El amor oculto del dictador sirio
Wikileaks desvela 800 correos, algunos apasionados, entre el presidente Bachar el Assad y la mujer que, entre otras funciones, le transcrib¨ªa los discursos al ingl¨¦s
?"Mi vida ya no me pertenece¡±. ¡°Estoy dispuesta a dedicarla a todo aquello que encuentre en ti y a aquellos a los que quieres¡±. ¡°Por favor, perm¨ªteme que te lo demuestre a¨²n m¨¢s¡±. Lamis Ismael Omar envi¨®, el 21 de febrero de 2010 a las 07.20, desde su cuenta (l.omar@mopa.gov.sy) un correo apasionado en ingl¨¦s al presidente de Siria, Bachar el Assad (sam@alshahba.com).
En total Lamis, que trabajaba en el palacio presidencial, y El Assad, intercambiaron m¨¢s de 800 correos con bromas, citas po¨¦ticas y, por parte de ella, alguna declaraci¨®n encendida que puede hace sospechar que entre ellos hubo algo m¨¢s que una amistad.
La web de Wikileaks ha desvelado este fin de semana un nuevo lote de los 2,4 millones de correos interceptados por los colaboradores de Julian Assange a las m¨¢s altas autoridades de un pa¨ªs sumido en una guerra entre el aparato de seguridad y la mayor¨ªa del pueblo que se ha cobrado en 16 meses m¨¢s de 16.000 muertos.
De la lectura de los mensajes desvelados en marzo por el diario brit¨¢nico The Guardian y la cadena de televisi¨®n saud¨ª Al Arabiya ya se deduc¨ªa que varias mujeres, que a veces no desempe?an cargos oficiales, ejercen una gran influencia sobre El Assad y cortocircuitan la cadena jer¨¢rquica para incitar al presidente a tomar determinadas decisiones.
El pasado fin de semana ha aparecido una nueva, Lamis Omar, que intriga a¨²n m¨¢s porque es la menos conocida en los c¨ªrculos del poder en Damasco y porque mantiene con su jefe una relaci¨®n ambigua. Encargada, entre otras cosas, de traducir al ingl¨¦s los discursos del presidente, Lamis se intercambia regalos con ¨¦l. Ella le compra, por ejemplo, ocho libros de una tacada en el Reino Unido.
Lamis Omar se muestra en un correo agradecida por ¡°su generosa iniciativa¡± de ofrecerle ¡°una prima anual de cierta cantidad de dinero¡± y, el 1 de septiembre pasado, alaba la ¡°inolvidable e ilimitada bondad¡± de El Assad. La represi¨®n del r¨¦gimen ya hab¨ªa causado entonces unos 2.000 muertos civiles.
La traductora, que tiene entre 30 y 40 a?os, prepara ahora un doctorado sobre William Shakespeare, en la Universidad de Durham (Reino Unido) y en su alojamiento, en el recinto universitario, ha colgado una gran fotograf¨ªa de El Assad, seg¨²n estudiantes interrogados por el diario londinense Daily Mail.
Lamis Omar informa puntualmente al presidente sirio de sus ¡°avances acad¨¦micos¡± y el rotativo brit¨¢nico sospecha que es El Assad quien costea los estudios de su antigua traductora. Se lo ha preguntado a la universidad que ha rehusado responder sobre c¨®mo la alumna sufragaba las miles de libras que cuesta su doctorado.
Un diputado conservador, Robert Halfon, ya se pregunta en las p¨¢ginas del Daily Mail ¡°si es ¨¦tico¡± que la universidad proporcione educaci¨®n a un miembro del r¨¦gimen de El Assad y le pide que reconsidere la decisi¨®n de otorgarle, en septiembre, el doctorado.
Otra mujer importante en la vida del presidente es Hadeel Al Ali, educada en EE UU, que le informa y le aconseja. El 27 de noviembre le hizo, por ejemplo, llegar un correo en el que le informa que un periodista de la BBC brit¨¢nica, Paul Wood, ha logrado llegar hasta Homs y da la versi¨®n de los rebeldes.
En otra ocasi¨®n Hadeel Al Ali menciona a un tal ¡°Hossam¡± que insta a sustituir al fiscal general de Tartus por el abogado Kamal Genat. El Assad recibe el correo, borra el nombre de su autor y lo reenv¨ªa tal cual a ministro de la Presidencia, Mansour Azzam, para que act¨²e en consecuencia.
Shehrazad Jaafi, la hija del embajador de Siria ante la ONU, es aun m¨¢s atrevida en su correspondencia. Arremete, por ejemplo, sin tapujos contra Buthaina Shaaban, principal consejera pol¨ªtica de El Assad, y otros colaboradores del presidente. En otro correo, en el que se define como relaciones p¨²blicas y gestora de la comunicaci¨®n de la presidencia, pide a El Assad que le otorgue poderes que le permitan imponer sus decisiones.
De los mensajes de Asma, la esposa del presidente, no emana, en cambio, ninguna ambici¨®n de poder. Pide clemencia y asistencia m¨¦dica para algunos presos pol¨ªticos, como Mansour Atassi, de 64 a?os, y tambi¨¦n solicita ayuda econ¨®mica para las familias de algunos militares muertos mientras aplastaban la sublevaci¨®n.
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