Tiempos dif¨ªciles
Rajoy debe convocar a la oposici¨®n para consensos b¨¢sicos sobre ajustes que Espa?a necesita
El Gobierno de Rajoy se ha visto sorprendido por el hecho de que los duros ajustes aprobados no hayan generado confianza en los mercados. Sin duda la acci¨®n urgente del BCE resulta indispensable para que la cuarta econom¨ªa de la eurozona pueda financiarse a costes sostenibles, pero esa urgencia no puede obviar otra. La de dar respuesta a la sorpresa e indignaci¨®n de una parte de la ciudadan¨ªa a la que el Ejecutivo no ha preparado como deber¨ªa para entender que la salida de la crisis exige fuertes sacrificios, sin los cuales Espa?a no tiene futuro alguno. Tampoco le ha detallado sus opciones a la hora de repartir las cargas. El clamoroso d¨¦ficit de explicaciones se salda con la peligrosa idea que buena parte de la calle ha retenido de cuanto est¨¢ ocurriendo: que esto es, sencillamente, ¡°un atraco¡±. Lo que est¨¢ ocurriendo es extraordinariamente duro, pero desde luego no es un atraco.
Refugiado en el silencio y el secreto, el Gobierno tampoco ha aceptado la oferta de pacto realizada por el l¨ªder del principal partido de la oposici¨®n, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Rajoy ha reconocido la imposibilidad de que el Gobierno saque a Espa?a de la crisis en solitario, pero no ha aceptado la mano tendida del PSOE, ni la llamada al di¨¢logo de grupos como CiU. A su vez, la oposici¨®n tampoco ha entendido que esta crisis impone una estrategia econ¨®mica con muy poco margen de maniobra y que se habr¨¢n de tomar medidas a¨²n m¨¢s complicadas en el futuro no muy lejano ¡ªsobre pensiones, empleo p¨²blico y tama?o de las Administraciones, entre otras cosas¡ª que exigir¨¢n nuevos esfuerzos. Para ello se necesita de verdad su concurso, no solo para figurar como copaladines de la defensa de Espa?a en Europa.
En todo caso, al presidente le toca convocar a las principales fuerzas pol¨ªticas para buscar estos consensos. A diferencia de los Pactos de la Moncloa en la Transici¨®n, favorecidos por el objetivo de salir de la dictadura, cualquier di¨¢logo se ve dificultado ahora por el clima de desconfianza acumulado. Pero todos saldr¨¢n perdiendo si no llegan a un consenso sobre c¨®mo repartir los costes de la crisis y c¨®mo combinar rigor e iniciativas de crecimiento; c¨®mo moverse en la UE; y c¨®mo impedir que la indignaci¨®n en las calles se desborde. El d¨¦ficit de explicaci¨®n de las medidas tomadas y la ocultaci¨®n de los documentos del rescate bancario son combustible que puede alimentar el incendio ciudadano.
En paralelo a estos trabajos herc¨²leos, Espa?a no puede resignarse a convivir con el aumento de un paro insoportable (la previsi¨®n es del 24% para 2013). La l¨®gica invita a pensar que la patronal y los sindicatos tambi¨¦n deber¨ªan ser convocados a la b¨²squeda de consensos. Pero nada de esto es posible si el Gobierno se mantiene retranqueado, sorprendido por la falta de resultados pese al accionar constante de la m¨¢quina de los decretos leyes. Al jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, le toca liderar el proceso y llamar a los partidos de la oposici¨®n para llegar a consensos b¨¢sicos que no pueden fraguarse desde la exigencia o el ninguneo. Y a la oposici¨®n, especialmente al PSOE, contribuir a unas decisiones que vendr¨¢n en el oto?o, dif¨ªciles, pero que han de ser equitativas. Europa debe confirmar su apuesta por el euro, pero a los responsables pol¨ªticos de Espa?a les corresponde impedir que el pa¨ªs se desespere por falta de salidas y se rompa en un s¨¢lvese quien pueda.
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