Crimen y castigo
La condena de Munar fortacele el principio de que no hay impunidad frente a la corrupci¨®n
La condena a cinco a?os de c¨¢rcel de la expresidenta de Uni¨® Mallorquina, Maria Ant¨°nia Munar, no solo certifica el final pol¨ªtico de la mujer que durante una treintena de a?os movi¨® m¨²ltiples hilos en las islas Baleares, sino que representa un nuevo y serio paso judicial para sentar la mano a la corrupci¨®n y lanzar el mensaje de que la impunidad cada vez es m¨¢s dif¨ªcil. El principal de los delitos por los que Munar ha sido condenada es la malversaci¨®n de caudales p¨²blicos, derivado de subvenciones y contratos a productoras y medios de comunicaci¨®n bajo el control del que fue su partido, hoy disuelto y reconvertido en una peque?a agrupaci¨®n. Munar ha recurrido la sentencia ante el Supremo y ser¨¢ el alto tribunal el que finalmente confirme o no los t¨¦rminos de la sentencia, pero no est¨¢ de m¨¢s recordar que este solo es el primero de los cinco sumarios judiciales abiertos a la reina de Mallorca.
Los jueces que la han condenado aportan un razonamiento muy interesante: le imponen cinco a?os y medio de c¨¢rcel, as¨ª como inhabilitaci¨®n absoluta por nueve a?os y seis meses, atendiendo al ¡°plus de antijuridicidad¡± que representa su conducta por el cargo que ostentaba, el m¨¢s alto dentro de la corporaci¨®n, a la saz¨®n el Consell de Mallorca; y atendiendo, igualmente, ¡°al contexto social que desgraciadamente vivimos y al perjuicio real y efectivo que se ha provocado al administrado, tanto en su vertiente econ¨®mica como de la necesaria confianza en sus autoridades en la administraci¨®n de los caudales p¨²blicos que, no obviemos, se conforman con los impuestos ciudadanos¡±.
Corromperse o dejarse corromper no es un delito que tenga consecuencias sobre la vida o la integridad f¨ªsica, pero no puede ser considerado un delito menor. Durante demasiados a?os se ha rodeado de una comprensi¨®n excesiva a este grav¨ªsimo fen¨®meno, valorado simplemente como una fea costumbre inherente a la clase pol¨ªtica. Grave error el haber dejado correr esta interpretaci¨®n, que mancha a los pol¨ªticos en su conjunto. La culpa es de los principales partidos con responsabilidades de Gobierno, principalmente el PP y el PSOE.
Estos no solo permitieron la corrupci¨®n de sus propios responsables en el archipi¨¦lago, especialmente en el caso del PP (Gabriel Ca?ellas se salv¨® de la c¨¢rcel por la prescripci¨®n del caso Soller, y Jaume Matas ha sido condenado recientemente), sino que hipervaloraron el voto de la minor¨ªa representada por Uni¨® Mallorquina. Con tal de llegar al poder, fuera en el Gobierno de las islas, en el Consell de Mallorca o en el Ayuntamiento de Palma, el partido de Munar actuaba como bisagra que favorec¨ªa a unos u otros, sin problemas pol¨ªticos o ideol¨®gicos, porque se trataba simplemente de hacerse con las parcelas de influencia que permit¨ªan controlar las arcas p¨²blicas y enriquecerse. La patente de corso concedida a Uni¨® Mallorquina por parte del PP y del PSOE ha sido una de las mayores contribuciones al desprestigio general de la pol¨ªtica en Espa?a.
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