El chico de moda en la pasarela... es mujer
Erika Linder sigue los pasos de Andrej Pejic y dice que tiene ¡°demasiada imaginaci¨®n para ser de un solo g¨¦nero¡±
A Andrej Pejic le ha salido competencia. Si el modelo australiano de origen serbio se ha alzado como toda una figura en los desfiles femeninos de las firmas m¨¢s importantes de la moda, Erika Linder (Estocolmo, 1990) ha decidido seguir sus pasos. ¡°Tengo demasiada imaginaci¨®n para pertenecer a un solo g¨¦nero¡±, dice la breve biograf¨ªa de su cuenta de Twitter. Y se ve que la modelo se ci?e perfectamente a esa descripci¨®n. Para su ¨²ltima campa?a se cogi¨® fuerte de la mano de su amigo Andrej Pejic y protagoniz¨® titulares en todo el mundo, junto con unas provocativas fotos en que ambos intercambiaban sus papeles sexuales (¨¦l hac¨ªa de chica y ella, de chico). As¨ª nac¨ªa la pareja andr¨®gina m¨¢s perfecta del panorama actual. Y todo indica que Linder ha llegado para quedarse.
La campa?a con Pejic no es la primera incursi¨®n de Linder en las colecciones masculinas. Un a?o y medio antes, en 2011, la publicaci¨®n espa?ola Candy, definida por su fundador, Luis Venegas, como ¡°la primera revista transversal de estilo¡± y que logr¨® travestir para una de sus portadas al mism¨ªsimo James Franco, se fij¨® en su indefinici¨®n y la encontr¨® perfecta para realizar una sesi¨®n de fotos caracterizada como un juvenil Leonardo Di Caprio. Era la primera vez que Erika sal¨ªa de su Estocolmo natal en nombre de la moda y posaba en pleno centro de Par¨ªs, su capital. El reportaje gr¨¢fico fue un ¨¦xito y su nombre empez¨® a rondar por las redacciones de algunas de las revistas m¨¢s vanguardistas. Se fotografi¨® entonces para la edici¨®n italiana de Vogue, V, Bello, Cover, Forward, Oyster y Muse y se subi¨® a varias pasarelas de Los ?ngeles, Nueva York y Australia.
¡°Este estilo me encanta porque puedes jugar mucho con ¨¦l¡±, cuenta Linder a EL PA?S desde Estocolmo. ¡°Se trata simplemente de mezclar lo femenino con lo masculino y de convertirme en los personajes que representa cada dise?o, sinti¨¦ndome siempre c¨®moda¡±. Y asegura que esa sensaci¨®n la encuentra por igual en los desfiles de colecciones para hombres que en los de prendas destinadas a las mujeres. En su vida personal, lo que tambi¨¦n necesita para lograr ese confort es mantener en privado su intimidad, a la que prefiere no referirse cuando concede entrevistas. ¡°Me gusta el hecho de que haya antiguos compa?eros de colegio que piensan que soy lesbiana y que estoy saliendo con una modelo guap¨ªsima que se llama Andrej Pejic. Es gracios¨ªsimo¡±, confiesa en Twitter, donde no para de jugar con el equ¨ªvoco. ¡°Cuando encuentro atractivo a un chico, lo m¨¢s normal es que tenga pinta de mujer. Y si me gusta una chica, casi siempre tiene un estilo masculino...¡±, revela. Y a?ade: ¡°Lo mejor de desfilar ropa de chico es que est¨¢s todo el d¨ªa rodeada de t¨ªos buenos¡±. Sin embargo, a la hora de pronunciarse p¨²blica y claramente sobre su preferencia sexual, guarda silencio.
¡°Mis pintas han sido siempre las mismas¡±, sostiene al referirse a su llamativa imagen. ¡°Desde que elijo mi propia ropa, mi estilo no ha cambiado. Siempre he sido un chicazo¡±. Reconoce que a la hora de vestirse se inspira en el cine y que su estrella favorita es River Phoenix, el malogrado actor que muri¨® por una sobredosis a la salida de una discoteca en Los ?ngeles. Pero, en su caso, de drogas ni hablar. ¡°Mucha gente en esta industria est¨¢ metida en el mundo de las drogas¡±, reflexiona. ¡°Yo ni siquiera he probado los porros ni nada. Tampoco pienso hacerlo¡±. Y es que antes de dedicarse a la moda, Erika Linder era una aplicada estudiante de derecho en un pueblo a las afueras de Estocolmo, el mismo donde naci¨® y fue al colegio. Siempre t¨ªmida y de pocos amigos, le tom¨® seis a?os decidirse a contestar la llamada del agente que, cuando ten¨ªa apenas 14, la descubri¨® a la salida de un concierto y le ofreci¨® comenzar una carrera de maniqu¨ª.
Con frases como: ¡°No soy una modelo. Esto es simplemente algo que hago¡±, demuestra que, a d¨ªa de hoy, sigue sin creerse del todo el cuento.
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