Casi matan a Saouti Ha?dara
La noche del 12 de julio, un grupo de encapuchados armados con fusiles irrumpi¨® en la redacci¨®n del peri¨®dico El Independiente, en Bamako, y secuestr¨® a su director, el veterano periodista Saouti Labass Ha?dara, de 62 a?os. Lo subieron en un coche, lo llevaron a unos 40 kil¨®metros de la capital, le pegaron una paliza brutal y lo dejaron abandonado en medio del campo. Adem¨¢s de una desagradable herida en la cabeza y contusiones por todo el cuerpo, le hab¨ªan roto el brazo.
En se?al de protesta, el martes 17 de julio los peri¨®dicos de Mal¨ª no salieron a la calle. Pero los periodistas s¨ª. Ese d¨ªa, unos 500 protagonizaron una manifestaci¨®n que lleg¨® hasta la sede del Gobierno maliense para denunciar el grave retroceso de la libertad de prensa que vive este pa¨ªs tras el golpe de estado del pasado 22 de marzo y, sobre todo, las agresiones a periodistas desde entonces. Al menos cinco han sufrido secuestros, violencia e intimidaci¨®n a manos de personas an¨®nimas o directamente de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
¡°Es inadmisible. Vamos a llegar hasta el final en la defensa de los periodistas porque cuando se agrede a los profesionales de la informaci¨®n se est¨¢ agrediendo a todo el pa¨ªs. A Saouti casi lo matan, lo dieron por muerto, ?a d¨®nde vamos a llegar?¡±. Ibrahim Coulibaly es el presidente de la Uni¨®n Nacional de Periodistas de Mal¨ª y est¨¢ muy enfadado. ?l ya vivi¨® en sus propias carnes una agresi¨®n que dio la vuelta al mundo hace algunos a?os. Y es que, pese a los cambios de gobierno y de r¨¦gimen, algunas cosas no parecen haber cambiado en Mal¨ª. En todo caso, han ido a peor.
Esta es, al menos, la opini¨®n de la mayor¨ªa de los periodistas. El pasado 22 de marzo, el capit¨¢n Amadou Haya Sanogo encabezaba un golpe de estado militar contra el presidente Amadou Toumani Tour¨¦ cuando faltaba un mes para que se celebraran elecciones presidenciales. La asonada, que se produc¨ªa en medio de una amplia ofensiva de los rebeldes tuareg y los islamistas en el norte del pa¨ªs, logr¨® derrocar al hist¨®rico ATT y aupar al poder a una junta militar. D¨ªas despu¨¦s, se acordaba con la Comunidad Econ¨®mica de Estados de ?frica del Oeste (Cedeao) la creaci¨®n de un gobierno de transici¨®n.
Sin embargo, en lugar de arreglarse, todo ha ido a peor. El norte est¨¢ bajo el control de grupos yijadistas que aplican la sharia a la poblaci¨®n y destruyen los monumentos de Tombuct¨², mientras que en el sur hay una gran inestabilidad, con el presidente interino fuera del pa¨ªs tras sufrir una grave agresi¨®n a finales de mayo. El pa¨ªs est¨¢ dividido entre quienes apuestan por una intervenci¨®n militar extranjera para liberar el norte y asegurar la transici¨®n y quienes consideran que el Ej¨¦rcito de Mal¨ª puede a¨²n salvar los muebles. Y este debate, como es l¨®gico, se traslada a la prensa con encendidas opiniones a favor y en contra.
Lo que no es l¨®gico es las agresiones a los periodistas. ¡°Estamos peor que con el antiguo r¨¦gimen¡±, asegura Fall. La paliza que sufri¨® Ha?dara, que se recupera en Dakar (Senegal) en un ambiente m¨¢s tranquilo, ha sido el punto de inflexi¨®n. Sus autores no han sido identificados. Este peri¨®dico se ha significado por su rechazo a la asonada militar y sus cr¨ªticas a los golpistas y muchos piensan que los autores podr¨ªan ser militares. O paramilitares. El Gobierno ha condenado la agresi¨®n y hasta la embajada de Estados Unidos en Bamako ha hecho p¨²blico un comunicado en el que muestra su consternaci¨®n por estas agresiones. Porque no ha sido el ¨²nico caso.
El pasado 2 de julio el director del peri¨®dico Aurora, Abdrahame Keita, fue tambi¨¦n secuestrado y golpeado. Y los directores de los peri¨®dicos Pretoria y 22 de septiembre fueron convocados por la Seguridad del Estado en un intento de amedrentarlos y hacerles ¡°bajar el tono¡± de sus denuncias y art¨ªculos, en los que, por regla general, hacen un llamamiento para que los militares dejen realmente el poder en manos civiles. La misma exigencia que puso sobre la mesa el pasado 14 de julio la Uni¨®n Africana: ¡°La junta militar se debe disolver de inmediato y dejar de interferir en el proceso de transici¨®n¡±.
Por todo esto, los trabajadores de la prensa salieron a la calle. Los periodistas-manifestantes se reunieron en la sede de El Independiente y desde all¨ª, bajo un sol inclemente y rodeados de mucha polic¨ªa, marcharon hasta la sede de la Primatura, en la flamante Ciudad Administrativa de la capital maliense, donde entregaron un manifiesto y se disolvieron. Hubo cierta tensi¨®n, pero ni un solo incidente. Entre los gritos y las consignas que se corearon destacaba una, ¡°Plus jamais ?a!¡±, que se podr¨ªa traducir como ¡°?Nunca m¨¢s!¡±. Este ¡®grito de guerra¡¯, que recuerda en cierta medida al ¡®Y¡¯en a marre¡¯ senegal¨¦s, es tambi¨¦n el nombre de una asociaci¨®n surgida al d¨ªa siguiente del golpe de estado que tambi¨¦n ha sufrido en sus propias carnes los recortes a la libertad de expresi¨®n.
Sin embargo, la canci¨®n ha sido censurada en la ORTM, la televisi¨®n p¨²blica, "ahora no es el momento", les dijeron, y tan solo se est¨¢ distribuyendo en las redes sociales e Internet. ¡°Tras el golpe de estado, toda la esperanza que ten¨ªamos en nuestra democracia se vino abajo. Por eso, j¨®venes de diferentes procedencias y sectores decidimos unirnos en una asociaci¨®n para proponer soluciones¡±, asegura Mahamadou Wadidi¨¦, presidente del colectivo.
Nene Sy, portavoz de la asociaci¨®n, asegura que las libertades individuales han sido restringidas en Mal¨ª: "Tenemos que recuperarlas¡±. Organizan charlas, cadenas humanas, movilizan a la poblaci¨®n... No son muy numerosos, pero su eslogan va cogiendo fuerza y la canci¨®n de Amkoullel ya empieza a sonar. ¡°A diferencia de Y¡¯en a marre, nosotros no somos un grupo de artistas, en nuestra asociaci¨®n hay gente de distintos sectores, pero s¨ª hemos decidido utilizar el rap para conectar con la poblaci¨®n¡±, a?ade Wadidi¨¦.
En estos d¨ªas de mediados de julio hay dos posibilidades clim¨¢ticas en Bamako: o hace un calor sofocante o llueve. Y se pasa de una a otra en cuesti¨®n de minutos. De repente, empieza a soplar el viento, el cielo se oscurece y el agua cae como si no hubiera un ma?ana, dejando todo hecho un barrizal. El problema de la lluvia es que todos saben que vendr¨¢, pero nadie sabe cu¨¢ndo ni por d¨®nde, con lo cual te puede pillar, por ejemplo, atravesando uno de los tres puentes que cruzan el r¨ªo N¨ªger subido en una motocicleta. El remoj¨®n es inevitable. As¨ª est¨¢ Mal¨ª hoy, esperando la pr¨®xima tormenta.
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