Por un mejor gobierno corporativo
Hay que imponer unas normas que exijan m¨¢s responsabilidad y m¨¢s transparencia
Los problemas actuales de Bankia y la misma crisis de nuestro sistema financiero se originan, en gran medida, en los fallos del gobierno corporativo. Se originan en los problemas de agencia, entre quienes controlan los recursos financieros invertidos (directivos-agentes) y los aprovechan en beneficio propio, actuando en contra tanto de los intereses de los propietarios-principales (shareholders) como de los dem¨¢s grupos de inter¨¦s (stakeholders).Y en ello juega un papel determinante el gobierno corporativo, con mecanismos internos y externos, que afrontan el problema de agencia protegiendo a los inversores del riesgo de abuso de los directivos y procurando la sostenibilidad de las empresas.
En el sistema financiero, el buen gobierno corporativo de la banca resulta crucial por su papel preeminente en el crecimiento de la econom¨ªa productiva y la generaci¨®n de empleo. Y, sin embargo, los directivos de las entidades bancarias han demostrado demasiadas veces comportamientos cortoplacistas ineficientes con resultados insostenibles para las entidades y para la econom¨ªa en su conjunto: asunci¨®n de riesgos excesivos en el sector inmobiliario y en proyectos empresariales ruinosos, como la financiaci¨®n de parques tem¨¢ticos, aeropuertos peatonales; e incluso la b¨²squeda descarnada de su propio inter¨¦s, mediante cuantiosas retribuciones, bonus, blindajes de contratos y casi obscenos planes de pensiones.
Una causa com¨²n a esas ineficiencias del gobierno corporativo son los fallos de mecanismos internos, como las juntas de accionistas, las asambleas de depositantes y los consejos de administraci¨®n. En unos casos, juntas de accionistas, porque ante la ausencia de una cultura generalizada de inversi¨®n en activos con riesgo (acciones), son un instrumento ineficaz para que los accionistas puedan controlar conductas oportunistas de los directivos. Bien por la exigencia de un n¨²mero m¨ªnimo de acciones pose¨ªdas o representadas para asistir a las Juntas, con la subsiguiente delegaci¨®n de voto de los accionistas minoritarios en los propios bancos donde depositaban sus acciones; bien por la sindicaci¨®n del voto de paquetes significativos de acciones, con objetivos casi nunca coincidentes con los de los accionistas minoritarios; o bien incluso porque en los estatutos de empresas y bancos se vulneraba la relaci¨®n entre el capital pose¨ªdo y los derechos de voto a ejercitar. En el caso de las asambleas de depositantes de las cajas, los problemas se agravaban porque ning¨²n impositor era consciente de su papel de supervisor ni estaba informado de las elecciones de los compromisarios que te¨®ricamente le iban a representar, ya que de hecho ni siquiera era convocado a dichas asambleas.
Una causa com¨²n a las ineficiencias del gobierno corporativo son los fallos de mecanismos internos, como las juntas de accionistas, las asambleas de depositantes y los consejos de administraci¨®n
En los consejos de administraci¨®n, el h¨¢ndicap es que suelen estar formados por representantes de los principales grupos de control de las entidades, con intereses que se alejan demasiado de la creaci¨®n de valor empresarial. En muchas ocasiones adem¨¢s los consejeros tienen escaso grado de conocimientos y experiencia, e ¨ªnfimo rigor en apreciar sus incompatibilidades y conflictos de inter¨¦s. Bien es verdad que la mejora de la eficacia de los Consejos de Administraci¨®n para que act¨²en de mecanismo interno de supervisi¨®n y control de las posibles actuaciones oportunistas de los directivos empresariales, ha motivado la aparici¨®n de sucesivos C¨®digos de Buen Gobierno (desde 1998 con el primer C¨®digo Olivencia, hasta el actual C¨®digo Unificado de Buenas Pr¨¢cticas). Pero el que tales C¨®digos sean simplemente indicativos, no coercitivos, sugieran recomendaciones, se basen en el principio de ¡°cumplir o explicar¡± y no se verifique ni supervise su implementaci¨®n efectiva, han demostrado la insuficiencia de la autorregulaci¨®n.
El gobierno corporativo es la esencia del sistema de libre empresa, porque garantiza a los inversores el cumplimiento del objetivo de la creaci¨®n de valor y la sostenibilidad de las empresas por parte de los equipos directivos. Pero tambi¨¦n porque la transparencia y la rendici¨®n de cuentas por parte de dichos directivos debe ilustrar las decisiones de todos los grupos de inter¨¦s de las empresas y permitir evaluar la responsabilidad social de todo proyecto empresarial ante la fiscalidad, el crecimiento econ¨®mico y el empleo. Y de ah¨ª la necesidad de recurrir tambi¨¦n a mecanismos de gobierno corporativo externos a las entidades, como el correcto y eficaz funcionamiento de los mercados de capitales, de trabajo y de productos y servicios, y la regulaci¨®n y la supervisi¨®n p¨²blicas.
El objetivo fundamental del momento es salir de la crisis, refirmando sendas bases para evitar caer en la siguiente: Una, la mejora del gobierno corporativo con normas precisas que exijan mayores niveles de responsabilidad y transparencia en los mecanismos internos de gobierno y mitiguen conductas oportunistas de los directivos. Otra, mayor capacidad normativa y mejor supervisi¨®n del cumplimiento de las recomendaciones de los C¨®digos de Buen Gobierno por parte de la CNMV. Sobre todo en sectores como el financiero, donde las autoridades supervisoras deben ejercer un papel m¨¢s activo sobre las entidades, verificando sus posiciones de riesgo. Para salvaguardar los intereses de los accionistas, los depositantes y el sistema financiero en general; y para garantizar que dicho sistema cumpla su funci¨®n prioritaria: canalizar el ahorro a la inversi¨®n, haciendo que fluya el cr¨¦dito a la econom¨ªa real.
M¨®nica Melle Hern¨¢ndez es profesora Titular de Econom¨ªa Financiera, Universidad Complutense
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