va m¨¢s all¨¢ y amenaza con cancelar pedidos de Airbus por valor de m¨¢s de 14.000 millones de euros.
En este intercambio de amabilidades estrat¨¦gicas, el amigo europeo no se hace de rogar y en estos momentos considera la probabilidad de encausar a China por subsidiar ilegalmente a Huawei y ZTE en perjuicio de Nokia y Alcatel. Por si fuera poco y con el ¨¢nimo de consolidar la amistad estrat¨¦gica, el comisario europeo de Comercio Exterior, Karel de Gucht, que est¨¢, con raz¨®n, a punto de perder la paciencia por la falta de reciprocidad china en el campo de las compras p¨²blicas (Europa abierta, China cerrada a las empresas extranjeras) anuncia un nuevo mecanismo que ¡°en el caso de ser aprobado por los Estados miembros y el Parlamento Europeo, nos permitir¨¢ hacer frente a los desequilibrios en el mercado de las compras p¨²blicas¡±.
?Cu¨¢l puede ser el colof¨®n de esta narrativa? Ignoro si fue un arranque de sinceridad lo que llev¨® al presidente del Consejo, Van Rompuy, a afirmar en septiembre de 2010: ¡°Tenemos socios estrat¨¦gicos. Ahora necesitamos una estrategia¡±. ?Estar¨ªa poniendo en solfa la vacuidad y la parafernalia de una supuesta asociaci¨®n estrat¨¦gica cuando de poco vale que dos se denominen socios si no existe una asociaci¨®n genuina, dotada de contenido?
La relaci¨®n comercial y de inversiones es formidable pero no existe confianza real mutua
Conviene, por otro lado, se?alar un defecto estructural en la pretendida relaci¨®n estrat¨¦gica y es que la misma a menudo se establece no entre Pek¨ªn y Bruselas sino entre China y determinadas capitales europeas. Y a veces con muy concretas empresas europeas. Obviamente, ello crea una dependencia bilateral que debilita el inter¨¦s europeo general y que da?a la supuesta, virtual, asociaci¨®n estrat¨¦gica. Y hablando de virtualidad, hemos de admitir que China se relaciona con la Europa real, esto es, con una Europa que, al menos en este aspecto, no est¨¢ unida. El Parlamento Europeo es, sin duda, instituci¨®n de acendrado europe¨ªsmo. No estar¨ªa de m¨¢s que se ocupara de sacar los colores a los Estados miembros y a las compa?¨ªas que en la relaci¨®n con China priman el inter¨¦s nacional arrinconando objetivos que, en principio, buscamos todos.
Sinceramente creo que en la actualidad no solo no son la UE y China socios estrat¨¦gicos, ni siquiera socios econ¨®micos, sino competidores en lo econ¨®mico-comercial y rivales (no necesariamente enemigos) en las relaciones internacionales. Cabe preguntarse si intentar convencer a Pek¨ªn para que compre nuestra deuda o persuadirle de que incremente su capital en el Fondo Monetario Internacional con el fin de ayudarnos a superar nuestra crisis es compatible con represaliarlo porque no abre su mercado de compras p¨²blicas a compa?¨ªas europeas.
Que no estemos ante una asociaci¨®n estrat¨¦gica, por mucho que la Comisi¨®n Europea se empe?e, no quiere decir que la relaci¨®n comercial y de inversiones no sea formidable. No obstante, debemos ser conscientes de que, a pesar de las cumbres bilaterales y del ditirambo oficial, no existe en la actualidad confianza mutua real. Ambas partes son, adem¨¢s, conscientes de que las diferencias en sistemas y creencias pol¨ªticas, valores, normas y pr¨¢cticas son barreras que dificultan la creaci¨®n de confianza. Hasta qu¨¦ punto y durante cu¨¢nto tiempo, no lo s¨¦. Han transcurrido 23 a?os del ¡°incidente de Tiananmen¡± y el r¨¦gimen contin¨²a aferr¨¢ndose al absurdo. Califica las protestas pac¨ªficas de 1989 de ¡°rebeli¨®n contrarrevolucionaria¡±, contin¨²a la feroz represi¨®n que llev¨® a cabo, se niega a excarcelar a los detenidos entonces y bloquea en Internet el uso de vocablos como ¡°vigilia¡±, ¡°vela¡± o ¡°no olvidar nunca¡±, utilizadas por quienes desean evocar el ¡°incidente¡±. Con vistas a cimentar la confianza donde asentar una verdadera asociaci¨®n estrat¨¦gica, ?qu¨¦ margen de maniobra tenemos con un sistema que opera as¨ª?
Emilio Men¨¦ndez del Valle es embajador de Espa?a y eurodiputado socialista.
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