El b¨¢lsamo de Fierabr¨¢s
Aumentar la inversi¨®n y el gasto p¨²blico para fomentar el crecimiento no es deseable ni posible
Seg¨²n la leyenda carolingia este b¨¢lsamo milagroso, que cura todos los males, lo encuentra Fierabr¨¢s durante un saqueo de Roma, en unos barriles que conten¨ªan el b¨¢lsamo con que se ungi¨® a Jesucristo al descenso de la cruz.
La situaci¨®n de Espa?a, con el d¨¦ficit p¨²blico disparado, la econom¨ªa bajo m¨ªnimos, el desempleo en m¨¢ximos hist¨®ricos, la prima de riesgo en zona de intervenci¨®n y el sector bancario en v¨ªa de rescate parece pedir una soluci¨®n milagrosa. Quiz¨¢ por ello algunos sindicatos, partidos pol¨ªticos y medios de comunicaci¨®n proponen su propio b¨¢lsamo de Fierabr¨¢s: aumentar la inversi¨®n y el gasto p¨²blico para fomentar el crecimiento. Esto, desde mi punto de vista no es una pol¨ªtica deseable, ni siquiera posible, por varios motivos.
El primero es que Espa?a, en los a?os del 2002 al 2007, aument¨® fuertemente el gasto p¨²blico y una parte considerable de este aumento no fue a mejorar los servicios al ciudadano, sino a engordar las estructuras administrativas, pol¨ªticas y sindicales y a pagar gastos innecesarios. Por eso, la prioridad del gobierno debe ser racionalizar el gasto eliminando la parte prescindible.
El segundo es que la inversi¨®n p¨²blica se rige por criterios pol¨ªticos adem¨¢s de econ¨®micos y por ello suele ser poco eficiente. Buena parte de esta inversi¨®n durante la d¨¦cada pasada ha sido inadecuada, y nos ha dejado, por poner un ejemplo, con 47 aeropuertos y 51 universidades p¨²blicas, m¨¢s que Francia o Alemania, muchos de ellos sin apenas usuarios.
El tercero es que el retraso en racionalizar el gasto y la inversi¨®n p¨²blicos es precisamente lo que nos ha tra¨ªdo hasta aqu¨ª. Los d¨¦ficits de 2008 a 2012, que han duplicado la deuda p¨²blica, han coincidido con el aumento del deterioro econ¨®mico y del paro.
Y el cuarto es, sencillamente, que no podemos. Los inversores ya no nos prestan dinero en condiciones razonables porque dudan de que se les pague. Si Espa?a no consigue dejar de gastar m¨¢s de lo que ingresa, el dinero ser¨¢ cada vez m¨¢s caro.
Por todo esto, la contenci¨®n del d¨¦ficit es insoslayable, y as¨ª lo entiende el gobierno, que est¨¢ tomando una serie de medidas para reducirlo, las ¨²ltimas el martes pasado, en general en la buena direcci¨®n.
La participaci¨®n de la ciudadan¨ªa en esta tarea es primordial, y requiere un esfuerzo de informaci¨®n y comunicaci¨®n muy superior al que el gobierno est¨¢ dando. Para empezar, deber¨ªa haber un responsable de econom¨ªa que inspirara confianza y explicara cu¨¢l es la situaci¨®n global del pa¨ªs, lo que se est¨¢ haciendo para corregirla, los objetivos fijados y su cumplimiento con la mayor cobertura y frecuencia posibles. La mala comunicaci¨®n hace que los inversores est¨¦n m¨¢s retra¨ªdos, nuestros socios de la Uni¨®n Europea m¨¢s preocupados y la ciudadan¨ªa m¨¢s descontenta.
El crecimiento tiene que venir de los emprendedores privados
Para ayudar a la comprensi¨®n de los problemas a que nos enfrentamos y sus posibles soluciones a?ado un borrador de plan.
Objetivos. Los obvios: reducir el d¨¦ficit, detener la ca¨ªda del empleo, mantener la red de protecci¨®n social y recuperar la confianza de los inversores, nuestros socios y la ciudadan¨ªa.
Para lograrlo necesitamos recuperar el crecimiento, aumentar los ingresos p¨²blicos y reducir los gastos. Veamos el plan para cada uno.
Fomentar el crecimiento. El crecimiento tiene que venir de los emprendedores privados nacionales o extranjeros y el papel del sector p¨²blico debe ser el de ayudarles. Para ello debe:
- Resolver los problemas del sector bancario para que pueda financiar la actividad productiva.
- Buscar esquemas de financiaci¨®n a las PYMES. El descuento de facturas es primordial, y si los deudores son entidades p¨²blicas deber¨ªa ser autom¨¢tico.
- Reducir los tr¨¢mites y dificultades a la inversi¨®n productiva en cualquier sector: regulaciones, plazos, licencias, tasas, tarifas, horarios, etc.
- Igualar, en todo lo posible y hacia m¨ªnimos, la regulaci¨®n en toda Espa?a.
- Completar y aplicar la reforma laboral, para reducir el riesgo de la contrataci¨®n, crear oportunidades para los j¨®venes y aumentar la competitividad de la econom¨ªa.
- Poner los medios para que la inversi¨®n vuelva al sector de la construcci¨®n. Para ello el gobierno debe ayudar fiscal y financieramente a la salida de los stocksacumulados, facilitar los proyectos agilizando la concesi¨®n de licencias y eliminando la corrupci¨®n, reducir el papel de los ayuntamientos y asegurar la seguridad jur¨ªdica en los temas urban¨ªsticos.
La puesta en marcha de estas pol¨ªticas quiz¨¢s tarde en hacer efecto, pero es la v¨ªa para conseguir resultados duraderos.
Aumentar los ingresos. El gobierno debe publicar un presupuesto detallado del montante previsto para los aumentos de ingresos, que incluyen:
- Subidas de impuestos y reducci¨®n de desgravaciones: ya est¨¢n IRPF, IVA, reducci¨®n por vivienda, patrimonio, sociedades, etc.
Es un esfuerzo monumental, como monumentales han sido los excesos que nos han tra¨ªdo hasta aqu¨ª
- Reducci¨®n del fraude: hay sectores econ¨®micos enteros que apenas tributan, ni facturan IVA por los servicios que prestan.
- Cobro de servicios: medicinas, ense?anza universitaria, transporte p¨²blico, museos, autopistas, etc. Ser¨ªa conveniente un debate p¨²blico sobre los principios a aplicar.
- Venta de activos p¨²blicos no indispensables: desde Aena y Loter¨ªas hasta edificios p¨²blicos innecesarios.
Reducci¨®n de gastos. Las principales partidas del gasto p¨²blico, sanidad, educaci¨®n, polic¨ªa, defensa, que responden a servicios directos a los ciudadanos, deben ser examinados con el doble criterio de eficacia ¡ªservicio al menor coste posible¡ª y eficiencia ¡ªlimitar los servicios especializados donde haya pocos usuarios.
En el resto de los gastos, descontrolados en los a?os anteriores a la crisis, los ciudadanos esperan del gobierno una reducci¨®n dr¨¢stica. Para ello es indispensable una revisi¨®n caso a caso, quiz¨¢ sobre un presupuesto de base cero, para examinar la necesidad de cada partida.
Sin ¨¢nimo de ser exhaustivo se dividen las partidas de gasto que se deben reducir dr¨¢sticamente en cuatro grupos:
- Gastos duplicados: entre las administraciones central, auton¨®mica y local existen duplicaciones en las estructuras judiciales, legislativas, administrativas y de gesti¨®n que hay que reducir.
- Gastos suntuarios: Con los que cada nivel de administraci¨®n subraya su poder: palacios presidenciales, parlamentos auton¨®micos, tribunales supremos, aeropuertos, embajadas, televisiones p¨²blicas, radios municipales. Multiplicaci¨®n de universidades, teatros de la ¨®pera, ciudades de la cultura, coches oficiales, conductores, guardaespaldas, jefes de protocolo, etc.
- Gastos ineficaces: Los servicios prestados podr¨ªan absorberse por otras instituciones: diputaciones provinciales, empresas p¨²blicas estatales, auton¨®micas y municipales, c¨¢maras de comercio, ayuntamientos en pueblos peque?os, etc.
- Gastos innecesarios: los que no deb¨ªan ser sufragados por la hacienda p¨²blica en ninguno de sus niveles como subvenciones a patronales, sindicatos y religiones, gastos personales de empleados p¨²blicos, etc.
Cada uno de estos gastos beneficia a intereses especiales que usar¨¢n todos los medios para mantenerlos y eso hace indispensable recabar el apoyo de los ciudadanos a trav¨¦s de la informaci¨®n.
Ep¨ªlogo. En conjunto, es un esfuerzo monumental, como monumentales han sido los excesos que nos han tra¨ªdo hasta aqu¨ª. Ahora es necesario realizarlo con profesionalidad, dejando de lado los intereses de gremio y de partido, y dando participaci¨®n a los ciudadanos a trav¨¦s de la comunicaci¨®n.
Es un esfuerzo de todos. El b¨¢lsamo de Fierabr¨¢s en forma de eurobonos o planes europeos de crecimiento son bienvenidos, pero s¨®lo servir¨¢n si todos hacemos los deberes que nos toquen. Quiero pensar que nuestro gobierno tiene un plan global para sacarnos de ¨¦sta. Si no lo tiene, mal vamos; si lo tiene, los ciudadanos tenemos derecho a conocerlo.
Pablo Atienza es gestor de inversiones.
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